Política

Vida de revolucionario

Recordaron al militante Sergio Schilmann a un año de su fallecimiento: “No dejó nunca de luchar contra el fascismo”

Sergio Schilmann, militante comunista y testigo clave de la megacausa Feced falleció el año pasado, tras complicaciones de salud. Sus valores y su historia y su legado de vida fueron recordados en un sentido homenaje al militante revolucionario


Sergio Schilmann, en las puertas de Tribunales Federales. Foto: Andres Macera

Una nutrida audiencia de militantes, amigos, familiares y compañeros de militancia de Sergio Schilmann se congregó en el Centro Cultural Atlas (CCA) para recordar la vida y la voluntad del militante comunista que pasó a la historia como un testigo clave de la megacausa Feced, cuyo caso puso en evidencia la complicidad judicial en el genocidio que tuvo lugar en Argentina entre 1975 y 1983. Voces quebradas y memorias orgullosas se encontraron en un evento que no se dejó teñir por la solemnidad.

Un panel conformado por Norberto “Champa” Galiotti, secretario político del Partido Comunista en Rosario del cual Schilmann fue militante desde los 15 años, y Lucrecia Schilmann, hija de Sergio, encabezaron la conmemoración. El acto planeaba tener lugar en las puertas de los Tribunales Federales de Oroño al 900, con la plantación de un árbol en memoria de Schilmann, pero la incesante lluvia y la falta de respuesta de la Municipalidad para poder llevar adelante el homenaje hizo que el acto se trasladara al auditorio del tercer piso del CCA.

Schilmann: “No se saca este peso de encima, se acostumbra a vivir con él”

“Más que necesario, es una obligación poder recordar la figura de Sergio y lo que significó para cada uno de los militantes de nuestra organización política”, comenzó diciendo Galiotti. El titular del PCA  alentó a recordar a Schilmann desde de sus características más brillantes: “Pretendemos recordarlo con alegría militante, porque tuvimos la suerte de poder coincidir en este tiempo con un camarada con los valores de Sergio, con su trayectoria, fuerza militante, con su convicción y con algo que lo marcó hasta el último momento de su vida física: era un militante disciplinado. Cuando lo fuimos a visitar al hospital, él nos dijo que ya había planificado la campaña financiera para el Partido. Estaba en las últimas horas de su vida física, pensando en el aporte, en lo que era necesario para continuar trabajando el proyecto político”.

Recordó además su convencimiento,  su voluntad de lucha contra las fuerzas reaccionarias y fascistas que lo secuestraron durante la dictadura y que lo torturaron durante días, entre el 22 y el 28 de agosto de 1979, en su cautiverio en el sótano de la ex Jefatura de Policía, hoy sede de gobierno provincial.

El homenaje fue encabezado por Norberto “Champa” Galiotti, dirigente comunista de Rosario, y Lucrecia Schilmann, hija de Sergio

Galiotti, además, trajo a colación una serie de amenazas recibidas por el militante de la Federación Juvenil Comunista cordobesa, comunicador e influencer de Tik Tok, Bruno Lonatti de la mano de militantes del diputado libertario Javier Milei: “Ninguno de estos seres, a los que enfrentó Sergio en su forma militar durante su juventud y que hoy tienen una banca en el congreso es cómico ni gracioso, son peligrosos. No es un ser insignificante, el fascismo viene creciendo en Argentina, fascismo contra el que luchó Sergio”.

La dirigente Gabriela Durruty, abogada de derechos humanos que trabajó codo con codo con Schilmann para llevar adelante su caso por los delitos cometidos contra su persona, expresó la existencia de una deuda pendiente con la memoria, la verdad y la justicia como clave para una patria igualitaria, soberana y libre.

 “No lo podemos esperar del sistema judicial, si de la organización de nuestros pueblos. A través de Sergio pudimos poner en el banquillo de los acusados a los genocidas de saco y corbata y a los genocidas de sotana”, afirmó Galiotti, y sostuvo: “Fueron enjuiciados los de uniforme pero la complicidad del poder judicial, de los empresarios y de la iglesia con esta expresión de un gobierno burgués como es la dictadura, fue a partir del juicio por el cual Sergio pudo ver condenados a estos energúmenos que son la misma composición que tienen los que hoy atacan a Bruno en Córdoba. Son los mismos que dicen que hay que matar a aquellos que piensan diferentes”.

Sergio Schilmann luchó toda su vida por la libertad de los pueblos de América Latina y de Argentina, por la construcción de un mundo más justo. Desde las construcciones y las volanteadas en los barrios populares de Rosario hasta su participación en las Brigadas del Café en la Nicaragua sandinista en 1986: las desigualdades no entraban en su concepción de un mundo ideal, y fue ese ideal el que lo llevó a militar tozudamente por el socialismo.

“No dejó nunca de ponerle el valor y el cuerpo a la militancia por las causas justas, en favor de la lucha por la libertad y contra el fascismo”, concluyó Galiotti.

Lucrecia Schilmann, hija del homenajeado, habló de su padre en presente, y recordó al hombre como una persona de extraordinaria voluntad y optimismo. “Hasta el último momento estuvo planificando, siempre. Lo que iba a hacer, lo que quería llevar a cabo. Era un hombre que, en su forma física, tenía muchas complejidades y las pudo trascender a todas”, dijo la joven, feliz. Lucrecia hizo referencia a que, desde el fallecimiento de su padre, no ha dejado de encontrar escritos, apuntes, memorias de su padre, las cuales no ha podido terminar de leer.

Falleció el histórico militante Sergio Schilmann

“Fue él quien me hizo enamorar de la militancia, con debates siempre interesantes que impulsaban a seguir, nunca a retroceder”, concluyó la hija, quien prometió cumplir una promesa que le hizo a su padre en su lecho de muerte: hacer una fiesta en su honor. La tristeza poco tiene que ver con el espíritu de un revolucionario.

Luchar y resistir: una vida de militancia

Sergio Hugo Schilmann comenzó su militancia política a los 15 años, cuando estaba estudiando en el Superior de Comercio. A sus 25 años, mientras regresaba con sus padres de ver una función del circo Moscú, fue secuestrado por entre 7 u 8 hombres en la puerta de su casa, en avenida Godoy 3079, alrededor de las once de la noche del 22 de agosto de 1979. Era una de las patotas de Agustín Feced, por entonces jefe de la Policía provincial de Santa Fe.

El 22 de agosto es una fecha agria para la militancia revolucionaria en todo el país: en 1972, son asesinados por el comandante Roberto Bravo los 16 militantes fugados del penal de Rawson que estaban en cautiverio en la base Almirante Zar, a pocos kilómetros de Trelew, lo que se dio a conocer como la Masacre de Trelew. En 1977, la dictadura secuestró a Rubén’ Tito’ Messiez, dirigente del Partido Comunista. Al día de hoy permanece desaparecido.

El joven Schilmann fue secuestrado ante la mirada de sus padres, encapuchado con su propio buzo y empujado contra el piso de un Peugeot 505 que dio varias vueltas hasta llegar al sótano del Servicio de Informaciones, ubicado hoy en la sede de Gobernación de la provincia. Y allí comenzaron las torturas y las vejaciones.

El amor de Sergio Schilmann por el café y la música fue una de sus betas más nombradas en el homenaje a su vida y legado. Foto: Laura Tasada 

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