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Redrado dimitió, pero “mal y tarde” según el gobierno

El desplazado titular del Central renunció ante la prensa y por e-mail ante Cristina. El Ejecutivo no lo aceptó.

redrado

 

Como el cuento de la buena pipa. Finalmente, el removido presidente del Banco Central que resistió su expulsión por decreto presidencial, Martín Redrado, anunció ayer en una conferencia de prensa su renuncia “definitiva” al cargo en medio de una extensa defensa de su gestión de más de cinco años al frente de la autoridad monetaria. Pero la crisis abierta por el economista no se cerró: el gobierno, que le había pedido al “golden boy” su alejamiento cuando desafió desde su puesto la materialización del Fondo del Bicentenario, ahora rechazó la anhelada dimisión que, sorpresivamente, fue formulada ante los periodistas y no por los canales institucionales. En cambio, y por boca del jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, el Ejecutivo anunció que seguirá con el trámite de destitución previsto en la Carta Orgánica del Central, que exige el consejo previo no vinculante de una comisión bicameral cuyos miembros, ayer mismo, coincidieron en prometer que emitirían opinión el próximo martes.

  Pasadas las 20.30, Redrado anunció anoche que dejaba la presidencia del Central a partir de ese momento. Y lo hizo en una conferencia de prensa a la que un rato antes había convocado en el hotel Marriott Plaza del porteño barrio de Retiro. Allí, el economista desarrolló una larga defensa de su desempeño en el cargo y anunció que en la tarde le había enviado por e-mail su dimisión a la presidenta Cristina Fernández.

Pero en paralelo, el jefe de ministros desactivaba la jugada de Redrado al señalar que el gobierno no aceptará la renuncia por correo electrónico, tras lo cual el economista agregó a la saga que lo tenía “sin cuidado” que el Ejecutivo legitimara o no su decisión.

“Siento que el ciclo mío en el Central ha concluido, he decidido alejarme del cargo”, dijo Redrado después de una introducción en la que destacó que había “buscado todos los pasos institucionales” para “reforzar la independencia del Banco Central” y que el gobierno no había hecho “lo propio”.

Antes de la conferencia de prensa, se había concretado la cuarta reunión de la comisión bicameral que debe emitir consejo no vinculante a la presidenta Cristina Fernández sobre la destitución del díscolo funcionario, en acuerdo al nuevo camino que eligió el Ejecutivo luego de las trabas judiciales que complicaron la remoción por decreto de necesidad y urgencia: el de la Carta Orgánica de la autoridad monetaria.

Lo cierto es que los tres miembros que hoy componen la bicameral coincidieron en especular que este martes estaría el dictamen. Y los trascendidos indicaban que con diferentes argumentos todos recomendarían la destitución: el vicepresidente opositor Julio Cobos, el diputado nacional kirchnerista por Santa Fe Gustavo Marconato y su par por Capital Federal de la Coalición Cívica Alfonso Prat Gay, a la sazón antecesor de Redrado en el cargo.

“No hay renuncia para nosotros, no se le va a aceptar”, dijo anoche Aníbal Fernández cuando aún la conferencia de prensa de Redrado no había concluido. El jefe de Gabinete recordó que el 6 de enero el gobierno “ya le había aceptado una dimisión anterior” al economista y que, ante su negativa a abandonar el cargo, fue removido por decreto de necesidad y urgencia. Y en esa línea, completó que el Ejecutivo esperará a que la bicameral “se expida” sobre el tema para que “cuando la presidenta tenga el consejo tome la decisión” que deba.

De hecho, la renuncia de Redrado aliviaba la carga de los dos miembros opositores de la bicameral. Cobos ya había dado señales de que no volvería a votar en contra del gobierno como en la “125”, pero con esto se veía en la dificultad de no quedar “pegado” al oficialismo justo en plena campaña de posicionamiento como candidato presidencial opositor de cara a 2011.  Y Prat Gay, que en las entrevistas a Redrado en la bicameral fue quien más lo atacó con argumentos técnicos contra todo su accionar –no sólo el referido al Fondo del Bicentenario –, se encontraba en la disyuntiva de desafiar a su jefa política, la híper opositora Elisa Carrió, enfrentada a rajatabla tanto con Cobos como con el kirchnerismo.

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