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Recorrido didáctico por la oscuridad del Holocausto

Jóvenes de la colectividad judía realizan una muestra con relatos de la historia más cruda del siglo XX.

Por: Luciana Sosa

En la sinagoga de la Asociación Israelita de Rosario (Paraguay 1152) se inauguró una muestra que refleja la crudeza del genocidio judío. La propuesta está dirigida especialmente a estudiantes primarios y secundarios y tiene como fin mostrar esa parte de la historia mundial que de la que tan poco se conoce. “El mensaje general de la muestra es aprender y saber qué ocurrió y comprometerse como ciudadanos e integrantes de una sociedad a que no vuelva a ocurrir, con ninguna religión, con ningún otro tipo de ideología”, señaló Sharon Isaack, una de las coordinadoras de la muestra.

La exposición está basada en la filosofía educativa de Yad Vashem que habla del Holocausto en Israel. El Vashem es una de las entidades más grandes que se dedica a la pedagogía sobre el tema y fragmenta la historia en un antes, durante y después del Yohá, que significa catástrofe. “Tratamos de no utilizar la palabra Holocausto porque significa sacrificio mediante la incineración, y esto no fue así, no hubo ningún sacrificio ante ningún dios. Esta historia se plantea desde 1933, cuando aparece Adolf Hitler hasta 1945, cuando finaliza la Segunda Guerra Mundial”, señaló Isaack.

El recorrido es bastante oscuro, como la realidad que padecieron los integrantes de la comunidad judía. El maltrato a ellos está reflejado en fotos, en publicidades con mensajes nazis,

En el comienzo de la muestra se puede ver mediante fotos y videos cómo era la vida de los judíos antes de la llegada del nazismo, luego se pasa a la ideología nazi, quién es Hitler y cómo surge el nazismo. “No hay nazismo sin Hitler; por lo menos nosotros no lo conocimos de otra manera”, aseguró Isaack.

El proceso del nazismo se ve reflejado en las páginas de Mi lucha, el libro en el que Adolf Hitler rememoró sus objetivos acerca del pueblo judío y el exterminio como única meta por la comunidad.

En el centro de la muestra hay un cilindro con publicidades del nazismo donde muestran a los judíos dejados, gordos, holgazanes, feos y disminuidos. En tanto, los soldados alemanes se reflejan como hombres fornidos que levantan toda una nación, que son el ejemplo de la sociedad a la que arribaron y su supuesta superioridad ante el pueblo que luego buscó exterminar.

Asimismo, Leonor Zadunaisky, otra de las coordinadoras y diseñadoras de la muestra, señaló los colores que se manejan a lo largo de la exposición: “Comenzamos por unas telas color crema, como las paredes de cualquier hogar, para mostrar algo cotidiano en la vida de los judíos. Luego, con la llegada del nazismo, utilizamos telas grises, porque la realidad del pueblo comenzó a oscurecerse hasta llegar a las telas negras, donde vemos el maltrato, la oscuridad del encierro en los campos de concentración y en las cámaras de gas donde los mataban”.

También se habla de los cristales rotos, esa noche fatídica donde se agrede físicamente a los judíos (se deportó unos 30 mil), se quemaron libros, retratos, todo lo relacionado a su cultura, a su historia y a su identidad.

Ellos no podían trasladarse en su propia ciudad, inclusive una de las fotos más dramática muestra cómo un judío yace muerto en la calle y decenas de personas, grandes y chicos pasan por su costado como si se tratara de un adoquín más de la calle. “Nos duele mucho saber que la muerte de los judíos estaban tan naturalizada por entonces que la gente seguía su camino como si no pasara nada. Eso es algo que notamos hoy en día cuando caminamos por las calles de la ciudad y vemos gente que está pidiendo; no nos equivoquemos: esta sociedad, en el siglo XXI también discrimina y lastima a sus integrantes”, manifestó la joven.

En Mi lucha se plantea el darwinismo social: hay una raza aria, superior, que tiene que dominar al mundo y una raza inferior (donde se ubica a los judíos, polacos, negros, gitanos) a ser dominada. Hitler habla de diferentes cuestiones de esta ideología, que incluía la expansión de los alemanes. Habla de las tres clases humanas, la creadora que incluye a los arios, el resto no puede crear, y esto va estaba planteado en la obra de Wagner, músico preferido de Hitler.

“No se conoce esta historia; soy docente y cuando se habla de la Segunda Guerra Mundial apenas se menciona algo de todo esto, o bien se basan en el libro El diario de Ana Frank y en realidad hay muchas cosas que lo revelado por ese texto. En estos momentos en que hay gente que niega esta matanza y paralelamente algunos sobrevivientes que cuentan cómo fueron sus días allí; nosotros tomamos la posta y contamos la historia, por eso se lo relatamos a los estudiantes”.

A su vez, relató que han sido visitados por colegios cada año, aunque hay muchos otros de la ciudad que “no quieren venir, los invitamos cada año pero no hay respuesta”. La mayoría de las visitas que recibe la muestra anual despide a chicos sorprendidos ante las imágenes vistas. “Ellos no conocen esta historia y aquí se rompen muchos mitos; nos han llegado preguntar si nuestros antepasados tenían cola y cuernos; es una locura que no se conozca y no se sepa que somos todos iguales y sólo nos diferencia la religión”, expresó Isaack.

“Hoy hay genocidio en muchos lugares del mundo, nosotros fuimos víctimas de uno y las persecuciones raciales y por ideologías están a la orden del día y no se habla de eso, es increíble que a tantos años sigan sucediendo esas cosas”, añadió.

El Holocausto fue la sistematización de la matanza y esta exposición demuestra cómo se puede hacer de una mentira algo que la gente termine apoyando; como decía Goebbls: “miente, miente, que algo quedará”.

El final del recorrido está ornamentado con telas blancas, sinónimo de la liberación, de la paz y la esperanza de dar a conocer esta historia, este dolor y que el mundo la conozca e integre a los judíos, como es la función de estos chicos que a diario relatan el dolor, la lucha y la esperanza por su pueblo.

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