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Procesaron a dos policías por apremios a un fotógrafo

Son los agentes que detuvieron y golpearon a Alejandro Guerrero, reportero gráfico de El Ciudadano.

La Justicia procesó a dos policías por apremios ilegales y vejaciones contra el reportero gráfico Alejandro Guerrero, editor en jefe de la sección Fotografía del diario El Ciudadano. La sentencia fue recurrida por la parte defensora y ahora el caso quedará en manos de la Cámara de Apelaciones.

La magistrada Raquel Cosgaya, a cargo del Juzgado de 1ª Instancia de Distrito en lo Penal de Instrucción 6ª, resolvió el procesamiento de los agentes policiales Ignacio Rito González y Luis Higinio Barrionuevo, quienes están acusados de haber golpeado en diciembre pasado al fotoperiodista Guerrero en dependencias de la seccional 3ª, luego de detenerlo en la calle sin que mediara motivo alguno.

El hecho en cuestión se originó el pasado 15 de diciembre, en horas del mediodía, cuando Guerrero caminaba por la ribera del Paraná, a la altura de calle Paraguay, y se detuvo a observar un procedimiento policial que tenía como objetivo desalojar a un grupo de jóvenes que se había instalado con colchones y otros enseres en el exterior del galpón donde se realizan acrobacias con skates y bicicletas.

Luego de observar la escena, el reportero, que en ese momento no llevaba su cámara fotográfica porque estaba fuera del horario de trabajo, caminó unos 30 metros y fue interceptado por un móvil policial que no había participado del procedimiento. Una de las personas que iba en ese vehículo, vestida de civil, lo tomó de un brazo y le ordenó “vamos”; pero de inmediato intervino otra que gritó “ése no es, ese no es”. El efectivo policial lo soltó y le dijo: “Rajá de acá”, a lo cual Guerrero se negó por encontrarse en un espacio público. Al mismo tiempo, observó que llevaban a dos jóvenes detenidos y quiso saber a qué lugar los trasladaban. “Así que no te querés ir, entonces venís con nosotros”, volvió a la carga el policía.

Al reportero, que no se resistió en ningún momento, lo subieron a un Fiat Siena con destino a la seccional 3ª, de Dorrego al 100. Una vez allí lo hicieron ingresar en una habitación junto con los dos chicos que habían sido desalojados del galpón. De inmediato, uno de los policías (que después, en rueda de reconocimiento, se comprobó que se trata de Ignacio González) comenzó a golpear a Guerrero y otro (Barrionuevo) lo empujaba. Un tercer uniformado apareció en escena y recogió algunos datos personales del detenido, y allí se enteraron de que estaban agrediendo a un periodista y empleado de la Subsecretaría de Comunicación Social de Santa Fe. Este dato pareció enfurecer aún más a los agresores. “Quedate tranqui porque te mato”, le dijeron. De allí en más, Guerrero quedó incomunicado hasta alrededor de las 19, sin poder realizar llamado telefónico alguno.

“Se golpeó contra la puerta”

La versión de los policías difiere del relato de Guerrero, según consta en el expediente judicial. Allí, Barrionuevo aseguró que concurrió a Wheelwright y Corrientes junto con su compañero González para dar apoyo a personal municipal que realizaba un operativo de desocupación de espacio público, “oportunidad en la que tres personas comenzaron a insultarlos (…), motivo por el cual se lo reducen utilizando la fuerza mínima indispensable”.

Además, Barrionuevo dejó asentado que el fotógrafo de El Ciudadano tenía “una escoriación superficial sangrante en la nariz producto de haber forcejeado con el personal actuante al momento del ingreso a la unidad móvil, ya que golpeó contra la puerta izquierda de dicha unidad”.

Esta explicación no convenció a la jueza Cosgaya, quien al respecto señaló que “las reglas de la lógica, la experiencia y la psicología enseñan que de haber ingresado lesionado el llamado Guerrero debió ser examinado en lo inmediato por el médico policial en lo inmediato a fin de deslindar responsabilidad funcional y asentar tal circunstancia en el libro memorándum de guardia, cosa que no se hizo”.

Contradicciones

Entre los argumentos que encontró la magistrada para dictar el procesamiento de González y Barrionuevo se encuentra la “contradicción” en el informe médico legal correspondiente a Guerrero: “Consta otro horario de atención, aparentemente diría «11.05 hs.»; sin embargo, a las 11 se recibió la comunicación telefónica que solicitaba auxilio policial provocando que el móvil 2224 se desplazara hasta las inmediaciones de la Costanera y Corrientes. De esto último se desprende que el examen médico no puede haberse realizado en ese horario, sino que el médico revisó a los detenidos sobre las 15.15, tal como se indica en el libro memorándum de guardia”.

Cosgaya subrayó que el agente González reconoció haber empujado a Guerrero para hacerlo ingresar al móvil policial. En ese sentido, destacó que aunque la lesión en el rostro del fotógrafo se haya producido cuando ingresó al vehículo, “el estar legitimados para usar la fuerza no implica la posibilidad de abusos, sino que ello requiere una mayor diligencia, previsión, y accionar responsable y proporcionado a la realidad del hecho”.

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