País

Calor e insectos

Pueblos de La Pampa fueron invadidos por cascarudos, que en Rosario se ven cada día en mayor número

En la localidad de Santa Isabel, millones cubrieron calles, jardines, piletas y techos. Se metieron debajo de las membranas en las terrazas, y taparon los desagües. Lo mismo en Victoria, Telén y Carro Quemado


Inofensivos, pero molestos. En la localidad pampeana de Santa Isabel, millones de cascarudos cubrieron calles, jardines, piletas y techos, se metieron debajo de las membranas en las terrazas, y en los desagües. Especialistas adjudicaron el fenómeno a un racha de alta humedad en esa región normalmente desértica y a la ola de calor que asola al centro del país. En Rosario no hay invasión, pero su número es por estos días mayor que lo habitual.

“Es impresionante la cantidad que hay. En algunos casos, dañaron los techos de las construcciones. En la comisaría, levantaron la membrana, en la estación de servicio taparon las cañerías y en un local comercial levantaron el cielo raso”, reseñó algunos de los inconvenientes el jefe policial del Departamento Santa Isabel, Omar Sabaidini.

Las localidades de Victoria, Telén y Carro Quemado también sufrieron el fenómeno. En esos casos, decidieron apagar el alumbrado público, ya que los insectos son atraídos por la luz. Y colocaron barriles con fuego encendido en distintos puntos para que los cascarudos se dirijan directo a ellos.


El cascarudo o bicho torito (Diloboderus abderus) es una especie de coleóptero escarabeido, uno de los varios escarabajos rinoceronte. Habita mayormente en la Argentina y Uruguay, pero se lo encuentra en Perú, Brasil, Paraguay y Bolivia.

Los machos, de color entre negro y gris oscuro, tienen un cuerno cefálico. Las hembras, más negras, no tienen cuerno y pueden volar.

​Las larvas pueden ser perjudiciales para los cultivos. Los adultos, en cambio, no se alimentan. Salen a la superficie entre enero y febrero, y están hasta fines de marzo. Miden alrededor de dos centímetros y viven unos 50 días. Cada hembra pone unos 30 huevos por vez (hasta tres) bajo tierra, a entre tres y siete centímetros de la superficie.


El alto número de estos insectos es lo que provocó un caos en varias localidades de La Pampa. Es que, además de los daños que producen las masas de cascarudos, la especie tiene un vuelo torpe y errático, por lo que suele provocar encontronazos fuertes contra las personas.

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