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De Rosario al mundo

Quién es el crack rosarino que creció en medio de la violencia y defenderá la camiseta de España

Chimy Ávila la rompe en Osasuna y confirmó este lunes que acepta la convocatoria para jugar con la Roja. Tiempo atrás el asesinato de su cuñado y su hija, en plena calle del barrio Empalme Graneros, el mismo donde mataron al niño Máximo Gerez, le cambió para siempre la percepción de la seguridad


Ezequiel “Chimy” Ávila aceptó la convocatoria para jugar por el seleccionado español de fútbol: “Estoy muy feliz de estar en la pre-lista. Hay que dejar que el míster decida. Yo sigo con mi trabajo día a día, no me desespero y si me toca estaré muy orgulloso de ir a defender”, dijo el goleador rosarino luego del empate sin goles del Osasuna ante el Celta de Vigo.

“Es un trabajo que vengo haciendo desde hace mucho tiempo y trae sus frutos. Es un sueño porque este país me abrió las puertas a mí y a mi familia, a vivir sin miedo, y eso no tiene comparación con nada. Soy una persona agradecida y la defenderé con alma y vida si me toca”, dijo Chimy, con pasado en Tiro Federal y San Lorenzo, sobre la posibilidad de jugar para España.

Chimy sufrió varias lesiones de gravedad que le pusieron obstáculos a su carrera como profesional. En 2020 sufrió dos roturas de ligamentos cruzados, una en cada rodilla, que lo alejaron de las canchas durante más de un año.

El delantero de 29 años, que ha manipulado armas por miedo a que lo maten en su barrio, atravesó un difícil momento con el asesinato de su cuñado junto a su esposa e hija en plena calle. Actualmente, el nacido en Rosario es una de las grandes figuras del Osasuna semifinalista de la Copa del Rey.

A comienzos de 2020, Ezequiel Ávila sufrió su primera rotura de ligamentos por la que tuvo que ser operado de la rodilla y, a los pocos días de la intervención quirúrgica, recibió una triste noticia. “Cinco días después de la primera operación de rodilla, estaba con los pies en el sillón y nos llamaron para darnos la noticia de que habían matado a mi cuñadito, de 20 años, a su mujer y a la nena de un año. A los tres, con una metralleta, desde una moto. En el barrio. Me tocó despedirlos por una videollamada, con ellos en el cajón. La única que pudo viajar fue mi mujer, que tuvo que vestir a la sobrina de un año dentro del ataúd y a su hermano, claro. Eso a nosotros nos pegó muy duro. Nos ha cambiado la vida totalmente, porque era como nuestro hijo”, reflexionó el delantero de Osasuna en diálogo con la revista Panenka.

Ávila habla sin eufemismos y abre una ventana hacia la dura realidad que se vive en Empalme Graneros, el barrio del que es oriundo, al noroeste de Rosario. “A mí no me da miedo porque, como se dice en Argentina, ‘plata y miedo nunca tuve’. Pero mi familia siempre me dice: ‘Quizás un día volvés al barrio y con el que te pegaste en un boliche hace diez años ahora está loco de la cabeza, drogado y te pega un tiro’. Por más que seas famoso o lo que sea. No hay códigos ni leyes. Te pegan un tiro delante de tu hija y ya está. Es feo. Porque qué más quisiera yo que mis hijas puedan jugar en el potrero donde yo jugaba un día de lluvia. ¿Barrio peligroso? Peligroso era el mío, en el que no perdonan ni a una nena de un año”, reveló.

Chimy asegura que lo cambiaría todo con tal de no sufrir la pena que sufrió en 2020 junto a su esposa: “A mí me duele mucho cuando la gente te juzga sin saber lo que viviste. Algunos dicen: ‘El jugador gana millones’. Sí, pero yo te regalo los millones que tengo y vos dame de vuelta a mi cuñadito. Porque cada día yo veo a mi mujer llorando”.

El dolor por no poder regresar a su barrio, donde este lunes mataron a Máximo Gerez, un chico de 12 años, e hirieron a otros tres niños, es algo que el Chimy reitera. Algo que, claramente, le duele de manera permanente: “Veo a muchos jugadores que se van a sus casas y están con sus amigos de la infancia. Yo no puedo ir porque no sabés si en cualquier momento te van a matar”, declaró en la citada nota.

Para el futbolista, la gente “está confundida porque piensa que tener un arma en la mano es el mejor camino a tomar. Yo he llevado armas en la cintura y pensás que sos un superhéroe. Y no lo sos. Tampoco sos el dueño de la vida del otro. No podés ir por ahí quitando vidas o diciendo: ‘Tengo plata y voy a estar pagando siempre para matar a alguien’. ¿Por qué? No lo sé, pero es la realidad”.

Ávila entiende que la violencia es cíclica y no termina: “La realidad es esa. ‘Vos pagaste para que mataran a mi hermano y yo voy a pagar más para que maten a tu padre’. Así siempre. Es un ciclo de nunca acabar. Porque encima las nuevas generaciones crecen sabiendo todo lo que ocurrió. ‘Este mató al papá de mi papá y ahora yo crecí y me voy a vengar’. Y así continuamente”.

No ha sido fácil la vida para Ávila, incluso desde el éxito en España. Pero tampoco ha sido todo dolor y tristeza, tal como le dijo a Panenka: “Estoy feliz por lo que amo, por lo que hago y disfruto de cada partido. ¿Cuántas personas mañana van a comprar una entrada para llevar al hijo y verlo feliz? Yo quiero brindarle un espectáculo a la gente para que el hijo esté feliz con una camiseta que no vale dos euros. ¿Por qué no valoras los 100 euros que esa persona se los está gastando? Al final, nosotros vivimos de esas personas”. Ahora, a sus 29 años y atravesando su sexta temporada en el fútbol español, fue preseleccionado por Luis De La Fuente para formar parte de la Selección de España. Y dijo que sí.

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