Mujeres que están recluidas en la Unidad Penal N° 5 denunciaron a El Ciudadano las malas condiciones en las que se encuentran detenidas: falta de alimentación y de atención médica están entre sus principales reclamos. Sus dichos fueron ratificados por la ONG Mujeres Tras las Rejas y por el director regional de Prevención de Violencia Institucional del Servicio Público Provincial de la Defensa Penal, Marcelo Marasca, quien además detalló que vienen documentando esta situación desde principio de año. Por su parte, la secretaría provincial de Asuntos Penales y Penitenciarios de Santa Fe negó las acusaciones.
Las reclusas -entre 200 y 250 distribuidas en cuatro pabellones- presentaron un escrito ante Marasca este lunes, el mismo día que decidieron dar a conocer públicamente la situación que están atravesando. El defensor confirmó que, además, las internas comenzaron una huelga de hambre.
Se denuncian varios hechos que, todo indica, recrudecieron en los últimos 15 días: falta de agua caliente, la no realización de controles médicos y, en palabras de las propias reclusas, “la provisión únicamente de lechuga y tomate hace dos semanas”. También denunciaron que muchas están durmiendo en colchones muy delgados tirados en el piso, la falta de provisión de productos de limpieza y el maltrato recurrente de parte de los agentes especialmente contra las presas travestis.
Falta de controles médicos
Marasca resumió a este medio cómo se vienen dando los hechos desde febrero de este año cuando presentaron un hábeas corpus por falencias en la atención médica y provisión de comida desde la Defensoría pública.
“Hacía dos años, por la pandemia, que no había controles ginecológicos de las mujeres y cuando llegamos a la audiencia unas semanas después de la presentación, en febrero, la autoridad del Servicio Penitenciario dijo que había resulto el problema porque había puesto en marcha un plan de actualización de los controles ginecológicos. Por ese lado se entendió que al estar en marcha el plan ya no había motivo para dar lugar al hábeas corpus”, explicó al tiempo que señaló que de todos modos siguieron de cerca cómo se avanzó en este sentido.
Aseguró que por la cantidad de reclusas que hay y el ritmo al que se viene atendiendo nada indica que llegarían a atenderse a todas las personas este año. Esto preocupa, no sólo por la cantidad de tiempo que hace que no reciben un control médico adecuado, sino también por las enfermedades que tienen algunas o por su edad avanzada.
Comida en mal estado
En relación a la comida hay dos problemas. Uno es la pequeña ración que se les ofrece a niñas y niños que están alojados en el pabellón donde hay presas que están embarazadas o tienen hijos. El otro tiene que ver con la comida servida en mal estado o cruda.
“Nosotros cuestionamos el proceso de elaboración y cocción de los alimentos y desde febrero venimos monitoreando y documentando esto”, expresó Marasca. Señaló que es muy difícil probar este tipo de cosas ante la Justicia y por eso acudieron a un organismo como la Agencia Santafesina de Seguridad Alimentaria -Assal-, “fueron y constataron varias irregularidades dentro del proceso de manipulación y cocción de los alimentos”.
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“Esas irregularidades se plantean en un informe que se terminó en agosto donde hay muchas observaciones, cosas a mejorar, todo lo que estaba mal y qué había que hacer para mejorarlo”, contó. Además, Marasca destacó que las estrategias en relación a la unidad de mujeres se hacen en conjunto con el área de Atención al Condenado de la Defensoría provincial.
Por lo pronto, este martes irán a las instalaciones de la unidad a constatar las denuncias de las reclusas a la espera también de una respuesta del Servicio Penitenciario por lo que se dio a conocer públicamente y también por el informe que confeccionaron desde la dirección de Prevención de Violencia Institucional del Servicio Público de la Defensa Penal.
Finalmente, el secretario de Asuntos Penales y Penitenciarios Walter Gálvez negó a este medio todas las acusaciones: mostró una imagen de la comida ofrecida en el día de hoy -supremas de pollo y verduras- y aseguró que la unidad ofrece las medidas de higiene necesarias. No planteó que haya, hasta ahora, denuncias por problemas graves de la atención médica ni alimentaria.
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