Bajo el lema “No al ajuste por discapacidad”, más de mil personas se congregaron este miércoles en el Parque Nacional a la Bandera para reclamar por los recortes al programa Incluir Salud –suerte de obra social del Estado para personas con discapacidad– que afectan directamente a los prestadores y, por extensión, a los niños, jóvenes y adultos que usan esos servicios dificultad física o cognitiva.
El encuentro, convocado por la Asociación de Transportistas de Personas con Capacidades Especiales de Santa Fe (Atraes) se vivió en un clima especial: varias bandas de música locales se turnaron sobre un escenario montado de espaldas al río junto, incluso, a algunos de los jóvenes que sufren el ajuste en las prestaciones. Cantaron y tocaron. Algunas de las canciones expresaban explícitamente el drama del retroceso en la asistencia estatal.
Atraes fue una de las organizaciones que, tras reiterados reclamos y reuniones en el Palacio Vasallo, consiguieron que en la última sesión todos los ediles (excepto los del bloque del PRO, que se abstuvo en la votación) declaren de interés municipal la movilización que se llevó a cabo este miércoles frente al Monumento Nacional a la Bandera.
En Rosario hay otorgadas cerca de 350 licencias para transporte de personas con discapacidades. Sus titulares sufren el recorte nacional al programa Incluir Salud, que cuenta con alrededor de 6 mil usuarios en Santa Fe. Los prestadores de servicios reclaman una partida presupuestaria actualizada en sus montos y el pago del 40 por ciento del valor de los servicios ya brindados, que les adeudan.
Los protagonistas
Valeria Hidalgo es mamá de un niño de 10 años que padece autismo y forma parte de la organización TGD Padres (siglas por trastorno generalizado del desarrollo). Contó a El Ciudadano que el apoyo es generalizado pero remarcó que “los que más sufren los recortes” son los chicos. “Los centros de rehabilitación, por ejemplo, tienen miedo de tomar gente que tienen porque desde Nación no están pagando. Se suma la tardanza en la efectivización de los montos adeudados, que agrava la situación. Entonces, se empiezan a recortar las prestaciones en los centros de salud y todo se complica”, resumió la mujer.
Valeria explicó que hay varios niveles de TGD, por lo que los chicos sufren diferentes tipos de inconvenientes a la hora de movilizarse, o de subirse a un colectivo, por ejemplo. Y es por ello que, en muchos casos, necesitan transportes especiales.
Miriam fue hasta el Monumento con su hijo Juan Agustín, de 25 años, que no puede movilizarse por cuenta propia, no habla y es dependiente en todas sus necesidades. “A él le cortaron por tres meses el servicio de transporte y estuvo sin ir a la escuela. Como demoran tanto en pagar, cuando la directora de la escuela recibió el pago se dio cuenta que desde mayo de 2018 estaba sin el servicio, se lo habían cortado”, contó. Admitió, con enojo, que no entiende qué pasó: “No sé si es que alguien se equivocó, si fue un error administrativo o negligencia, porque el certificado de Juan Agustín está al día y nadie nos dio explicaciones por eso”.
Marta es mamá de Luciano, de 18 años. Lo lleva en brazos. El chico depende para todo de su madre y del entorno. En septiembre, explicó, su hijo no recibió la partida de pañales que le corresponde a través de Incluir Salud y, además, que lo que le entregan no es suficiente y le alcanza para paliar la situación por veinte días. “El resto lo tenemos que comprar y la plata no nos alcanza para nada”.
Poco antes de las doce del mediodía, el actor Fabián Fiori, pap+a de Adriano, el joven electrodependiente, subió al escenario a leer una conmovedora carta que lo hizo romper en llanto.
La jornada se extenderá hasta la tarde con la presentación de distintas bandas y artistas.
La actividad contó con la adhesión de numerosas instituciones como APDH Rosario, Madres de la Plaza 25 de Mayo, Colegio de Psicólogos de la II Circunscripción y la Facultad de Psicología, entre otras.
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