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Portugal a la hora del ajuste

En medio de una crisis generada por la recesión, nueve millones de electores escogerán hoy al nuevo gobierno, que deberá afrontar el cumplimiento de un duro recorte impuesto por el FMI y la Unión Europea.

Los más de nueve millones de portugueses que votarán hoy tienen en sus manos la elección del gobierno que deberá mantener una difícil negociación durante los próximos tres años con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Unión Europea (UE), que monitorearán de cerca el duro recorte exigido por los organismos.

Tanto el FMI como la UE vigilarán de cerca el cumplimiento del estricto programa económico que acompaña el rescate de 78.000 millones de euros que Portugal necesita para salir de la crisis.

Tras presentar el primer ministro José Sócrates su renuncia en marzo, a algo más de un año de haber sido reelecto, las encuestas apuntan en la recta final de la campaña a una mayoría de la derecha en el Parlamento.

Las elecciones anticipadas marcaron el final de un gobierno en minoría que no consiguió sacar adelante el último plan de austeridad acordado con Bruselas que debía alejar al país de un rescate financiero.

El líder del Partido Socialdemócrata (PSD) de centroderecha, Pedro Passos Coelho, pasó de apoyar un gobierno en minoría en su actuación contra la crisis, como se dejó ver en la votación del Presupuesto del Estado para 2011, a desencadenar una crisis de gobierno que desembocó en la convocatoria a elecciones anticipadas.

Como consecuencia del plan exigido por el FMI y la UE, Portugal entrará en recesión durante los próximos dos años al 2 por ciento, según lo anuncia la agencia de noticias española Europa Press.

Los primeros tramos del préstamo con el FMI y la UE, 12.000 millones, llegaron con rapidez las últimas dos semanas de mayo, en plena campaña electoral, ante las dificultades reconocidas por el ministro de Finanzas, Fernando Teixeira dos Santos, de hacer frente a las obligaciones financieras del Estado en junio.

El segundo tramo de la ayuda, en agosto, está condicionado a una serie de reformas y medidas que tendrá que afrontar el nuevo gobierno en un tiempo récord.

En la recta final, según las encuestas, la balanza se inclinó a favor de un Parlamento con mayoría de la derecha, por lo que analistas creen se favorecerá la formación de un gobierno de coalición de partidos del mismo signo ideológico, para obtener la mayoría parlamentaria que reclaman todos los sectores de la sociedad para cumplir con las duras exigencias económicas.

En todo caso, sea cual sea el candidato ganador, no va a haber mucho tiempo para negociaciones, en el momento de entrar en funciones, presuntamente en julio, pues tendrá menos de un mes para cumplir con las exigencias de lo acordado entre el gobierno portugués, el FMI y la UE, con el apoyo de todos los partidos políticos.

La medida más polémica, sin duda, vendrá de la mano de la reforma laboral, en la que se le pide al gobierno luso reducir las indemnizaciones por rescisión de nuevos contratos, sin límite de tiempo, de 30 a diez días por año trabajado, con un límite máximo de doce meses.

En tanto, en los contratos temporales la propuesta es reducir de 36 a diez días en los que duren hasta seis meses, y de 24 a diez días las indemnizaciones de los contratos temporales de más de seis meses.

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