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El peor pecado

Próvolo: abusado cambió de sexo y se cortaba las manos para sobrellevar el dolor

Un joven que denunció haber sido abusado en ese instituto de Mendoza por un monaguillo ya condenado, decidió cambiar su sexo tras abandonar la institución y recordó este lunes en el juicio oral contra dos curas y un ex empleado que se aplicaba cortes en las manos “para sobrellevar el dolor”


Un joven que denunció haber sido abusado en el instituto Próvolo de Mendoza por un monaguillo ya condenado, decidió cambiar su sexo tras abandonar la institución y recordó este lunes en el juicio oral contra dos curas y un ex empleado que se aplicaba cortes en las manos “para sobrellevar el dolor”.

En cámara Gesell, tal como se reviven los testimonios de las víctimas, la ahora testigo mujer, denominada por el ministerio Publico Fiscal (MPF) como AM para reservar su identidad, explicó la historia de cada uno de sus tatuajes y los cortes que tiene en sus manos, y explicó que “se los autoinfligía como una forma de sobrellevar el dolor”.

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En la décima jornada del juicio oral que comenzó el 5 de agosto, se juzga a los los curas Horacio Corbacho (598) y Nicola Corradi (83) y el jardinero Armando Gómez (57) por abusos sexuales cometidos a niños sordos que se alojaban en el instituto bajo sus cuidados.

AM, quien ahora es mujer y vive en Neuquén, contó que estuvo en el Próvolo hasta 2008 y que la expulsaron junto a su hermana también alojada allí, “porque sus padres denunciaron los abusos que sufrían”, informaron a la prensa desde el MPF.

Sostuvo que “Corradi apoyaba los abusos y defendió a quien abusaba de ella”, el ex monaguillo Jorge Bordón, de 51 años, quien confesó en septiembre pasado durante un juicio abreviado que era autor de 11 abusos y ya cumple una pena de diez años de prisión en Mendoza.

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Según declaró, los abusos los sufrió “en reiteradas oportunidades, en general de noche y solo por Bordón”, quien tenía su habitación al lado de la suya.

Además, agregó que fue testigo visual del maltrato a otros chicos, en especial de Nicola Corradi, de quien dijo que “encerraba a los chicos en el desván del instituto cuando alguno se portaba mal”.

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Esta misma testigo recordó a la monja Kumiko, quien será juzgada en otra etapa de este megajuicio, “como una de las personas dentro del Instituto que más maltrataba y pegaba”, y que incluso a ella le dio una cachetada.

El debate, a puertas cerradas para la prensa, continuará este martes a las 9 en la Sala 4 del Palacio de Justicia mendocino.

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