Ciudad

Quejas por el “desastroso” estado de las veredas

“No hay una vereda sana y Lifschitz dice que tenemos una ciudad brillante”, se quejó una vecina.

No sólo los baches de las calles son un problema sin solución para los rosarinos. También el estado de las veredas en la ciudad es un tema preocupante, ya que en muchos casos es una verdadera trampa para peatones. Para la gente mayor es todo un reto caminar una cuadra sin tropezar, lo mismo que para las personas con dificultades motrices y también para madres que empujan cochecitos de bebés con la precaución de no quedar atrapados en un pozo. Las veredas de Rosario están, literalmente, rotas. Y, lo peor, no se observa desde el municipio una respuesta en este sentido. No hay reacción.

“Deplorables. Son vergonzosas. No hay una vereda sana y (Miguel) Lifschitz dice que tenemos una ciudad brillante”. Así, con una contundencia y una claridad que no deja lugar a dudas, una vecina consultada por www.elciudadanoweb.com definió el estado de las aceras rosarinas. Y completó: “Supongo que él (por el intendente) no camina por Rosario”.

La breve colecta de opinión que hizo el diario digital de El Ciudadano es apenas una muestra de un problema profundo y constante. Sólo basta salir a la calle y hablar con la gente para tener una versión de la realidad de primera mano, sin filtros ni intermediaciones de por medio. Muchos rosarinos están disconformes con el estado de la ciudad en general (cloacas, falta de iluminación, limpieza, baches), sólo que no siempre encuentran el canal adecuado para manifestarlo. Sin afiches, ni pancartas ni spots de televisión de por medio, las cosas no son tan brillantes como parecen… La realidad es muy diferente.

“Desastroso, desastroso”, insistió otro vecino, consultado por el sitio web de El Ciudadano, cuyo testimonio se puede ver y oír en el espacio multimedia del diario en www.elciudadanoweb.com. El hombre calificó de “malísimo” el estado de las veredas en la ciudad. Y planteó: “No sé qué hace este gobierno municipal, que habla mucho pero no concreta nada”.

Las quejas en este sentido son sistemáticas. Sólo basta oír los llamados telefónicos de los oyentes de radio para comprobar que no pasa un día sin que se escuche al aire el reclamo de alguna persona que perdió el equilibrio al toparse, como dice la milonga, con una baldosa floja.

El testimonio de otra mujer es elocuente para dar una real dimensión de la problemática que, por el momento, la Municipalidad de Rosario no tiene en cuenta: “El estado de las veredas es deficiente. En mi caso, además, padezco una insuficiencia visual y tengo que mirar con cuidado cada baldosita que piso. Deberíamos hacer algo”.

“Un desastre”, fue la calificación que más se oyó entre los rosarinos a la hora de referirse al estado de las veredas. “Cada vez están peor”, sostuvo un hombre que además entregó un dato: “Conozco a una mujer de 80 años que se cayó y se quebró una pierna y un brazo. Esto tiene que mejorar”.

Testimonios similares se replican invariablemente ante cada consulta. Es que cuando la gente tiene la oportunidad de hablar, más de uno se da un baño de realidad contundente.

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