En la actualidad, el continuo avance de la tecnología, tanto en los medios de comunicación como en el transporte, con lo cual se acortan los tiempos –incluso para desplazarse a otro continente–, empuja a que las transacciones comerciales se realicen en cuestión de minutos. Por ello, la competencia mundial obliga que las empresas, especialmente las pymes, deban innovar constantemente para sobrevivir y tener éxito.
Estas innovaciones hacen que los productos y servicios sean más rentables, al aumentar la calidad y cantidad con la producción en gran escala, y se generen además nuevos subproductos con desechos o insumos que ya no se utilizan en el producto principal. Todo esto influye en la reducción de los costos de producción o servicios. A la vez se gana mercado, ya que por la dinámica misma queda excluido el menos innovador.
La crisis económica que se generó en las grandes potencias mundiales hizo que la demanda se incrementara para los países emergentes y subdesarrollados que no fueron afectados por dicha crisis.
Nuestro país se encuentra en constante crecimiento económico, y en ese aspecto las pymes representan la columna vertebral de la economía. Y para alcanzar el nivel de países emergentes como Brasil, India y otros, debemos exportar cada vez menos materias primas y más productos o servicios con alto valor agregado.
Esto implica utilizar las tecnologías modernas e innovar a través de ellas. Para lograr este avance, el gobierno nacional creó el Ministerio de Ciencia y Tecnología, mediante el cual repatrió a más de 700 técnicos y científicos que emigraron en la década del 90. Muchos de ellos están ahora trabajando en este Ministerio.
Los empresarios deben saber que la innovación es un seguro de vida de su empresa, y que es un error capital si basa su producción y competitividad sólo en el tipo de cambio favorable. Porque de modificarse este cambio se verá en serios problemas económicos. Para evitar este colapso deben destinarse fondos, que siempre son escasos, para innovar en los productos, pensando en un futuro a largo plazo.
Para ser innovadores los empresarios deben hacer partícipes a todo el personal –hasta el último obrero– y tener una visión compartida –una idea común acerca de a dónde se quiere llegar y de qué manera hacerlo–. Éstas son dos claves fundamentales para que las empresas funcionen con eficiencia.
Además, los titulares de las pymes deben contar con personal calificado o capacitar a los más creativos y a aquéllos que demuestren aptitudes innovadoras.
Las innovaciones pueden ser variadas. Por ejemplo, crear nuevos productos o perfeccionar cada vez más los ya existentes en base a la experiencia de producirlos por años. También, apuntar a la especialización de bienes que no fabrican las grandes empresas y aprovechar los pequeños nichos que desechan éstas.
Este proceso innovador es muy difícil que se logre por separado. Los empresarios deben estrechar lazos con otras empresas, universidades o centros de investigación para intercambiar experiencias.
Muchas empresas ignoran todavía que el gobierno nacional eligió un modelo de país –al que se quiere llegar– que impacta en beneficio de las empresas. Éstas deben tener bien en claro que si a nuestro gobierno le va bien con este modelo a ellas también les irá bien.
De igual modo, por desconocimiento, no aprovechan los recursos públicos y privados existentes, que ofrecen préstamos y asesoramiento para innovaciones
Las pymes argentinas generalmente se mueven en un rango de incertidumbre y turbulencia que se origina por no contar con un buen plan de trabajo o proyecto. Por lo tanto se ven en la necesidad de ser creativos y ejecutores, que son condiciones necesarias para ser innovadoras. A esto se debe el éxito de muchas de ellas.
La constante innovación, acompañada con recursos financieros necesarios, buena planificación, estudio de mercado, organización y buenas disciplinas garantizan el éxito de cualquier empresa.
