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Récord en seguridad social

Un informe del Ministerio de Trabajo da cuenta de un aumento inédito de nuevos aportantes al sistema previsional entre 2002 y 2009. En contrapartida, los menores ingresos se dieron en dictadura y en los 90.

El número de aportantes incorporados al sistema de seguridad social en el período comprendido entre 2002 y 2009 fue de 2,6 millones, lo que implicó un aumento de 54 por ciento en la cantidad de trabajadores formales durante en ese lapso, según un elevamiento que dio a conocer ayer el ministro de Trabajo de la Nación, Carlos Tomada. En contrapartida, las etapas más débiles en cuanto a incorporación de trabajadores en regla al sistema fueron las de la dictadura y la del neoliberalismo de los años 90, justo cuando se dieron los costos laborales más bajos por obra y gracia de la llamada flexibilización laboral cuyos defensores colocaban como condición para generar más puestos de trabajo.

El funcionario atribuyó esa tendencia a “la implementación de un régimen económico basado en el mercado interno y la producción nacional y con crecimiento del empleo, en particular el empleo decente, registrado”.

El informe presentado por Tomada fue elaborado por la Subsecretaría de Políticas de la Seguridad Social de la cartera laboral, y aborda la evolución del empleo en blanco tanto de los trabajadores en relación de dependencia (asalariados) como de los que se desempeñan por cuenta propia (autónomos).

Entre 1974, primer año disponible de la serie de mediciones, y junio de 2009, los aportantes totales al sistema nacional crecieron un 227 por ciento (pasaron de 3,5 a más de 8 millones). Es decir, más que se duplica el número de los trabajadores cubiertos por el sistema.

“Sin embargo, las dinámicas por períodos parciales no son homogéneas. Por el contrario, claramente se pueden diferenciar etapas que muestran tasas de crecimiento muy disímiles”, dice el estudio de la cartera laboral.

Las tasas de crecimiento del número de trabajadores aportantes al sistema de seguridad social durante la dictadura militar es el más bajo (12 por ciento) de los últimos 35 años.

Luego, durante los gobiernos de Raúl Alfonsín y de Carlos Menem, el incremento de aportantes fue prácticamente similar: 13 y 15 por ciento, respectivamente.

“Los tres sub-períodos están mostrando la limitaciones de modelos similares, aún con matices: una apertura económica irrestricta y abandono del mercado interno y del incentivo a la industria nacional como elemento dinamizador de la economía y del desarrollo económico”, señala la Subsecretaría de Políticas de la Seguridad Social en el estudio.

Así, entre 1976 y 1983 se incluyeron sólo 441 mil trabajadores en el sistema nacional de seguridad social; y de 1983 a 1989 se sumaron poco más de 516 mil trabajadores activos.

Luego, durante la vigencia de la convertibilidad –1991 a 2001–, se agregaron 687 mil trabajadores activos registrados al sistema, “aún con las condiciones laborales y reducciones de costos laborales indirectos (baja de cargas patronales a la seguridad social) más favorables de todo el período posterior a la recuperación de la democracia, ya que durante la dictadura militar (el ministro de Economía José Alfredo) Martínez de Hoz había eliminado por completo las contribuciones patronales”.

Pero en el período de vigencia de la convertibilidad, de 1994 a 2001, la tasa de variación de los aportantes se reduce significativamente (a sólo 4 por ciento), al eliminar el impacto del traspaso de las cajas provinciales.

Así, el número de nuevos aportantes de este período llega sólo a 200 mil trabajadores formales, descontando los traspasos de las cajas de Catamarca, Jujuy, La Rioja, Río Negro, San Luis, Tucumán, Salta, Mendoza, San Juan, Santiago del Estero y Ciudad de Buenos Aires.

Tomada destacó, en cambio, “la masiva incorporación de aportantes (trabajadores formales) desde 2002, que “no encuentra similitud no sólo en los últimos 35 años, sino seguramente en la historia de la seguridad social argentina, aún descontado el crecimiento demográfico”.

“Esto pone aún más en evidencia que las políticas llevadas a cabo en los años 90 –flexibilización laboral, reducción en 50 por ciento de las cargas patronales, nuevas formas de contratación, etc.–fueron muy poco eficaces para la generación de empleo, y en particular de empleo registrado”, indicó la Subsecretaría.

El estudio recuerda que tales políticas requirieron, además, “un esfuerzo muy significativo en la transferencia de recursos públicos, mediante subsidios al sector privado, y por tanto de reducción en los ingresos propios del sistema nacional de seguridad social, agravados por la existencia del sistema de capitalización y la transferencia de los aportes de los trabajadores activos a las AFJP”.

“El crecimiento económico basado en el mercado interno y la producción nacional, con crecimiento del empleo, en particular el decente (registrado) muestra claramente que es inclusivo”, concluyó el ministro Tomada.

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