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Rafael Correa anunció una purga policial en Ecuador

El presidente hizo detener a 46 oficiales y a un militar retirado, pero advirtió que “el golpe no terminó”.

Un medio centenar de policías fue detenido ayer en Ecuador por la rebelión de uniformados del pasado jueves, denunciada como un intento de golpe de Estado por el presidente Rafael Correa, quien advirtió que la conspiración continúa y puede derivar en un atentado.

Cuarenta y seis policías fueron arrestados la noche del martes y se les formularán cargos por rebelión mientras se espera el regreso a Quito desde Brasil –donde participó como observador electoral– del ex mandatario Lucio Gutiérrez, derrocado en 2005 y a quien Correa acusó de estar detrás de la intentona golpista.

También fue detenido el militar retirado Fidel Araujo, dirigente del partido Sociedad Patriótica (SP) de Gutiérrez.   Tres coroneles que fueron vinculados previamente por su presunta participación en la revuelta que se saldó con diez muertos y 274 heridos, fueron dejados en libertad condicional.

Correa anunció ayer una depuración en la policía indicando que “hay un núcleo duro que hará cualquier cosa para seguir mandando en el país y hacer lo que se le dé la gana”.

“Tenemos que sancionarlos con toda la firmeza de la ley”, dijo el mandatario a la prensa extranjera, reiterando que “no habrá perdón ni olvido” y que se trata de “unos cuantos” policías.

Asimismo, informó que reestructurará el sistema de inteligencia “desde cero”, pues “todo está infiltrado” por la financiación extranjera del pasado, mientras que el ministro de Defensa, Javier Ponce, anunció una investigación contra militares que bloquearon el aeropuerto de Quito durante los desórdenes.

Al mismo tiempo el gobierno ordenó el retiro de armas a los uniformados sublevados que fueron identificados en videos.

En medio de la rebelión, el gobernante fue retenido por manifestantes y rescatado en un violento operativo militar.

El presidente afirmó que pese a ello “el golpe no ha terminado, continuó, y lo del jueves, hay que tener cuidado, ha sido una medición”, por lo que llamó a prepararse “para el resto”.

“Va ser muy difícil en el futuro garantizar que una situación, tal vez no de esa magnitud, pero un atentado puede ocurrir”, añadió, sin precisar si ese ataque sería contra él.

Según Correa, los insurrectos balearon una ambulancia que evacuaba a militares heridos que participaban en su rescate en un hospital, y también intentaron ejecutar a dos soldados que se salvaron fingiéndose muertos.

El mandatario también criticó a opositores que intentaron minar la versión sobre el secuestro y la tentativa de golpe y homicidio.

“Cada vez tenemos evidencias de que esto fue planificado, no fue espontáneo”, indicó, y sostuvo que desde la Asamblea Legislativa “se conspiró” utilizando el reclamo gremial de los policías para crear un vacío de poder.

Ayer, durante una sesión extraordinaria en la Organización de Estados Americanos (OEA), su secretario general, José Miguel Insulza, respaldó la tesis del golpe de Estado.

“La intención de otros que estaban en esta actividad que no fueron vistos en primera fila era de llevar esta insurrección hasta una desestabilización del gobierno”, subrayó, apuntando que el golpe se evitó por la falta de apoyo popular.

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