Ciudad

Demanda

Reclamo millonario

El arzobispado de Rosario le inició un juicio por 20 millones de pesos a la empresa Carrefour por falta de actualización del pago de un alquiler.


El arzobispado de Rosario inició un juicio en los Tribunales provinciales de Rosario contra la firma propietaria de los supermercados Carrefour para exigirle una millonaria suma como actualización del pago de un alquiler de un predio ya que, sostiene, debido a los vaivenes de la economía local el monto acordado perdió valor.

En 1997 la diócesis local otorgó el usufructo durante 20 años del predio ubicado en avenida Pellegrini al 3200, donde en su momento se instaló el supermercado Norte. Esta firma fue absorbida en 2001 por la empresa francesa Carrefour.

Las partes acordaron entonces que por el uso del terreno la firma dueña de la cadena de supermercados debía pagar una suma en dólares.

Ahora, el arzobispado sostiene que producto de la pesificación y la emergencia económica de principios de este siglo el monto que percibía sufrió un notable deterioro.

Por esa razón, el arzobispado le reclama a Carrefour el pago de 20 millones de pesos como actualización de las cancelaciones realizadas por la empresa y, además, el pago de 650 mil pesos mensuales hasta la finalización del usufructo del terreno, que tendrá lugar el próximo año.

Por el juicio del arzobispado de Rosario se está planteando una cuestión de competencia, ya que la jueza en lo civil y comercial Silvia Cicutto fue recusada y su par Iván Kvasina evalúa si aceptará o no entender en la presentación contra Carrefour.

Del fútbol al súper

En los terrenos donde actualmente se erige el supermercado Carrefour funcionó hasta mediados de la década del 90 el club Pablo VI. Allí estaba ubicada la cancha de fútbol de 11 de esa institución que participa en los certámenes de la Asociación Rosarina de Fútbol, mientras que en un terreno lindante, con calle Crespo de por medio, se encontraban las canchas del fútbol infantil. Ese predio lo ocupa hoy en día la Universidad Católica Argentina. En 1963, la propietaria de esas tierras las donó al arzobispado para “la práctica deportiva y el entretenimiento”. Esa premisa se respetó hasta 1994, cuando el club de fútbol fue trasladado a la zona de bulevar Seguí y Garzón.

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