El radicalismo no cobista anunció ayer el lanzamiento formal del Movimiento de Renovación Nacional, brazo partidario que apoyará la candidatura presidencial de Ricardo Alfonsín. Con esa decisión, la UCR queda dividida entre el Morena y el CONFE, de Julio Cobos, al que la dirigencia ayer apuró (aunque lo niegue oficialmente) para disputar la interna.
Aunque nieguen presiones («ninguna va a venir a decirnos qué tenemos que hacer», protestaban ayer en el radicalismo), la decisión significa un adelantamiento de los plazos que se tenían hasta ahora para la carrera presidencial en el partido, algo que le pidió ayer mismo Margarita Stolbizer a Ernesto Sanz, presidente de la UCR, durante una reunión entre ambos.
El próximo 28 de agosto habrá un lanzamiento del Morena en la Ciudad Universitaria de Córdoba. Así lo resolvieron Mario Negri, Gerardo Morales, Ángel Rozas, Miguel Bazze y Luis Petcoff Naidenoff, entre otros. Alfonsín presidirá ese congreso que cerrará con un acto en el salón principal para 3.000 personas.
Allí se hablará de la precandidatura presidencial, pero el lanzamiento formal será el 30 de octubre, día en que Raúl Alfonsín fue electo presidente y que los radicales incorporaron a las efemérides partidarias como una fecha santa.
Impulsores
«Esto no significa el lanzamiento de ninguna candidatura, pero todos los que estaremos allí impulsamos la precandidatura de Ricardo», anunció ayer Rozas. Luego Morales explicó que, de ahora en más, se organizarán juntas constitutivas del Morena en todo el país.
La decisión deja algunos puntos en blanco. Sin duda, apura a Cobos para que defina sus límites dentro de la UCR. Algo de esto comenzó a hacer el vicepresidente cuando ayer mismo se sentó a almorzar con Francisco de Narváez.
Sin que existan aún sentencias finales para el proceso, comenzó a quedar claro que hay un apuro por reacomodar al partido. Se reconoce que está en estudio un adelantamiento de las definiciones para la candidatura presidencial. Esto significa que, por un acuerdo o por interna, se acelera la definición Alfonsín o Cobos. En ese juego no parece entrar Elisa Carrió en el principio, aunque su presión a favor de Alfonsín fue definitoria en las decisiones que se tomaron ayer. Distinta es la situación de Stolbizer, que parece más cercana a jugar dentro mismo de la interna radical.
Pero ya se analiza que la definición del candidato se adelante, sin esperar a la interna abierta del 14 de agosto de 2011, para mostrar una candidatura definida en la negociación del Acuerdo Cívico y Social que integran junto al GEN de Stolbizer el socialismo y la Coalición Cívica.
Este escenario es sólo posible si se piensa en una candidatura de Ricardo Alfonsín; ese armado sería imposible con Cobos a la cabeza, lo que indica hasta ahora esta lanzada la conducción partidaria en su estrategia por acelerar los tiempos.
Hay, de todas formas, un límite que los radicales no cobistas no están dispuestos a traspasar: no habrá un interna previa del grupo (algo informal, ya que la ley obliga a una sola interna abierta) para definir la puja Cobos-Alfonsín, ya que nadie quiere presionar al vicepresidente a un «escenario adverso», como sería someter la decisión sólo a los afiliados. En esa hipótesis, el cobismo no podría competirle al aparato radical que apoya a Alfonsín.
Por lo demás hubo ayer otras definiciones que marcan el mismo camino. Morales fue categórico al señalar que en el partido «tenemos una decisión orgánica sobre nuestra pertenencia al Acuerdo Cívico y Social. Y de ahí no nos movemos».
Confirmó también que en diciembre habrá un congreso programático donde deberán reportar los equipos técnicos de Cobos y Alfonsín para acordar un programa único con vista a las elecciones. Para entonces, el panorama en el radicalismo puede haber cambiado si continúa precipitándose el proceso interno: será difícil que Cobos continúe con su idea de competir dentro de la UCR por la presidencia con toda la estructura del partido jugando ya formalmente en la vereda contraria.
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