Policiales

Doble homicidio en Puente Gallego

Reconoció un doble crimen pero alegó legítima defensa

El victimario admitió los homicidios pero dijo que fue en respuesta a un ataque a tiros por parte de una de las víctimas.


Foto: Juan José García.

Iván Van der Meulen, de 26 años, y Rodrigo Carrizo, de 22, fueron asesinados a tiros el pasado 20 de febrero en Puente Gallego. Este viernes, el muchacho apuntado como tirador fue imputado por el doble homicidio y la portación de un arma de uso civil. La Fiscalía dijo que la bronca empezó con el reclamo de una gorra que derivó en el demencial ataque a tiros. Mientras que el sospechoso aseguró que le había prestado 50 mil pesos a Iván. Dinero que se negó a devolverle y amenazó con matarlo. El imputado aceptó su responsabilidad en el hecho, aunque dijo que Iván disparó primero y se defendió. El juez interviniente dispuso la prisión preventiva del acusado por 90 días, hasta el 14 de junio próximo.

 

Acompañante uniformado

Osvaldo Fabián M., apodado Orejón, de 25 años, admitió haber disparado aquella noche de febrero en Punta del Indio y Viña del Mar. El fiscal Miguel Moreno lo imputó por el doble crimen. El sospechoso vive por Punta de Indio; salió de su casa, estaba junto con un hombre que nadie pudo identificar, aunque destacaron que iba vestido de policía. Mientras Iván disminuía la marcha del Peugeot 504 se acercó Rodrigo Carrizo. Un grupo de pibes miraba la escena desde la esquina.

En el momento en que el auto paró la marcha, testimonios relataron que Orejón le grito a Iván: “Eh, la gorrita”. Hubo un intercambio de palabras, según el fiscal, y Fabián sacó un arma de fuego y disparó. Lo mismo hizo su acompañante vestido con ropas policiales, dijo el funcionario. Los agresores escaparon a los tiros. Iván murió en el lugar por los 5 tiros recibidos, mientras que Rodrigo fue trasladado a un hospital Roque Sáenz Peña con 9 impactos de bala y falleció minutos después por una lesión torácica grave por esos múltiples proyectiles.

Un testigo de identidad reservada contó la secuencia y aseguró que hubo muchos testigos, pero que tenían miedo porque la tía de Orejón es policía. Y otros testimonios lo corroboraron. En el auto no se encontraron armas; tampoco los testigos declararon haber visto a las víctimas armadas. En el habitáculo del auto conducido por Van der Meulen encontraron 42 envoltorios con cocaína.

 

La tía policía

La tía del imputado se presentó espontáneamente en la Fiscalía y declaró que su hermana la había llamado para decirle que a su hijo lo había venido a buscar un hombre vestido como policía. La mujer que vive al lado de la casa del acusado dijo que la hermana de la oficial no conocía al hombre ni se identificó. La misma versión dio la madre de Orejón, en sede judicial. Para el fiscal este dato es un claro ejemplo de intento de entorpecimiento en la investigación, ya que la mujer echó culpas sobre un desconocido, desligando del caso a su sobrino que al declarar la contradijo, aseguró el fiscal.

La versión del imputado

“A Iván le presté 50 mil pesos. Me dijo: «En la semana te lo devuelvo», dijo Orejón. Contó que es maestro pizzero, que Iván sabía que trabajaba y había vendido su moto para comprarse un auto con esa plata. Esa tarde dijo que fue con su sobrinito a comprar facturas. Iván estaba en la puerta de su casa y no lo saludó. Cuando volvió a pasar le disparó un tiro, aseguró. Más tarde fue a su casa y le dijo que no volviera a pedirle la plata porque iba a matar a su sobrino y su mamá. Le aseguró que lo esperaba a mitad de cuadra. “Cuando salgo, atrás sale mi sobrino y me dispara y yo disparé”, admitió.

Dijo que a Iván le disparó desde el interior del auto y deben haberse llevado el arma. Agregó que los dos estaban arriba del vehículo –en relación con las víctimas– y desde el interior Iván le disparó y él respondió a los tiros. Aclaró que la gorrita era de él, pero se la había regalado a la víctima. Sobre Carrizo, dijo que estaba en el auto pero no disparó.

La defensora Susana Zulkarneinuff planteó un caso de legítima defensa, mientras que el fiscal pidió la prisión preventiva por el plazo de ley. Finalmente el juez Gustavo Pérez de Urrechu le dio la palabra a la mujer de Rodrigo Carrizo, una de las víctimas. Desconsolada la joven dijo que Fabián M. ya había reconocido que los había matado y que necesita que quede detenido hasta que todo se aclare. Ofreció firmar el documento que se necesite para que le hagan el dermotest a su marido.

“Vos lo conocías a Rodrigo, eran amigos. No entiendo ¿Por qué lo mataste?”, le reprochó, para de inmediato añadir: “Necesito que vaya preso para la tranquilidad de mi hijo. Ayer cuando nos dijeron que estabas preso él festejaba, porque le cagaste la vida. Vos lo conocés a mi hijo y no sabés cómo está. Sabés que Rodrigo me lo crió, que era su papá”. Pidió que su vecino quede preso por su tranquilidad y para que se haga justicia.