Policiales

en el espacio cultural universitario

Presentan libro sobre Los Monos

“No queríamos hacer un libro para periodistas, sino para que cualquiera que no tuviera idea de qué había pasado pudiera leer un segmento de la historia reciente”, dice Germán de los Santos sobre el trabajo que emprendió con Hernán Lascano.


Son muchos los rosarinos que ya lo leyeron y lo recomiendan como si fuera un manjar. “Te lo devorás”, aseguran. Pero la presentación oficial de Los Monos. Historia de la familia narco que transformó a Rosario en un infierno (editado por Sudamericana) será hoy, a las 19, en el Espacio Cultural Universitario (San Martín 750), con entrada libre y gratuita. Sus autores, los periodistas especializados Germán de los Santos (trabajador de La Nación y ex El Ciudadano) y Hernán Lascano (La Capital), conversarán con su colega Roberto Caferra sobre cómo realizaron la investigación que revela el submundo de la narcocriminalidad, con el eje puesto en el clan Cantero.

El libro empieza con una escena clave en la historia reciente del crimen rosarino: el funeral de Claudio “Pájaro” Cantero. Es que el asesinato de quien era el líder de los Monos, en mayo de 2013, cambió para siempre el mapa delictivo de la ciudad. Venganzas sangrientas mostraron el poder de fuego de la organización, que a plomo y muerte comenzó su propio ocaso.

La investigación –que se valió de más de 200 entrevistas y recabó datos de informes judiciales, policiales y periodísticos cuenta los primeros pasos de la familia, el origen del barrio Las Flores y cómo las economías ilegales crecieron a la par de la corrupción policial ante una Justicia y un poder político cuanto menos indiferentes. Durante el recorrido, que llega a estos días, paisajes y escenas urbanas describen la metamorfosis que en la última década hicieron que Rosario se volviera a mentar como la Chicago argentina. Así lo reseña Osvaldo Aguirre en su prólogo al referir que “la banda Los Monos volvió a poner en curso la palabra mafia, un término de reciclaje periódico en la historia criminal argentina”.

Germán de los Santos contó el porqué del libro: “La historia que tiene a Los Monos en el centro de la escena sirve para contar y reflexionar sobre lo qué pasó en Rosario en los últimos diez años, cuando la violencia se empieza a imponer como un método para mantener negocios ligados a la venta de drogas. Y cómo reacciona el Estado frente a este problema cada vez más agudo, en un contexto complejo, con una Policía corrupta, que tiene una enorme eficiencia para articular el delito, y que es independiente del poder político, que nunca tuvo voluntad de cambiar un esquema que después le estalló en la cara con la escena recurrente de los crímenes en las calles, y con una Justicia que, con marcada intención ,siempre llega tarde y es incapaz de investigar con eficiencia. Desde el punto de vista periodístico, era atractivo e interesante bucear en esta historia cruzada por estos ingredientes, con el eje en la banda de Los Monos, para ver cómo desde ese lugar como La Granada, uno de los más pobres y olvidados de Rosario, una familia logró conmover y arrinconar al poder después de la muerte del Pájaro Cantero, agitando un raíd de venganzas que terminó contribuyendo a su decadencia final.”

—¿Cómo la documentaron?

—El trabajo periodístico para hacer el libro estuvo repartido en varios frentes, entre ellos los expedientes judiciales, tanto en el fuero provincial como el federal, a los que se sumaron 260 entrevistas con los principales actores de esta trama, desde la portera de una escuela de Las Flores hasta funcionarios judiciales y políticos. Con las escuchas telefónicas, que son parte esencial del expediente que llevó adelante primero el juez (Juan Carlos) Vienna y después la jueza (Alejandra) Rodenas, se hizo una reconstrucción para sumarle el contexto en el que se dieron esos diálogos para tratar de darle a la crónica ese elemento vital que es la acción de los hechos. Muchas veces los expedientes aportan detalles y datos que no son importantes para la causa judicial pero sí son vitales para el trabajo periodístico.

—¿Entrevistaron a algún integrante de Los Monos?

—Cuando empezamos a armar la estructura del libro desde un primer momento se pensó en que al final debía estar la voz de los miembros de la banda. Eso se intentó desde un inicio, a través de uno de sus abogados, al que le propusimos que queríamos hacer una entrevista con Monchi y Guille Cantero, pero nunca pudimos concretarla por decisión de ellos. Hubiera sido interesante.

—¿Cómo fue escribir el libro de a dos?

—Desde el inicio pensamos la estructura del libro entre los dos, sumando además la mirada de la editora Ana Pérez, que fue muy importante a la hora de orientarnos sobre cómo construirla. Cuando se avanzó en esta etapa, que fue armar el esqueleto del libro, en la que se definió hacia dónde apuntaba y qué pretendíamos contar, dividimos los capítulos que cada uno tenía que escribir. Había algo claro: no queríamos hacer un libro para periodistas, sino para que cualquiera que no tuviera idea de lo que había pasado pudiera leer un segmento de la historia reciente. Para mí fue muy importante encontrar el tono y el ritmo del libro, para que la historia, atravesada por muchos hechos pesados y sangrientos, no lograra demoler al lector y hacerlo desistir de seguir leyendo. Ante esa búsqueda, la primera persona que leyó ese primer capítulo experimental fue Gladis, que era la encargada de cuidar a mis hijos, que es una gran lectora de novelas policiales.