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Por amor a la naturaleza

Con la premisa de crear conciencia contra la contaminación, cuatro jóvenes recorrerán 4.000 kilómetros en kayak desde el Matto Grosso hasta Buenos Aires. A su proyecto de travesía lo llaman El Agua Manda.

Cuatro jóvenes unidos por el amor al río y a la naturaleza cubrirán unos 4.000 kilómetros en kayak por las aguas del Paraguay, del Paraná, del Uruguay y del Río de la Plata desde pantanales del Matto Grosso, en Brasil, hasta la ciudad de Buenos Aires. La travesía El Agua Manda pretende ser un alerta contra la instalación de represas e industrias contaminantes en ríos de la cuenca del Plata. “El motivo es nuestro amor al río y a la naturaleza y la necesidad de ayudar a crear conciencia sobre lo que va a pasar con estos cursos de agua en el futuro”, explicó uno de sus integrantes, Juan Martín Rivas.

Los jóvenes partirán hoy desde Gualeguaychú, donde se realiza una edición más de la marcha contra la instalación de Botnia sobre el río Uruguay, y desde allí recorrerán 3.000 kilómetros en camioneta hasta Mato Grosso, y desde allí emprenderán cuatro meses de navegación en kayak, lo que demandará remar entre 6 y 8 horas a lo largo de hasta unos 70 kilómetros diariamente, con un sistema de supervivencia y autonomía que los pondrá en contacto únicamente con los pobladores de las zonas ribereñas para recoger sus testimonios.

La agrupación, en cuyo blog elaguamanda.blogspot.com se pondrá un link para seguir día a día el recorrido de la flota de kayaks, explicó que el futuro es incierto para la cuenca del Plata “si se siguen instalando represas hidroeléctricas e industrias contaminantes”.

Hermann Feldkamp, Lucas de Miguel y Ezequiel Vela completan el grupo expedicionario que tiene previsto llegar a Tigre, en el delta bonaerense antes de mediados de septiembre, donde se sumarán libremente a la causa otras embarcaciones, que los acompañarán hasta Puerto Madero.

Provistos de tecnología (filmadoras y cámaras fotográficas, teléfono, y un rastreador satelital, entre otros elementos) tienen pensado documentar el viaje y captar los testimonios de los pobladores de los puntos que tocarán en las orillas del Paraguay y del Paraná.

“La mayoría de las personas que viven en las orillas son los más perjudicados. Muchos son desalojados de sus tierras y pierden su historia y su cultura”, dijo Rivas.

El joven explicó que “el grupo, vinculado a la defensa del ambiente y la preservación de la biodiversidad, no está en contra del desarrollo pero cree que todas las personas deberían poder forjar su propio destino”.

Los territorios son inhóspitos pero “existe en ellos una historia y una cultura, algo que las grandes empresas no entienden”.

“No buscamos desafiar a la naturaleza, interactuamos con ella porque queremos aprender su ritmo, tomarle el pulso y por ese motivo respetamos a las comunidades originarias”, concluyó.

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