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Ramón francotirador

En  medio de un intrascendente momento de un equipo que navega sin rumbo, el Pelado Díaz fue duro y directo sobre las exclusiones de Rivero y Balsas diciendo que sus decisiones “se respetan”.

Ramón se quedó con la boca abierta con su San Lorenzo 2010.

Si algo había demostrado Ramón Díaz a lo largo de su carrera como entrenador era la picardía y sabiduría para elegir y manejar grupos en donde las individualidades sobraban al por mayor y eso exigía cintura para no entrar en conflictos.

Así logró que en su River súperganador convivan Francescoli, Berizzo, Ángel, Ortega, Saviola, Sorin, Almeyda, Burgos, etc. En la primera etapa en San Lorenzo también lo alcanzó con Orión, la Gata Fernández, Romagnoli, Romeo, Menseguez, Bergessio, etc.

Pero para el inicio de esta 2010/11 tenía ante sí un examen y desafío desconocido para él. Hacer rendidor y candidato a un plantel al que no le brotaban figuras. Más bien le escaseaban.

Y si bien el arranque del Apertura fue todo color de rosas y prometedor, ante los primeros contratiempos aparecieron los problemas que se instalaron para quedarse y terminar llevando el barco azulgrana hacia rumbo desconocido.

En esa coyuntura, Ramón nunca se encontró cómodo y quienes en el comienzo parecían estrellas, hoy están cerca de terminar “estrellados”.

Menseguez lejos quedó de devolver la insistencia con la que Ramón pidió su continuidad en el club. San Román llegó como el cuatro titular y jugó tres partidos seguidos. Romagnoli nunca encontró su forma. El colombiano López, a quien Ramón especialmente pidió, nunca dio la talla.

Aunque los casos emblemáticos son Balsas y Rivero. Uno nuevo y otro de la casa. Hoy el Pelado habló y fue claro en sus palabras: “Yo soy el entrenador. Las decisiones se respetan. Algunos por allí piensan que todo cambió con respecto a mi etapa anterior y yo soy el mismo”.

El uruguayo ya no es más el nuevo Abreu. Lejos quedaron los besos y felicitaciones del principio. Hoy el técnico expresó de manera contundente en conferencia de prensa:   “Te pongo un ejemplo. A Balsas lo mandamos a jugar en Reserva y a los 5 minutos tuvo que salir. Tienen que demostrar y poner el empeño”, dejando en claro que el amor se rompió definitivamente.

Y ni hablar de Rivero. De capitán a colgado, de ahí a la cancha. Otra vez figura y capitán. Y ahora definitivamente más afuera que adentro.

Indudablemente Ramón hoy intentó dejar en claro quien manda y toma las decisiones. Quizás tenga razón que debe ser él como cabeza de grupo.

Pero hay algo que quedó claro en este semestre. Buen director de orquesta se es cuando las piezas están en su lugar. Y en eso el Pelado ya dio muestras que sabe y demasiado. Hasta se podría decir que es un maestro. Pero un eximio y excelente director de orquesta es aquel que logra que los desacoples y las desafinadas no se noten en medio del concierto. Y en eso, Ramón quedó en deuda y se fue a marzo.

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