La Cazadora

Ganar las calles

Primer Carnaval Trava de Ludueña: un festejo para reivindicar la libertad y la cultura disidente

Fue viernes 17 de febrero en la puerta del espacio cultural independiente Micelio (Valparaíso 520). Buscaron generar un espacio seguro que contenga a todas las identidades, recuperando la historia travesti trans de Rosario. Tocó Ayelén Beker, hubo djs, una pasarela de ballroom y autogestión


Ayelén Beker y la BekerBand en el primer Carnaval Trava de Ludueña - Fotos: Carina Passerini

Travestis bailando en los corsos. Las reinas de la noche. Las que encontraban en el poquito de libertad que les entregaba el carnaval un espacio para brillar. Travestis que, por un rato, podían ser quienes eran sin esconderse. Travestis que, apenas salidas de la comparsa, llegaban a la esquina y se subían directamente al patrullero, porque habitar esas cuerpas era considerado una contravención. “Pasaban de ser las figuras más celebradas del carnaval y las más aplaudidas, a ser detenidas. Esas dos imágenes sucediendo en simultáneo y en contraposición”, dijo a La Cazadora Igna Campos, gestora cultural de Micelio, el espacio cultural autogestivo e independiente de barrio Ludueña que el viernes 17 de febrero alojó el primer Carnaval Trava de Rosario.

El Carnaval Trava de Ludueña es una reivindicación política. Es la construcción de un espacio propio en el que todas las identidades estén permitidas, donde ninguna cuerpa esté vedada por la mirada de la sociedad. Es también un reclamo por ocupar las calles, una invitación recuperar el espacio público y a hacer cultura disidente.

Laly Krupp e Igna Campos – Fotos: Carina Passerini

“La idea nace de reivindicar un poco la historia de la comunidad travesti trans dentro del carnaval. Históricamente el carnaval ha sido un lugar que ha acogido a la identidad travesti, trans, no binarie, que quizás en ese momento no se mencionaban de ese modo, pero que seguro que ya existían”, dijo a La Cazadora Igna Campos, gestora y productora cultural de Micelio, artista circense, maquilladora y dragqueen.  “Todo empezó como comienza todo: con un llamado de Mara Prat, que es la Manager de Ayelén Beker, que me dice: hagamos un carnaval travesti”, contó. La respuesta fue un sí inmediato.

Lo que siguió, fue investigar. A través de un contacto con el Archivo de la Memoria Travesti Trans comenzaron la búsqueda de relatos para tener una imagen de lo que eran los carnavales en otros tiempos.

“Empezamos con un trabajo de investigación y encontramos muchas historias, muchos relatos y muchas aventuras de compañeras en los carnavales. Para ellas, esto era como un día permitido, un día en el cual se podía ser libre”, dijo Mara Prat a La Cazadora.

Igna agregó: “Las fechas de carnaval eran como momentos de libertad. Hemos hecho una recapitulación histórica. Descubrimos que eran momentos que, en las palabras de todas, eran momentos de libertad, eran momentos de expresión, eran momentos de poder ser y poder comunicarse también con la sociedad. Un momento dónde no había un prejuicio de la sociedad sobre ser quien uno era”. Esto, quizá, entre comillas, porque el precio a pagar por mostrar sus identidades era ser detenidas: travestirse era ilegal.

El lugar que eligieron para montar el primer Carnaval Trava de Ludueña fue Micelio, un espacio cultural independiente ubicado en Valparaíso al 500. “Empezamos también a investigar sobre historias de los carnavales de Ludueña, de los barrios. Desde ahí decidimos empezar a producir nuestro propio carnaval travesti, que sea desde este lugar de lo disidente, que sea un lugar permitido para que todo el mundo venga y disfrute”, contó Mara.

Carnaval Trava Ludueña en Micelio – Foto: Carina Passerini

Tener un carnaval trava es, también, tener un espacio seguro. En palabras de Mara: “Aunque hayan pasado tantos años desde todas esas historias, todavía no tenemos lugares seguros para nosotres. Este es nuestro primer movimiento, nuestro primer granito de arena, nuestro aporte: hacer un lugar seguro, un carnaval travesti para nosotras en el barrio”.

Cuando se habla de lugares seguros se habla también del limitante que pone la mirada ajena, juzgadora. “A nosotres nos pasa todavía hoy, saliendo a tocar con la Aye, que en muchos lugares hay una mirada de discriminación, la mirada de que cuando se suben las bailarinas al escenario hay gente que está ahí haciéndose coditos. Desde arriba se ve, lo vemos. Todas esas cosas se siguen repitiendo. A pesar de que hemos avanzado con muchos derechos y en muchas cosas a nivel social, sigue siendo siempre mucho más complicado el transitar el día a día para nosotras”.

“Este carnaval para nosotras es un espacio seguro porque primero que lo hicimos nosotras, con el abrazo, con el juntarnos entre todas en darle identidad y darle lugarcito a todas nuestras amigas trans. Y también es mostrar que, con lo difícil que es hacer cultura en Rosario, podemos hacer cultura y que salga algo lindo y cuidado, donde todas las personas pueden venir y disfrutar hoy”.

El carnaval

El escenario está montado en la calle, en la puerta de Micelio. Acaba de empezar la noche y hace apenas 8 grados. En este 2023, en carnaval llegó con un frente frío del sur. Las cuerpas están tapadas, pero el calor de la reunión va armando la fiesta.

Más de 20 artistas van a pasar por la escena. El ballroom encuentra una pasarela siempre. Casa Kaos y Casa Mostricia taconean y batallan en la pista. Laly Krupp conduce el evento.

Va a haber DJs. El Viejo abre con un set, La Lucero va a cerrar a noche. Y en el medio, ella, la Gilda de las travas, la que, junto a la Beker Band, exportó su voz disidente de Rosario al resto del país y que abrió este año de trabajo en el primer Carnaval Trava de Ludueña: Ayelén Beker.

Ayelén Beker – Foto: Carina Passerini

Montada con un vestido de gala verde limón y mientras busca un tapado para abrigarse, Ayelén reivindica la movida y se suma a la visión de Mara: “Lo decimos siempre y suena trillado, pero la importancia de estos espacios es visibilizar nuestros cuerpos disidentes, que siempre fueron en los carnavales el punto de burla, o de un chiste. Acá podemos festejarlo desde lo trava, desde mi cuerpo, desde mi disidencia y no cambiando mi identidad”.

“He ido a carnavales de más chica y siempre veía esto de la burla del hombre vestido de mujer, pero a la vez era un momento de libertad, un poquito de luz en ese closet cerrado. Siento que este carnaval es nuestro, porque las maricas tenemos el carnaval en la sangre: somos carnaval, somos plumas, somos brillo”, dice.

Mara, remarca: “Estamos acá para mostrar que no somos un show, sino que hay una cultura detrás. Nuestra cultura. Hay mucha colectividad y buscamos justamente eso: hacernos colectivas entre todas y apostar a tener una noche feliz de carnaval para todas”.

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