Ciudad

Medicina rural y social

Qué enormes “cosas chiquitas”

Gustavo Farruggia es el fundador de La Higuera, que se dedica a la atención de comunidades aisladas en El Impenetrable chaqueño. La ONG, que construyó la “Casa de la Pediatría Rural” en medio del monte, está a punto de cumplir 11 años.


“Son cosas chiquitas. No acaban con la pobreza, no nos sacan del subdesarrollo, no socializan los medios de producción y de paso, no expropian las cuevas de Alí Babá.
Pero quizá desencadenen la alegría de hacer, y la traduzcan en actos. Y al fin y al cabo, actuar sobre la realidad y cambiarla, aunque sea un poquito, es la única manera de probar lo que es transformable”. Éste párrafo de Eduardo Galeano representa el espíritu de La Higuera, una ONG dedicada a la atención médica en comunidades aisladas como

El Impenetrable chaqueño, y que en pocos meses soplará 11 velitas. Gustavo Farruggia –médico, docente, motor, y fundador de la ONG– siempre tuvo un norte claro: darle un sentido humano a la profesión. De esa manera, mediante un proyecto interdisciplinario, buscaron llegar con asistencia y prevención pediátrica gratuita a estos lugares que casi no se ven el mapa.

La ONG volverá a partir hacia El Impenetrable el viernes próximo. Cuenta con 250 socios, quienes aportan 300 pesos anuales, y el objetivo es llegar a los mil para poder solventarse durante 2015.

La Higuera fue fundada hace casi 11 años en el Hospital de Niños Víctor J. Vilela. Está basada en el ejemplo, compromiso y saber del reconocido médico Esteban Laureano Maradona, y comenzó cuando un grupo de profesionales en Pediatría decidió ir a comunidades aisladas rurales que no tenían acceso al sistema básico de salud.

“Hace 10 años les propuse a los alumnos de medicina que estaban haciendo la residencia una práctica en el Chaco. Así arrancó La Higuera. Le pusimos ese nombre porque es un árbol que soporta diferentes climas, sequías, y está en distintas civilizaciones. Lo que intentamos hacer es una especie de satélite en un lugar pobre con docentes y médicos en formación, para que en un futuro, no les den la espalda a las comunidades rurales. Pasaron muchas cosas porque hay que enfrentarse con los políticos, con la burguesía de la universidad, con las instituciones científicas, y la mayoría de los peores indicadores de salud están en las zonas rurales y pobres donde la gente no tiene acceso a la salud”, explicó Gustavo.

Farruggia contó que desde 2005 que llegaron al Chaco hasta el 2010, conocieron todo El Impenetrable. En principio alquilaban una casa e iban a todos los lugares de la zona.

En algunas oportunidades, mientras el cura daba la misa, controlaban a los chicos.

Después de un tiempo pudieron comprar una camioneta para viajar. “El punto de quiebre fue en 2010 que nos planteamos: o nos quedamos acá, o nos vamos. Y quedarse significaba plantar bandera. Juan Carlos Baglietto hizo un recital a beneficio y lo recaudado fue para comprar un terreno y construir la Casa de la Pediatría Rural, que hoy se alza en el paraje Las Hacheras, ubicado a 45 kilómetros del municipio de Miraflores y a 400 de Resistencia.

Para mantenerla es clave la colaboración de particulares –quienes quieran hacerlo pueden llamar al 432-6177 o escribir al correo informacion@lahigueraong.org.ar– y el compromiso de estudiantes y graduados.

“Creamos el Posgrado de Pediatría Rural, Social y Comunitaria, destinada a formar profesionales de la salud capacitados para asistir en forma permanente a niños y a familias de zonas aisladas –explica Farrugia–. Se anotaron 35 personas, y el último viernes de cada mes se da un módulo de seis horas. En total son diez módulos al año y tienen que estar trabajando 300 horas en el lugar, durante dos semanas”.

Algunos de los módulos –que los dicta un coordinador– consisten en salud reproductiva y ambiental, fitomedicina, enfermedades emergentes, medicina rural, salud escolar, y psicología social, entre otros.

Hoy La Higuera trabaja con historias clínicas familiares y actualmente atienden a 450 familias, dentro de las cuales hay 2.500 chicos. “Se trabaja en las escuelas con charlas, visitas familiares, a cada domicilio, se controla a las familias en riesgo. Salimos por la mañana temprano y volvemos por la noche. Pasamos los datos, cenamos, y al otro día hacemos la misma rutina durante los quince días”, relató Farruggia.

El objetivo de la ONG es que sea una escuela de educación solidaria: “El que vaya tiene que comprometerse, o no ir más. Es una opción de vida”, concluyó Gustavo.

Comentarios