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Penado célebre

Por el caso Mansilla, cayó un convicto prófugo desde hace 9 meses

Albertengo, quien no había vuelto de una salida transitoria en julio de 2015, se entregó ayer ante la jueza de Ejecución Prunotto en la cárcel local, tras allanamientos por el asesinato del policía en Corrientes al 300.


Ricardo Albertengo, el hombre de 47 años acusado de asesinar al policía Mauro Mansilla, se entregó ayer. Se presentó en forma espontánea en la puerta de la Unidad Penal Nº 3 y se puso a disposición de la jueza de Ejecución Penal Luciana Prunotto, la misma que le había permitido salir en forma transitoria de esa cárcel en 2015, beneficio que él había utilizado para no regresar. Albertengo fue el protagonista de dos tomas de rehenes, en una de las cuales terminó asesinando a una de las víctimas. Tenía dos penas unificadas en 37 años y una condena previa cumplida en su totalidad. De acuerdo con Prunotto, Albertengo tenía orden de captura desde hace 8 meses. “En este tiempo nunca me pidieron que autorice una orden de allanamiento para detenerlo”, señaló. Ayer por la mañana, al conocerse la situación procesal del acusado, cada uno de los tres poderes trató de descargar su responsabilidad en el otro.

A Ricardo Albertengo lo buscaban desde el miércoles, cuando investigadores del Ministerio Público de la Acusación lo identificaron, mediante las filmaciones de cámaras de seguridad, como quien hirió de muerte con dos tiros en la cabeza al policía Mauro Mansilla el martes por la tarde, en Corrientes al 300. Con órdenes pedidas por el fiscal del caso, Ademar Bianchini, ayer por la mañana la Policía de Investigaciones allanó diferentes domicilios de la ciudad para intentar detenerlo. Si bien el hombre no fue encontrado, según Bianchini en los procedimientos lograron hallar material importante para el caso.

Mientras la Policía lo buscaba, Albertengo se entregó solo. Fue hasta la puerta de la cárcel de Zeballos y Riccheri, se presentó con su nombre y apellido y pidió hablar con la jueza Luciana Prunotto. Según fuentes de la Fiscalía, el acusado tendrá su audiencia imputativa el próximo lunes por la mañana, cuando será acusado de homicidio calificado. Bianchini señaló que no tiene dudas de que Albertengo es quien mató a Mansilla en la tarde del martes último, cuando una pareja reconoció en la calle a quien los había asaltado algunos días antes, tras lo cual le pidieron al policía que lo detuviera. Fue así que mientras Mansilla, quien cumplía adicionales en el Sindicato de Empleados de Comercio, pedía ayuda al 911, el atacante le disparó y escapó. El suboficial falleció la mañana siguiente de recibir el fatal disparo, en el Heca.

Pistolero viejo

El primer episodio que instaló a Albertengo en la crónica policial ocurrió en febrero de 1994. Fue el sábado 2 de abril de ese año, cuando entró con un cómplice a asaltar un negocio de 3 de Febrero al 900. Un llamado telefónico convocó a la Policía y Albertengo terminó intercambiando plomo con efectivos de la comisaría 2ª. Su socio fue atrapado y él corrió hasta el bar La Granja, de Sarmiento y 9 de Julio. Eran las 10 de la noche. El fugitivo le apoyó una 9 milímetros en la cabeza a una moza de 19 años y se aprestó a negociar. Pero Alejandro Debortoni, de 25 años, que observaba desde una mesa, intentó calmarlo y Albertengo le disparó un tiro que le perforó la aorta. Luego se entregó y fue condenado (ver aparte).

El 20 de octubre de 2009, también con salidas transitorias, volvió a las andadas. Ingresó a una clínica de Oroño al 700, se hizo pasar por paciente del centro de belleza con intención de robar pero que al quedar cercado tomó rehenes y se tiroteó con policías. Fue un enorme despliegue policial que terminó resolviendo la fiscal Lucía Aráoz, quien logró que se entregara. El caso generó una polémica similar a la que se ventiló en los medios ayer, ya que se trataba de un condenado que, además, había cometido otros cinco golpes durante sus salidas transitorias.

La versión de Prunotto

La jueza de Ejecución Luciana Prunotto explicó a la prensa la situación procesal de Albertengo. La magistrada detalló que sobre el acusado pesaba una pena unificada de 37 años de cárcel. En agosto de 2012 el hombre ya cumplía con los requisitos para tener salidas transitorias. Sin embargo, Prunotto describió que no le concedió el beneficio en ese momento y sólo accedió a flexibilizar su situación en diciembre de 2014, cuando le permitió salir del penal tres horas cada 15 días, acompañado de un uniformado.

Albertengo cumplió a rajatabla con las condiciones exigidas por Prunotto –según la jueza–, lo que le permitió, a mediados de 2015, incrementar las horas de salida. Con la firma de una persona que se hacía responsable por él, en este caso su pareja, al condenado se le permitieron nuevas atribuciones con el fin de afianzar lazos familiares. Nunca volvió de su segunda salida sin custodia policial, en julio de 2015. “Los convictos reincidentes no pueden acceder a la libertad condicional, pero la ley no limita la posibilidad de tener salidas transitorias”, explicó Prunotto cuando le consultaron si era legal que el acusado accediera a beneficios. De acuerdo con la jueza, sobre Albertengo pesaba un pedido de captura desde hace ocho meses. Según dijo, el arresto estaba a cargo de la sección Operativa de Capturas de la División Judiciales del Nodo Rosario de la Policía. Prunotto dijo que en este lapso nunca recibió pedidos para realizar allanamientos con el objetivo de detener al prófugo.

La intervención de la Defensa

La defensa pública explicó en un comunicado su intervención en el caso Albertengo. Con la firma de su titular, Gabriel Ganón, se indicó que la única participación del Servicio Público Provincial de la Defensa (SPPD) del nuevo sistema fue en instancia de apelación a la última condena firmada en un abreviado –unificada en 37 años–, cuando fue asistido por defensores del viejo sistema, quienes acordaron con la Fiscalía el monto de 17 años, época en que tanto la defensa como la acusación dependían del procurador general de la Corte.En 2011, y a pedido de Albertengo, Ganón apeló ante los máximos tribunales provincial y nacional ya que la defensa del antiguo sistema no lo hizo, aclaró la defensa pública del actual sistema. Y ante los rechazos insistió ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, tras lo cual la Corte santafesina le abrió sumario a Ganón reprochándole que interviniera cuando aún no estaba en funciones –ante la demora en la implementación de la reforma–, considerando que debía hacerlo la antigua defensoría. La defensa pública aclaró que ninguna de estas presentaciones hechas por el titular del SPPD tiene vínculo con las salidas transitorias de las que gozaba el penado al momento en que no volvió a la cárcel. Y afirmó que nunca pidió conmutación de penas ni lo defendió procesalmente en las instancias inferiores.

“Mirar los tres poderes”

El ministro de Seguridad, Maximiliano Pullaro, dijo ayer que no le corresponde explicar al Ejecutivo por qué Albertengo estaba en libertad: “Se piden explicaciones a la Justicia, acerca de por qué hay personas a las que la Policía de Santa Fe las detiene dos o tres veces”. Añadió en declaraciones a LT8: “Me preocupa porque cuando hablamos de seguridad pública tenemos que mirar el trabajo de los tres poderes, porque la construcción de justicia tiene que ser en común, con el Poder Ejecutivo como responsable principal, pero también el Poder Judicial”.

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