Diez fórmulas presidenciales compiten hoy en lo que será el debut, a nivel nacional, del sistema de primarias abiertas, simultáneas y obligatorias, un mecanismo ya conocido por los santafesinos. Cuatro provincias que eligen aspirantes a la gobernación se someterán también al voto popular, del mismo modo que se presentaron 313 listas para definir los postulantes a diputados y senadores nacionales en todo el país, donde existen 28.840.339 ciudadanos habilitados para sufragar.
Ninguna de las fórmulas presidenciales que se presentan hoy en las primarias competirá con otra lista interna, por lo que el resultado de los comicios será puramente de utilidad política para los aspirantes a la Casa Rosada, quienes mañana presentarán sus propias lecturas del escrutinio.
El Frente para la Victoria postula a Cristina Fernández de Kirchner y Amado Boudou. La Unión para el Desarrollo Social, a Ricardo Alfonsín y Javier González Fraga; el Frente Popular, a Eduardo Duhalde y Mario Das Neves. En tanto, el Frente Amplio Progresista lleva a Hermes Binner y Norma Morandini, mientras que Proyecto Sur presentó la fórmula Alcira Argumedo-Jorge Cardelli, y la Coalición Cívica postula a Elisa Carrió y Adrián Pérez. La Alianza Compromiso Federal, a Alberto Rodríguez Saá y el santafesino José María Vernet, ex gobernador de la provincia (1983-1987).
El Frente de Izquierda de los Trabajadores, presentó a Jorge Altamira y Cristian Castillo, mientras que el Partido del Campo Popular postula a José Bonacci (ex concejal rosarino del Modín) y José Villena. El Movimiento de Acción Vecinal, por último, lleva a Sergio Pastore y Gilda Rodríguez como fórmula presidencial.
Tres mujeres y siete hombres pelearán entonces por la Presidencia de la Nación. En el oficialismo, Cristina Fernández de Kirchner se impuso el objetivo de alcanzar en las primarias el 40 por ciento de votos, de modo de llegar mejor posicionada a las generales del 23 de octubre, en las que necesitaría ese volumen de votos y más del 10 por ciento de diferencia con el segundo para obtener un nuevo mandato.
Alfonsín y Duhalde intentarán por su parte quedarse con el segundo puesto; en ambos sectores imaginan aglutinar el voto opositor para forzar una segunda vuelta el 23 de octubre. Aparentemente con menos chances, Binner, Carrió y Rodríguez Saá completan la grilla de posibles sorpresas en los comicios de hoy.
El resto de los postulantes –Argumedo, Altamira, Bonacci y Pastore– tiene como principal objetivo llegar al 1,5 por ciento de los votos que establece como piso la ley electoral para poder competir en las generales del 23 de octubre. Encuesta real para algunos, tendencia para otros, las primarias aparecen como la gran novedad de la jornada.
Cómo llega cada uno
Todos los sondeos la ubican a Cristina como la ganadora de las primarias. La preocupación del kirchnerismo tiene menos que ver con la suerte de sus rivales que con el propio rendimiento electoral de la presidenta. En 2007, arañó el 46 por ciento. En las legislativas de mitad de mandato –luego del conflicto por la resolución 125, en medio de la crisis financiera global y con un condimento impensado: la psicosis general por la Gripe A–, el kirchnerismo apenas superó el 30 por ciento. Esa recaída obligó a la presidenta a relanzar su gestión: la ley de medios, la reestatización del sistema jubilatorio, el matrimonio igualitario, la asignación universal por hijo y la pulseada por el Banco Central fueron algunas de las medidas promovidas por la Casa Rosada, que aparecen ahora como la plataforma electoral de la presidenta.
Los otros candidatos llegan a las internas tras haber recorrido caminos diferentes. Alfonsín quedó como único referente del radicalismo luego de las renuncias de Julio Cobos y Ernesto Sanz. Sin internas partidarias, el diputado nacional quedó consagrado como candidato presidencial. Rompió una posible alianza con el socialismo y otras fuerzas de centroizquierda y, en cambio, selló un acuerdo, en provincia de Buenos Aires, con su colega del peronismo federal Francisco de Narváez.
Duhalde y Rodríguez Saá se repartieron el resto del justicialismo no kirchnerista. Junto a Mario Das Neves y Felipe Solá soñaron en algún momento con una preinterna para definir el precandidato de lo que entonces se llamaba Peronismo Federal.
Tras la muerte de Néstor Kirchner, el 27 de octubre pasado, uno de los comensales de esa mesa del peronismo opositor, el senador Carlos Reutemann, abandonó el barco y se autoimpuso un retiro espiritual. Das Neves quedó descolocado luego de que su delfín en las elecciones a gobernador de Chubut, Martín Buzzi, quien se perfilaba como un ganador claro, obtuvo el triunfo por un pelito y en medio de un escándalo por el recuento de votos.
Ese fue el principio del fin del Peronismo Federal, cuyo certificado de defunción se firmó con la endeble y no menos escandalosa interna que protagonizaron Duhalde y Rodríguez Saá, y que concluyó con candidaturas separadas.
Con la candidatura de Hermes Binner, la provincia de Santa Fe expone después de muchos años a un dirigente de su tierra con ambición de la llegar a la Casa Rosada. La postulación del socialista es hija de una extensa discusión interna en lo que primero se denominó el Acuerdo Cívico y Social, luego del Frente Progresista, y que finalmente terminó con el agregado del adjetivo “amplio”.
En su arranque, la coalición opositora reunía al socialismo con el radicalismo, la Coalición Cívica, Proyecto Sur, el GEN y otras fuerzas menores. Carrió fue la primera en irse, le siguió Alfonsín tras la indefinición de Binner sobre su posible candidatura como vice del hijo del ex presidente. El socialista ató su participación en el escenario nacional a la suerte de su delfín provincial, Antonio Bonfatti, quien finalmente lo sucederá en la gobernación santafesina. Sobre el final, también Pino Solanas angostó la vastedad del Frente Amplio Progresista.
Carrió ya no es la principal referencia de la oposición –en 2007 quedó segunda–; llega a las primarias desgastada y recluida en su espacio, sin haber tejido una sola alianza. El resultado de hoy y el de las generales de octubre calibrarán en su justa medida el futuro político de la Coalición Cívica.
Por su parte, en un gesto de honestidad que rara vez se puede apreciar en campaña, el Frente de Izquierda de los Trabajadores reconoció que su único objetivo es llegar a 400 mil votos para participar en octubre.
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