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Son leyenda

Redes de Tinta atrapan fantasías de estudiantes de toda Santa Fe

A las 300 mil obras que el Ministerio de Educación entregó a escuelas en 2017 y 2018 se sumará igual cantidad sólo este año. Con el programa Tertulias Literarias, en muchos hogares santafesinos entró por primera vez un libro


Los nuevos títulos de la colección Redes de Tinta que el Ministerio de Educación de la provincia utiliza para las Tertulias Dialógicas Literarias, ya están llegando a las escuelas. A los 300.000 ejemplares que ya se distribuyeron entre 2017 y 2018 la cartera educativa sumará otros 300.000 este año, por lo que en total serán 600.000 los ejemplares repartidos en toda Santa Fe. A los 11 libros clásicos de la literatura universal y latinoamericana ya publicados, este año se suman otros cuatro títulos: “Tom Sawyer”, del autor estadounidense Mark Twain; “La casa de Bernarda Alba”, una obra de teatro de Federico García Lorca; “La metamorfosis” de Franz Kafka; y una selección de cuentos de Edgar Allan Poe.

“Estos libros se entregan a cada estudiante y ellos los pueden llevar a su hogar, pero no todo termina en la distribución, sino que también formamos a los docentes para aplicar esta metodología de Tertulias Literarias, que incentiva la lectura y genera una serie de actividades que permiten que todos lean, que todos opinen”, entusiasmó la ministra de Educación, Claudia Balagué. “El libro resulta uno de los principales elegidos a la hora de pensar qué más podemos llevar a manos de nuestros estudiantes”, marcó la funcionaria. Y, en ese sentido, completó: “El libro nos abre al mundo: nos acerca a saber, comprender, disfrutar, imaginar, compartir, viajar al interior de cada uno. Reúne a la familia, invita a tomar la iniciativa, a construir nuevos relatos”.

Las Tertulias Literarias son un espacio que cuenta con un docente moderador, formado para hacer que los chicos lean los clásicos universales –adecuados a su nivel educativo–, que luego seleccionen párrafos que les hayan llamado la atención, los compartan con la clase y reflexionen sobre algún tema de su cotidianidad, problemáticas, sentimientos que les haya inspirado el libro.

Mi primer libro

Una encuesta entre 1.253 estudiantes realizada por la cartera educativa evaluó el impacto del espacio de Tertulias Literarias. Una de las respuestas surgidas de ese sondeo es que un 7,8% de los alumnos dijo que el de Tertulias es el primer libro que tienen en sus casas, ya que el ejemplar que reciben en la escuela a través de esta práctica pedagógica les pertenece y se lo puede llevar.

En esos hogares el capital cultural se vio incrementado gracias a este aporte literario. Lo mismo sucede para aquellos que contestaron que en sus casas hay “pocos libros” (18%) o “algunos libros” (31%).

Alicia Bal, docente de primer grado de la Escuela Nº 1257, del barrio Las Flores, Rosario, destacó la importancia de esta acción: “Es una escuela de una zona desfavorecida; ellos iban y venían con su libro en la mochila. Chicos que no tenían un libro propio por falta de recursos y que accedieron a su primer libro; fue fantástico”, celebró.

Y, cuando se les consultó a los estudiantes con quién leyeron los libros, un 63,7 % respondió que lo hizo “con un familiar” (madre, padre, hermanos, abuelos, tíos), además de su “docente” y “compañeros”. Incluso, entre los comentarios libres que permitía la encuesta anónima, uno de ellos contó: “Cuando estaba en mi casa leí el libro junto con mi mascota”.

A la hora de la participación en el espacio de Tertulia Literaria, un 93% de los encuestados refirió que pudo “contar sus opiniones” sobre el libro, y un 68% que se sintió “escuchado” por sus compañeros.

Rodrigo Chechi, de 16 años y alumno de la Secundaria Orientada Nº 368 de la localidad de San Eduardo, refirió: “Lo que me gustó de las Tertulias es la lectura con los chicos, leer entre todos es más entretenido, charlarlo e interpretarlo en conjunto hace que no sea aburrido leer”. En su opinión, cambió toda la dinámica escolar: “Hay chicos que son muy tímidos en clase y aquí hablaban, se animan más, eso me permitió conocer la opinión de los otros”.

Alejandra Fassi es profesora de sordos y se desempeña en la Escuela Especial Nº 2028 de la ciudad de Santa Fe. La docente realizó la capacitación en Tertulias Literarias el año pasado y tomó el desafío de aplicarlo entre los jóvenes sordos de su institución.

“Con un grupo de seis adolescentes de 15 a 19 años trabajamos con el libro «Cuentos de la Selva» (Horacio Quiroga) y fue realmente un desafío tanto para ellos como para mí. Tuvieron que interpretar el libro, buscar imágenes en la computadora si no entendían los términos porque ellos se refuerzan con las imágenes para tener una mejor comprensión”, contó.

“Cuando lo vieron por primera vez al libro, me decían que era imposible llegar a interpretarlo. Pero lo hicieron muy bien, más que nada con la historia de «La tortuga gigante». Empezaron con una línea, luego el párrafo, fuimos complejizando. Me sirvió mucho el respeto por el turno de cada uno que proponen las pautas Tertulias no sólo para este sino para otros espacios”, amplió. “Fue una tertulia en lengua de señas, y oralizada también, en el caso de los dos alumnos con implante coclear. Este año quiero volver a aplicarlo”, se entusiasmó Fassi.

Con todo, cerca de 900 estudiantes del total de los encuestados, las tres cuartas partes, contestaron que la Tertulia Literaria los llevó “totalmente” y “mucho” a querer leer otros libros. En el mismo sentido, aportaron que el dispositivo les sirvió para “conocer palabras nuevas”, “entender lo que leen”, “conocer más a los compañeros” y “participar más en clases”.

Claro que a veces las expectativas son ostensiblemente más altas, como la de una alumna que en la encuesta contó su “desilusión” frente a lo que esperaba: “La seño nos dijo que nos iba a mostrar una cosa. Yo creí que era la verdadera Alicia… ¡Pero no, era una de tela!”. Se refería a la obra de Lewis Carroll, pero fomentar la creatividad y la fantasía es cosa de libros.

Hojas de libertad

Las ediciones anteriores de Redes de Tinta incluyeron “Un cuarto propio”, de Virginia Woolf; “Aguafuertes y cuentos”, de Roberto Arlt; “El avaro”, de Moliere; “Frankenstein”, de Mary Shelley; “El árbol florido”, que incluye 50 poemas clásicos de autores latinoamericanos y españoles. También “Alicia en el país de las maravillas”, de Lewis Carroll; “Cuentos de la Selva”, de Horacio Quiroga; “Cuento de Navidad”, de Charles Dickens; “Fábulas de Esopo”; “Antígona”, de Sófocles; y “Sueño de una noche de verano”, de William Shakespeare.

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