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"Ahora vuelvo"

Quedó preso el empleado judicial que dejó pagando a un taxista porteño en la puerta de Tribunales

Tiene 30 años y además de achacarle el delito de estafa por hacerle un "pagadiós" el martes pasado a un chofer de Caba por 35 mil pesos, lo acusaron de encubrimiento porque un mes antes había sido detenido al volante de un auto robado

Foto: Franco Trovato Fuoco / Archivo

El empleado judicial que el martes por la madrugada dejó pagando a un taxista porteño en la puerta de los Tribunales provinciales de Rosario, que lo había traído a la ciudad desde la terminal de Retiro por una tarifa pautada en 35 mil pesos, fue acusado del delito de estafa y quedó detenido. Se trata de Gonzalo Sebastián O., de 30 años, quien también fue imputado este miércoles por otro hecho registrado un mes atrás, cuando lo atraparon al volante de un auto robado que tenía colocada la patente de otro vehículo con secuestro activo.

La acusación estuvo a cargo del fiscal de Flagrancia Franco Carbone, quien le achacó al empleado judicial los delitos de estafa en calidad de autor y encubrimiento agravado en concurso ideal. Por esos hechos, el juez Florentino Malaponte ordenó la prisión preventiva del acusado por un término de 23 días, hasta el 8 de julio próximo. La defensa del empleado provincial, quien se desempeña en el sector de archivo del Poder Judicial de Santa Fe ubicado en el subsuelo de los Tribunales de Balcarce y avenida Pellegrini, estuvo a cargo del defensor público César Baroni.

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Pagadiós

Durante la audiencia de este miércoles, el fiscal Carbone acusó al empleado judicial de estafar a un chofer porteño durante la madrugada del martes 14 de junio. Según relató, alrededor de las 2 tomó un taxi en la playa estacionamiento de la Terminal de Retiro de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (Caba) y acordó con el chofer de la empresa City Taxi que lo trajera a Rosario por 35 mil pesos. Una vez que llegó a destino, poco después de las cinco, el empleado judicial le pidió al chofer que lo aguardara en el auto mientras buscaba el dinero en los tribunales de Balcarce y Pellegrini, pero entró al edificio y no salió.

El taxista esperó un rato y como no volvía entró a los Tribunales en busca del pasajero para cobrar el viaje, donde alertó a la Policía y a varios testigos para que lo ayuden a encontrarlo.
Algunas horas después, el empleado judicial fue detectado en el sector de archivo y con vestimenta distinta a la que había usado en el viaje. Salió detenido.

Para el fiscal del caso, el accionar del empleado judicial encaja con el delito de estafa ya que aparentó una intención de pago al solicitar el traslado, con el conocimiento cabal de la imposibilidad de su concreción al momento de arribar a destino, habiendo una voluntad inicial de no pagar, que se encubre con la apariencia de solvencia que todo pasajero tiene al abordar este tipo de vehículos.

Además, el fiscal dijo que el taxista no sólo sufrió un perjuicio en su patrimonio al no cobrar los 35 mil pesos pautados por el viaje sino que esa suma ascendió a 42 mil por las horas que perdió durante la espera del pasajero fugitivo y su posterior búsqueda dentro del edificio judicial.

Encubrimiento de robo

El otro delito que le achacaron a Gonzalo Sebastián O. fue un mes antes, durante la tarde del 19 de mayo. Según la acusación del fiscal, en esa oportunidad el joven fue detenido al volante de un Citroën C3 color bordó que tenía pedido de captura por haber sido robado.

El fiscal dijo que policías detectaron que la patente del vehículo tenía un pedido de captura activo y cuando el mismo se detuvo en la playa de estacionamiento de un hipermercado de zona sudoeste, en bulevar Oroño y Ombú, los uniformados se acercaron y encontraron al joven sentado en el asiento del conductor.

Los agentes, según dijo el fiscal, pidieron informes sobre la chapa patente al operador de turno y recibieron como respuesta que pertenecía a otro vehículo, un Volkswagen T-Cross color gris oscuro que también tenía pedido de captura por haber sido robado el 3 de mayo en calle Pasco al 800. No obstante, los guarismos del Citroën C3 dejaron advertir que ese vehículo había sido robado días antes, el 11 de mayo, en Entre Ríos al 2400.

Ambos vehículos fueron robados a punta de pistola, según resaltó el fiscal durante la acusación por encubrimiento, ya que el empleado judicial no está sospechado de haber participado en los asaltos pero sí por tener conocimiento del origen ilícito del vehículo que conducía. Por eso se le imputó el delito de encubrimiento agravado en concurso ideal.

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