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Por las lluvias, los paradores de las islas casi no trabajan

En el sector hay quienes sostienen que obtener ganancias esta temporada será ya prácticamente imposible Siempre que llovió,paró

<p>La crecida del río preocupa, pero más lo hacen las constantes lluvias estivales. (Foto: Sofía Korol)
La crecida del río preocupa, pero más lo hacen las constantes lluvias estivales. (Foto: Sofía Korol)

Por: Pablo Moscatello

Mientras en 2008 a esta misma altura del año los 11 paradores de las islas sufrían una importante merma en su actividad debido a la fuerte bajante de las aguas del Paraná, por estas horas –y aunque se vive un escenario diametralmente opuesto en cuanto a la situación climática– los magros resultados financieros vuelven a reiterarse. Según los empresarios y especialistas consultados por este diario, de continuar lo que queda de la temporada con el mismo nivel de lluvias que se ha venido desarrollando durante noviembre y diciembre las pérdidas en el sector serán totales. En concreto, en los últimos 60 días la afluencia de gente a los balnearios ha sido prácticamente nula y en el sector ya hablan de que obtener ganancias esta temporada luego del terreno perdido será “prácticamente imposible”. Además, por estas horas el río está a una altura de 4,74 metros, ha “copado” gran cantidad del espacio arenero y hay quienes ya estiman que, tras el diluvio de ayer, alrededor del 90 por ciento del terreno de los paradores destinado a playas se encontraba bajo agua, aunque daban por descontado que si los días mejoran con el correr de las horas la situación se normalizará.

Para comenzar a comprender cuál es el contexto actual del sector es necesario conocer algunas particularidades del negocio.

Según manifiestan los entendidos, es durante los meses de noviembre y diciembre  cuando  más asisten  a las islas los visitantes en lanchas particulares, cuyos dueños y tripulantes son, claramente, quienes tienen mayor poder adquisitivo y, por ende, son los que más consumen. Por eso los bares y restaurantes venden menos y esa raíz de esta situación que preocupa la actividad casi nula.  “En enero y parte  de febrero es mayor la cantidad de gente diaria que asiste pero generalmente suele llover aún más y quienes van mayoritariamente son los que no tienen lanchas propias y tienen menor poder adquisitivo. Por eso la preocupación”, explicó  Carlos Vacarese, empresario y conocedor de temas náuticos. Otro ingrediente que aporta a la cuestión es que para esta temporada muchos paradores habían apostado fuerte con un alto nivel de inversión.     

Para verificar lo alarmante de la situación basta conocer algunos datos. En Isla Verde, mientras el año pasado entre noviembre y diciembre ya habían cruzado alrededor de 4 mil personas, esta temporada lo han hecho sólo 200. “La verdad es que hasta ahora ha venido poca gente. Y el principal motivo de lo que sucede es la gran cantidad de lluvia que ha caído. Fijate que entre los dos meses se han perdido alrededor de cinco o seis fines de semana completos. Hoy este es el principal problema que tenemos. Si tuviese que dar un porcentaje, te diría que perdimos el 90 por ciento de las visitas”, explicó Carlos Pedersini, el titular del parador ubicado frente a la zona de La Florida.

Si bien para algunos consultados el tema de la altura del Paraná puede llegar a ser un causante de conflicto, Pedersini minimizó la cuestión. “Se está hablando mucho de ese tema, pero para nosotros está bien la altura en que se encuentra, nos favorece. Nuestro balneario está en un punto más alto, a seis metros sobre el nivel del agua”, explicó el responsable del parador.

Por su parte, Juan Carlos Tellagaspera, propietario de Vladimir, ubicado en el banquito San Andrés, lugar al que se accede desde La Fluvial, describió la misma realidad. El empresario precisó que mientras en los últimos dos meses de 2008 el lugar llegó a albergar 1.500 clientes sólo los días sábados, en el mismo lapso este año recibió la visita de apenas 500 personas. “Hablar de ganancias este año será imposible. Lo que queda es cubrir los gastos ya que nosotros en invierno no abrimos”, explicó, para luego agregar que “de los últimos diez fines de semana llovió nueve”.

“Lo que queda es ver si se recupera el clima durante enero y hasta el 15 de febrero, que es cuando se larga con todo la temporada.

Y espero tengamos mejores fines de semana en marzo y abril. Eso es todo lo que nos queda esperar para recuperar algo de terreno”, analizó Tellagaspera. Si bien se mostró visiblemente resignado, posteriormente el responsable de Vladimir afirmó que en este tipo de negocios “uno sabe que estas son las reglas de juego. No te podés hacer ilusiones de hacerte millonario con estos emprendimientos. Te tiene que gustar mucho el río y el agua para encarar estos proyectos”.

Sobre la altura del Paraná el empresario sostuvo que con el caudal actual no va a tener inconvenientes ya que desde hace muchos años vienen “rellenando” la zona con arenado para que el agua no les gane lugar. Igualmente, aclaró que de seguir así la situación, el espacio físico para los visitantes se verá notoriamente disminuido.

Según Germán González, uno de los propietarios de Puerto Pirata, ubicado en la isla de los Mástiles, frente a Granadero Baigorria, “al ser este y hasta ahora un verano bastante lluvioso y al encontrarse el agua bastante arriba, ocurrió que casi toda la isla está colapsada. De acuerdo a lo que tengo entendido el 90 por ciento de la isla está inundada y es por eso que muchos directamente no están abriendo”.

A la hora de evaluar cómo ha sido la temporada en lo que va del año, el titular de Puerto Pirata calificó lo ocurrido como “malo” y bregó porque la cuestión mejore en los próximos meses. “Esperemos que a partir de ahora salga un poco más el sol”, respondió al ser consultado sobre cuáles son sus expectativas sobre lo que viene.         

Por otro lado, el propietario de unos de los paradores ubicado en el delta entrerriano, quien pidió reserva de su identidad, se mostró preocupado sobre lo que puede llegar a suceder en caso de que las lluvias continúen y las aguas del Paraná sigan subiendo. Si bien aclaró que todavía la situación no es “anormal”, como sí “lo había sido el año pasado, cuando no habíamos tenido agua, si sigue lloviendo la cosa se puede complicar mucho”. “Con medio metro más se taparía todo. Estamos con miedo, con el agua al cuello y un poco asustados por  lo que pueda llegar a venir”, concluyó.

Preocupa crecida del Paraná, pero no a Rosario

La proyección sobre la crecida que experimentará el río Paraná a la altura de Rosario es alentadora si se compara con otras ciudades, algunas de las cuales ya se encuentran afectadas y es posible que en unos días tengan que efectuar tareas de evacuación. Claro que de registrarse lluvias intensas el panorama podría llegar a complicarse en la ciudad, advierten desde el Instituto Nacional del Agua (INA).

Según un informe elaborado por el organismo, la previsión es que en los primeros días de enero la altura del río en Rosario alcance los 4,95 metros y quede a sólo cinco centímetros del nivel de alerta. La última medición es de 4,74 metros, una cifra superior a la media para esta época, que es de 3,24 metros. Sin embargo, aún está lejos de los 5,30 metros que se necesitan para implementar un operativo de evacuación en esta zona. La marca máxima histórica en la ciudad se registró en 1998, cuando el río llegó a los 6,44 metros.

La situación en Brasil no coopera para evitar la crecida, ya que en los últimos días hubo precipitaciones de entre 10 y 60 milímetros sobre todas las cuencas de aporte al Paraná, y el embalse de la represa de Itaipú –último reservorio del sistema de embalses– continúa con un nivel muy alto, por lo cual no tiene capacidad de atenuación de crecidas, señalan desde el INA. Al tiempo que advierten que la descarga de Itaipú en la última semana fue muy superior a la habitual y prevén que “de ocurrir lluvias significativas en la próxima semana, esta descarga podría aumentar en los próximos días acentuando el caudal alto hacia el tramo argentino-paraguayo del río”.

También llovió en la cuenca del río Iguazú y se esperan precipitaciones más significativas para estos días. “Los embalses emplazados sobre el tramo medio del río se encuentran llenos, sin capacidad de atenuación de crecidas”, señalan desde del INA, y se prevé que “el aporte al Paraná podría aumentar durante la próxima semana de registrarse las lluvias previstas sobre la cuenca”.

Las ciudades más complicadas son Barranqueras, en Chaco, y Reconquista, donde el nivel de crecimiento del agua las pone al borde de la evacuación en algunas zonas; en tanto, Goya y Paraná se encuentran en estado de alerta. En la capital santafesina, por el momento, la situación está controlada, aunque se prevé que para los primeros días de enero entraría en alerta porque el nivel del río estaría cinco centímetros por encima de lo deseable.

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