La Cazadora

Semana de la lactancia materna

Puericultoras de todo el país reclaman el tratamiento de una ley que las incorpore al sistema de salud

Su trabajo se basa en el acompañamiento y asistencia de las díadas mamá y bebé, desde la gestación hasta el destete. Ley universalizaría el servicio, ya que sería reconocido por obras sociales, prepagas y la salud pública. El 2 de agosto se manifestaron frente al Congreso de la Nación


La semana de la lactancia materna es una campaña mundial que se realiza todos los años entre el 1° y el 7 de agosto. Es promovida por la Alianza Mundial para la Acción de Lactancia Materna, para crear conciencia y estimular la acción sobre temas relacionados con esta actividad fundamental para la vida. En ese marco, el 2 de agosto pasado puericultoras de todo el país se convocaron frente al Congreso de la Nación para reclamar que se de tratamiento a la Ley de Puericultoras, cuyo objetivo es incorporar formalmente al sistema de salud a estas profesionales especializadas en lactancia materna y en crianza. “Nosotras ya formamos parte del sistema de salud, pero no somos reconocidas como tales”, explico a La Cazadora Valeria Wasinger, presidenta de la Asociación Civil Unión de Puericultoras Argentinas (Upa), quien remarcó que si se sancionara esta ley se universalizaría el servicio, ya quesería reconocido por obras sociales, prepagas y la salud pública.

Las puericultoras están especializadas en lactancia materna y crianza. Su trabajo se basa en el acompañamiento y asistencia de las díadas mamá (o persona gestante) y bebé, desde la gestación hasta el destete. “Trabajamos en todo ese período que puede durar una lactancia, que es diferente en cada díada, con todas las cosas que pueden ir sucediendo en el medio: cuestiones que pueden tener que ver con lo patológico -como puede ser una mastitis, un absceso mamario, una baja producción de leche o un bebé que no está aumentando bien de peso-, y también con un acompañamiento emocional a lo largo de esta etapa”, explicó la presidenta de Upa.

Arte El Ciudadano / Ana Stutz

“Nuestro trabajo no empieza cuando el bebé nace, sino que tratamos de que sea desde antes para que las personas gestantes sepan con qué se van a encontrar. Por ejemplo, que tengan información acerca de cómo se fabrica la leche. Hay un desconocimiento muy amplio de cómo funciona el cuerpo de las personas lactantes, de cómo se fabrica la leche, en donde se encuentra y cuáles son las hormonas que participan. Es un montón de información con la que no se cuenta porque venimos invadidas con muchos mitos”, dijo a La Cazadora Jacqueline Haulitschke, mamá, puericultora, fundadora de la Asociación Civil de Puericultura Alma Mater, directora de la Escuela Rosarina de Puericultura Alma Mater e integrante del Centro de Investigaciones en Derecho a la Salud Perinatal de la Facultad de Derecho de la UNR.

“Y también trabajamos durante el puerperio de las de las mamás y de las personas gestantes, porque recién ahora se empieza a hablar del puerperio como una situación que atraviesan las personas gestantes y lactantes, que antes se entendía que era de 45 días y hoy se empieza a entender que está relacionado con una cuestión psicológica y que cada una lo va a transitar a su tiempo: hay puerperios que son tranquilos y otros que son bastante complicados. También hacemos acompañamientos en los primeros años de crianza, por lo menos hasta los dos años, con la alimentación complementaria. Cuando de las mamás tienen que volver al trabajo y quieren sostener la lactancia exclusiva, entonces nos buscan para ver un plan de extracción para poder dejar su propia leche. Abarcamos un par de etapas grandes hasta el destete. Es bastante amplia la labor que hacemos y lamentablemente es desconocida por un montón de gente”, agregó Haulitschke.

“Las puericultoras volvemos a entrar en un rol protagónico en función de que las mujeres se empiezan a empoderar y a querer recuperar la lactancia, y se encuentran con un sistema de salud que no les brinda ni la información, ni la contención, ni el acompañamiento que necesitan, entonces se ven obligadas a buscarlo por fuera”, agregó.

Ley de Puericultoras Ya

“Para elaborar el proyecto de ley partimos de la base de que nosotras ya estamos trabajando dentro del sistema de salud, no es algo nuevo. Pero lo hacemos mediante otras figuras, en categorías que no corresponden, porque nosotras deberíamos ser consideradas personal de salud” explicó Wasinger. “El reclamo tiene que ver con regular lo que ya existe. Y también con el doble objetivo de, por un lado, garantizar nuestros derechos como trabajadoras, y por otro, garantizar que toda persona que requiera de este acompañamiento, de esta asistencia, pueda acceder”, agregó.

El proyecto de ley establece incorporar la atención por parte de Puericultoras dentro de las prestaciones que dispone la Ley 25.929 (de Parto Humanizado) en materia de lactancia materna, además de asistir tanto a la persona gestante como al niño o niña una vez nacido, en cuidado y crianza.

“Como las prestaciones que están dentro de la ley de Parto Humanizado son cubiertas por el Plan Médico Obligatorio, esto obligaría a que las obras sociales y las prepagas tengan que incluir nuestra actividad laboral y universalizaría el acceso a la atención”, explicó Wasinger.

“Esta profesión es elitista o ad honorem: acceden a las puericultoras las familias que pueden pagar la consulta o, en su defecto, las puericultoras renunciamos a nuestra remuneración y trabajamos gratuitamente. Generalmente esto sucede con la gente que viene de barrios vulnerables, que no tienen la capacidad económica de poder costear una consulta”, agregó Haulitschke, quien desde la Asociación Civil Alma Mater realiza trabajos vinculado a lo social.

Es la segunda vez que el proyecto de ley de puericultoras ingresa en el Congreso. La primera fue en 2020, pero con el escenario de pandemia no fue tratado. La segunda fue en 2022, y aún no ha ingresado en comisiones. En marzo de 2024 perdería estado parlamentario.

En las dos oportunidades fue ingresado por la diputada nacional Vanesa Siley (Frente de Todos). El proyecto establece que la profesión deberá desarrollarse “en forma individual o integrando equipos interdisciplinarios”, sea de forma autónoma o en instituciones públicas o privadas (tales como sanatorios y clínicas, hospitales, centros de atención primaria, consultorios externos, entre otros). Además, busca reconocer el ejercicio de esta especialidad mediante la inscripción en un Registro Nacional de Profesionales de la Puericultura, a crearse en el ámbito del Ministerio de Salud de la Nación.

Además, busca que las Universidades Nacionales abran espacios de formación. Hoy en día, las únicas que ofrecen una tecnicatura son la Universidad de José C. Paz y la Universidad Nacional de Mendoza. “Regularizar nuestra profesión implica que los lugares donde nos formamos también estén regularizados”, dijo Wasinger.

Tareas de cuidado

Para la presidenta de Upa, existe una cuestión de género que atraviesa esta problemática. “Tanto del lado de usuarias, que en su mayoría son mujeres, como de las puericultoras, que en un 99% somos mujeres. Si esto si esto estuviera vinculado al universo masculino no sé si sería tan difícil avanzar”, consideró.

“La lactancia tiene que ver con una tarea de cuidado que está súper invisibilizada, pero que a la vez está totalmente magnificada por lo importante que es, pero no se considera un trabajo, una actividad productiva. O sea, parecería que es algo natural que te tiene que salir y que no estás haciendo nada mientras lo hacés. Y por otro lado nuestro trabajo tiene que ver con un servicio que está relacionado al cuidado, con todo este tipo de tareas como también en un punto lo puede ser la enfermería o la partería, que están muy ligadas a lo femenino y que se emparentan con esta cuestión del amor, de la vocación”, dijo.

“Me parece que también está esta cuestión de fondo, que es más difícil de desarmar todavía, justamente porque no son cosas que tienen un valor y que tienen que ver con algo productivo y de trabajo. Una manera de visibilizar y reconocer esto es también jerarquizar a las figuras o a las profesiones que acompañan esos procesos. Porque es contradictorio: tenés todo el tiempo a los organismos de salud, desde el pediatra que atiende a tu bebé hasta cualquier persona que te cruces, diciéndote que tenés que dar la teta, que es lo más importante, que es lo mejor para tu bebé. Siempre en esos términos. Y, por otro lado, nada te acompaña para que esto sea posible. Es como que siempre se termina dejando a la mujer o a esa persona que está amamantando con toda la responsabilidad de que eso salga bien o mal, de que la lactancia prospere o no, cuando en realidad nada del resto del sistema que está acompañando. Por empezar, una persona que pueda asistirte si lo necesitas. Te dejan un estado de mucha soledad”, remarcó la puericultora.

La particularidad de Santa Fe

Si bien nosotros desde Rosario apoyamos tanto a Upa como al colectivo de Ley de Puericultoras Ya y a la Red de Puericultoras, acá tenemos una situación particular”, explicó Jacqueline Haulitschke.

“En Santa Fe está El Arte de Curar, que es la Caja que está a cargo de un montón de colegios y que cobran cuotas que son elevadas, carísimas. Entonces por ahí nos encontramos en esa encrucijada, porque desde Nación o desde Buenos Aires nos ofrecen el mismo proyecto de ley para traerlo Santa Fe, pero lo que pasa es que en Santa Fe no estamos en las mismas condiciones”, detalló.

“En el resto de las provincias cada rama de la medicina tiene su propio Colegio y tienen cajas autónomas. En cambio acá, si bien tenemos distintos colegios, está el Arte de Curar, que los nuclea a todos. Es imposible que nosotras, por más que fundemos el Colegio de Puericultoras, estemos por fuera del Arte de Curar. Entonces es necesario que antes de presentar un proyecto de ley acá, hacerles saber a todas las puericultoras qué implica que nosotras tengamos una matrícula acá en Santa Fe”, explicó. “Eso no pasa en otras provincias. Acá, al quedar incorporadas al sistema de salud, sí o sí tenemos que pasar a formar parte del Arte de Curar, y eso implica costos súper elevados”, dijo la puericultora rosarina, que entiende que para la provincia hay que buscar alternativas diferentes, como ocurrió en el caso de las enfermeras, que ingresaron al sistema de salud como auxiliares y de ese modo pudieron escapar a los cánones excesivos que se imponen a todos los profesionales de la salud en Santa Fe.

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