Ciudad

Por el buen trato a los que eligen una sexualidad diversa

Por: Agustín Aranda. Para evitar discriminaciones, la Municipalidad elaboró y entregó una sencilla guía para sus empleados.

El municipio, ante reiteradas consultas informales y formales desde las propias huestes sobre cómo asentar la identidad de género de una persona transexual y los significados de términos relativos al colectivo de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Transexuales e Intersex (LGBTI), generó una guía para sensibilizar a 12 mil empleados públicos de las distintas reparticiones. “La mayoría de las consultas venían por cómo dirigirse a los trans en términos legales. Posee el objetivo de que el empleado tenga todas las herramientas para la mejor asistencia ante la consulta de una persona LGBTI”, aseguró Noelia Casati, coordinadora del Área de la Diversidad de la Municipalidad de Rosario.

“Cómo construir un trato más amigable hacia Lesbianas, Gays, Bisexuales, Travestis, Transexuales, Transgéneros e Intersexuales (abreviado LGBTI)”, es el nombre del material que fue entregado junto al recibo de sueldo de los empleados municipales.

En contra de la homo/lesbo/trans/bi fobia y a favor de un trato igualitario e inclusivo para aquellas personas LGBTI, el Área de la Diversidad lanzó una pequeña guía para los empleados municipales. La entrega, que llegó a 12 mil trabajadores, busca garantizar el trato no discriminatorio y evitar eventuales faltas de respeto a partir de la difusión de información certera sobre la temática. “Nos han llamado desde distintas reparticiones para pedir más información. Generó inquietud y eso señala que existe un profundo desconocimiento sobre la temática. Es importante combatirlo con estas herramientas e invitar a profundizar sobre las mismas en otros ámbitos como los talleres de Sensibilización”, señaló en diálogo con El Ciudadano, la coordinadora del Área de la Diversidad, quien además aseguró que no recibieron denuncias por discriminación por orientación o identidad sexual dentro de las distintas oficinas dependientes de la Municipalidad de Rosario.

De acuerdo a la funcionaria, funcionan de forma rotativa y a demandas especifica de instituciones públicas o privadas, una serie de Talleres de Sensibilización de las temáticas de género, en las que se trabajan conceptualizaciones básicas y estrategias de abordaje para situaciones conflictivas. Los ámbitos que requieren de la orientación van desde equipos de salud, educación hasta escuelas e instituciones privadas.

Nominación en el Sistema

Según informaron desde el Área de la Diversidad, la mayor inquietud que llegó hacia sus oficinas estaba relacionado a una cuestión administrativa: “¿Cómo ingresar los datos de una persona que se manifiesta con una identidad que no corresponde a la que figura en su Documento Nacional de Identidad?”. “El Estado posee bases de datos municipales, provinciales y nacionales en las que figuran distintos asientos para el perfil de cada ciudadano. Si bien desde la secretaría de Promoción Social tenemos desde 2007 integrado el campo «nombre de género», que permite a la persona expresar libremente su orientación y que ésta forme parte de su perfil, no todas las reparticiones tienen esta posibilidad”, explicó Casati. Además, la funcionaria recordó que a través del decreto municipal 30.049, el Ejecutivo local insta a respetar, en todos los ámbitos de la competencia municipal, la identidad de género sentida por cada una de las personas. Según señala la guía, algunos sistemas de datos poseen dos campo «nombre de género», donde el empleado pone el nombre que le indican y “nombre”, que deben completar el que figura en el DNI. En caso de que sólo tenga el segundo campo, se recomienda incluir el de género en paréntesis. Cabe aclarar que no existe “nombre real” tal como “nombre legal”.

De acuerdo con Casati, en segundo lugar, las consultas de municipales se referían a los conceptos “intersex” (proviene de intersexuales, personas cuyo cuerpo sexuado –sus cromosomas, gónadas, órganos reproductivos y/o genitales– varían respecto de los estereotipos corporales masculinos y/o femeninos), “identidad de género” (expresión con el que la persona se identifica, es decir, se percibe a sí mismo como varón, mujer o de otra manera menos convencional) y “visible” (cuando una persona demuestra su orientación sexual y/o identidad de género). Es importante marcar que el sencillo manual también posee una referencia al término “outing”, que significa develar o hacer pública la orientación sexual de una persona sin su consentimiento, acción con connotación negativa, aclararon desde el municipio.

Manual en mano

La guía se divide en dos partes compuesto de preguntas y respuestas y un glosario de términos. La primera sección contiene preguntas –y respuestas– sobre la temática, tal como: “¿El o Ella? –referido cómo dirigirse hacia una persona trans, es decir, travestis, transexuales y transgéneros–, “¿Hablar de gay o lesbianas es discriminatorio?”, “En la Municipalidad existe un Área de la Diversidad Sexual, ¿las personas LGBTI deben ser derivadas a esa área?” –Aquí aclara que la repartición debe recibir a personas que fueran vulneradas en sus derechos por su orientación sexual o identidad de género–, entre otras.

En el reverso del manual se desarrolla un glosario con términos relacionados al colectivo LGBTI, cómo “travesti”, “transexual”, “bisexualidad”, “intersex” –personas cuyo cuerpo sexuado (cromosomas, gónadas, órganos reproductivos y/o genitales) varían respecto d los estereotipo corporales masculinos y/o femeninos–, y “Homo/lesbo/trans/bi fobia”. Otro concepto, más reflexivo y extensible no sólo a los empleados públicos municipales, es “heteronormatividad”, es decir, la noción de la heterosexualidad como regla, que intenta normar la orientación sexual de todas las personas. “Se refiere a la concepción hegemónica de la heterosexualidad y a las normas que orientan cómo nos percibimos a nosotras/os mismos, cómo organizamos la sociedad y cómo creamos instituciones”, detalla la explicación de la guía.

Por ejemplo, graficó la coordinadora del Área de la Diversidad, referirse a una persona, hombre o mujer como homosexual posee una carga más negativa que “gay” o “lesbiana”. “Según el propio colectivo, y es a este a quien han que reconocer y escuchar, es una palabra que invisibiliza el género de la orientación sexual, es decir: lesbiana indica que una mujer ama a otra y gay que un varón ama a otro. El poder nominal debe respetarse como política generadora de realidades de los colectivos. Lo mismo ocurre con la denominación trans para los transexuales. Son nuevas producciones que el colectivo se asume y la sociedad debe respetar y no imponer la denominación”, reflexionó Casati.

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