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Segunda vuelta

Polonia elige a nuevo presidente en unos comicios que se presentan con alta polarización

El balotaje se define entre el presidente saliente, el ultraconservador Adrzej Duda, aliado de los nacionalistas del partido gobernante Ley y Justicia, y el liberal y alcalde de Varsovia Rafal Trzaskowski. Más de 30 millones de polacos deciden el nuevo mandatario por un período de cinco años


Los colegios electorales abrieron sus puertas en Polonia este domingo en la segunda ronda de los comicios presidenciales que enfrentan al presidente saliente, el ultraconservador Adrzej Duda, aliado de los nacionalistas del partido gobernante Ley y Justicia, y al liberal y alcalde de Varsovia Rafal Trzaskowski.

Los más de 27.000 centros de votación comenzaron a recibir los votos de los cerca de 30 millones de electores convocados a estos comicios después de que en la primera ronda ninguno de los candidatos alcanzara la mayoría.

Duda cuenta con el apoyo del gobernante partido conservador y del gobierno, y aspira a un segundo mandato de cinco años. Trzaskowski, ex parlamentario europeo, se presenta por la Plataforma Civil, el principal grupo opositor. Los dos candidatos tienen 48 años.

La pugna podría decidirse por un margen muy estrecho, según los últimos sondeos. Los dos candidatos hicieron una llamada a la participación, y se esperaba que fuera más alta que el 64,51% de la primera vuelta electoral, disputada el 28 de junio.

Los temas centrales de la campaña ha enfrentado a los partidarios de la retórica nacionalista del gobierno de Ley y Justicia, que defiende supuestos valores tradicionales, con el discurso que reclama libertades y una Polonia encajada en Europa del rival de Duda.

El presidente tiene el poder de veto y Trzaskowski, que ha dicho que busca una Polonia más abierta, ha prometido que si gana bloqueará una legislación que cree que socavaría las normas democráticas.

Dado que el presidente de Polonia apenas cuenta con poderes ejecutivos, es poco probable que Trzaskowski pueda lograr un cambio significativo si gana. Pero con la presidencia así como la Cámara Alta del parlamento en manos de la oposición, la capacidad del PiS para implantar su agenda se vería obstaculizada.

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