Espectáculos

Por una reparación histórica

Por: Daniela Barreiro. En “Guiragos: La historia de un niño sobreviviente”, Florencia Demirdjian, aborda el genocidio armenio a través de las vivencias de su abuelo y de un viaje en el que regresa al país de sus ancestros.


Con la intención expresa de ser un instrumento para acercarse a la cultura armenia, además de bregar por el reconocimiento y la reparación histórica del genocidio sufrido por dicho pueblo durante la Primera Guerra Mundial, Florencia Demirdjian filmó Guiragos: La historia de un niño sobreviviente, un documental que podrá verse hoy, a partir de las 18, en el Cine El Cairo (Santa Fe 1120) con entrada libre y gratuita.

Entre 1915 y 1923 (aunque muchos señalan que había comenzado algunos años antes), el gobierno otomano ordenó la deportación de cerca de un millón de armenios a los desiertos de Siria por considerar que eran “quintacolumnistas” de la enemiga Rusia. Camino de su exilio, la mayoría de los deportados fueron asesinados o murieron de hambre y enfermedades.

Sin embargo, Turquía se niega a calificar esa tragedia como genocidio por temor a los reclamos territoriales y patrimoniales que presentarían los miembros de esa comunidad.

“Nosotras somos tercera generación de armenios y nuestro abuelo es sobreviviente del genocidio –dijo Florencia haciendo referencia también a sus hermanas Delfina y Sabrina Demirdjian–. La motivación principal para hacer este documental fue la de recorrer la historia de nuestra familia. Hace un tiempo fuimos invitadas al festival de cine de Ereván, la actual capital de Armenia, algo que para nosotros fue como un viaje iniciático. Por un lado había mucho temor por volver pero como estaba el festival de por medio nos animamos”, relató respecto del viaje que emprendió en 2009 para presentar el film Fémina, las mujeres y el poder.

“Regresamos después de 100 años a la tierra de mis abuelos –agregó–. Esa experiencia nos permitió renovar la mirada; porque nosotras teníamos presente a Armenia  desde una vivencia de dolor y muerte. Entonces estar ahí, hablar con personas que viven ahí, nos conectó con cosas muy lindas, empezamos a experimentar la cultura; los sabores y los olores que nos supo transmitir mi abuelo se hicieron más reales. Vinimos con una mirada renovada para trasmitírsela a la cuarta generación, para que puedan conocer algunas cuestiones”.

En Guiragos, producido por A.D.O.,  productora independiente integrada por Delfina Demirdjian y Sabrina Demirdjian y Coproducido por la Universidad Nacional de Rosario, la realizadora establece un diálogo con armenios de Yereván y de la diáspora y va descubriendo y vivenciando al “ser armenio”. A partir de ese viaje y con el nacimiento de una cuarta generación de armenios en Argentina, aparece lo que señalaron como una  “nueva mirada” del país.

“Como el Estado turco no reconoce el genocidio, el dolor, después de 100 años, es el mismo. Hasta que no haya un reconocimiento por parte del Estado perpetrador del genocidio, la herida no va a sanar. Nosotras, que somos tercera generación, necesitamos airear un poco esa herida; hablarla, contarla, trasmitirla porque si no uno queda estancado ahí”, aseguró la cineasta.

Respecto de los recursos de los que se valió para contar esta historia la realizadora señaló: “Usamos parte de los archivos familiares, de mi abuelo tenemos fotos hasta los siete años y después de los 19, en el medio no hay registro más que algunos certificados de identidad. Pero el relato está centrado en las imágenes de nuestro viaje a Armenia y las entrevistas que hicimos a buena parte de nuestra familia”.

“También hicimos algunas recreaciones, más que nada con las nuevas generaciones. Por ejemplo, Luca, mi sobrino menor, está investigando a través de las nuevas tecnologías a (Mustafa Kamal) Ataturk y descubre que en una página turca lo tienen como si fuera un líder carismático, para marcar esas cosas es que elegimos hacer algunas recreaciones”.

“Lo que queremos transmitir es que si después de 100 años los imperios no pueden asumir alguna responsabilidad ante los crímenes, el mundo no cambió nada y se hace imposible que tengamos alguna ilusión por el futuro”, concluyó Demirdjian.

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