Hablar o no con la prensa, confirmar o no el equipo, declarar fuerte para asustar al rival, mostrarse confiado ante la adversidad. Todo es parte del decorado que viste al fútbol, tiene que ver casi con la convivencia con el medio y quienes lo rodean. En tiempos de crisis, y Central lo está, se deben tomar algunas medidas para tratar de provocar una reacción. Y de eso se trata la historia.
Hacer un buen partido en Santa Fe, y hasta ganarle a Colón, no es una misión imposible, aunque muchos puedan pensarlo. Puede ser el partido justo para mostrar a los detractores de turno (según Cuffaro y su grupo, entiéndase como prensa) que el equipo vive y tiene buena salud. Pero para eso algo deberá cambiar, necesariamente. Porque Central viene jugando mal, le guste o no a su técnico, a sus jugadores o a sus hinchas.
También es verdad que este mismo cuerpo técnico, y con casi todo el plantel con que cuenta hoy, sumó 31 puntos. Vitales para mantener la categoría. Tan cierto como que lleva rescatado tres puntos de los quince que se jugaron en el actual Clausura 2010. Y que solo marcó un gol, Zelaya ante Chacarita. Realidades numéricas que reflejan lo que entrega el juego del equipo, nunca tan fiel. Acá no hay situaciones erradas a montones, ni expulsiones, o penales mal cobrados en contra. Se juega mal y no se gana, una verdad de perogrullo.
Jugar con tres puntas (Zelaya, Caraglio, Figueroa), o bien armar un equipo más conservador con Danelón y Milton Zárate, pasando a Jonatan Gómez c0mo acompañante de Lucho. En definitiva son opciones a las que solo puede acudir el técnico. Lo que sí se puede reclamar es reacción, rebeldía, orgullo, deseo. Salgan o no las cosas en la cancha, cambiar la imagen es perentorio para tratar de salir de la banquina y encontrar el camino deseado.
Comentarios