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Policías presos por herir de gravedad a un sospechoso

Ocurrió anteanoche sobre la ruta 9, donde los uniformados quisieron identificar al hombre y abrieron fuego.

Un hombre de 32 años resultó gravemente herido de un tiro en la nuca luego de que anteanoche dos agentes del Comando Radioeléctrico de la localidad de Roldán balearan el auto en el que iba con su hermano por la Ruta Nacional 9. Los uniformados fueron pasados a disponibilidad y quedaron detenidos mientras se investiga el hecho. La versión oficial indica que los policías quisieron identificar a la víctima y a su hermano, pero el dúo quiso escapar, por lo que los agentes abrieron fuego e hirieron a Guillermo Ramírez. Tras el hecho, allegados la víctima llegaron al lugar –donde el herido era asistido por personal médico– y destrozaron dos patrulleros. Según las fuentes, Ramírez –quien al cierre de esta edición estaba con muerte cerebral– cuenta con varios antecedentes delictivos. Pero lo que llama la atención es que en enero pasado hizo una denuncia que hizo caer a cinco policías por “mejicaneadas” a ladrones y vendedores de droga. Sin embargo, las autoridades policiales consultadas desvincularon la balacera con este hecho.

Según fuentes policiales, el hecho ocurrió anteanoche, cuando dos agentes del Comando Radioeléctrico de Roldán transitaban en un patrullero por la Ruta Nacional 9. Al llegar a la altura del cruce con la AO12, los uniformados vieron pasar a toda velocidad un Peugeot 504 blanco, sin patente y con las luces traseras apagadas, indicaron los voceros del caso.

De acuerdo con la investigación, cuando los policías se acercaron al vehículo para que detuvieran la marcha, reconocieron al hombre que iba sentado en el asiento trasero porque cuenta con gran cantidad de antecedentes delictivos. Pero, a pesar de las advertencias, el Peugeot no se detuvo y siguió hasta la intersección de la ruta 9 con calle Maíz, ubicada a la entrada de Roldán. En esa instancia, el conductor, identificado como Guillermo Cristian Ramírez, de 32 años, tomó la banquina. Pero el patrullero les cerró el paso.

La versión oficial indica que los hermanos se negaron a descender del vehículo y uno de ellos sacó un arma plateada de un bolso que llevaba junto a él en el asiento trasero. Al ver el arma los policías retrocedieron, y el conductor retomó la marcha, por lo que los agentes abrieron fuego.

En tanto, a la vera de la ruta 9, un hombre que estaba esperando el colectivo, quien resultó ser hermano de los otros dos sospechosos, observó la escena y fue al rescate de su familia con una piedra en la mano. Así, mientras los policías disparaban “a los neumáticos del auto”, se trabaron en lucha con el tercer hombre –que terminó huyendo–, lo que posibilitó que el auto se alejara.

El forcejeo terminó cuando el Peugeot frenó de golpe a unos 70 metros del lugar. En ese momento, la persona del asiento trasero abrió la puerta y se fugó con el bolso y el arma en la mano, sostuvieron las fuentes policiales.

Los agentes se acercaron al auto y advirtieron que el conductor tenía un disparo en la nuca, por lo que llamaron a una ambulancia que trasladó de urgencia a Guillermo Ramírez hasta el hospital Centenario, adonde hasta el cierre de esta edición permanecía internado con muerte cerebral.

Mientras el personal médico atendía en el lugar a Ramírez, sus familiares llegaron al lugar y comenzaron a agredir al personal que estuvo involucrado en la balacera y a los policías de la comisaría de Roldán que habían llegado minutos después. Como saldo, las dos patrullas quedaron destrozadas.

Por su parte, los dos agentes, uno de ellos con una antigüedad de más de 2 años y el otro con pocos meses en la fuerza, quedaron detenidos e incomunicados. Además, fueron pasados a disponibilidad por orden de las autoridades de la UR XVII mientras se investiga cómo sucedieron los hechos.

El caso está en manos del Juzgado de Instrucción de la 6ª Nominación, a cargo de la jueza Raquel Cosgaya, con la colaboración del personal de la Unidad Regional XVII del departamento San Lorenzo y la Dirección de Asuntos Internos.

Curioso pasado

Guillermo Ramírez –que supo integrar las filas de la barra brava de Rosario Central– tenía varias entradas en la comisaría de Roldán, pero estuvo presente en las crónicas policiales por protagonizar dos hechos en particular: uno a principios de este año y el otro a mediados de 2009.

El más reciente fue cuando, a raíz de una denuncia realizada por Ramírez, la Policía desbarató a una banda de cinco policías que “mejicaneaban” a ladrones y vendedores de droga en Roldán y Rosario. La noche del 8 de enero pasado, cinco policías fueron a su casa de Roldán para pedirle plata. El ex barra les dijo que no tenía dinero, por lo que los uniformados se llevaron algunos electrodomésticos de su hogar. Bajo amenazas de muerte, le dijeron que se subiera a la moto y los llevara hasta  la casa de otro conocido barrabrava. Ramírez golpeó la puerta de su compañero y cuando Domingo R., de 55 años, abrió, los policías se le metieron y le pidieron dinero. Y, como el hombre dijo que no tenía plata, hicieron lo mismo que en la casa de Ramírez.

Una vez que los policías se fueron, Domingo R. fue hasta la subcomisaría 22ª y radicó la denuncia, mientras que Ramírez hizo lo mismo en la comisaría 6ª de Roldán. A raíz de ello, la División Judiciales y la sección Seguridad Personal de la agrupación Unidades Especiales de la UR II logró identificar a los cinco policías involucrados, cuatro agentes y un cabo, que fueron detenidos esa misma noche por orden del juez Javier Beltramone.

El segundo episodio tuvo lugar el 6 de julio del año pasado, cuando Ramírez discutió con su ex mujer y se atrincheró con sus dos hijas de 9 y 4 años como rehenes, en la vivienda de sus padres.

Según la denuncia que dejó asentada su ex esposa, Ramírez amenazaba con matar a las niñas y luego suicidarse.

Tras unas horas, los padres del hombre lograron liberar a la mayor de las nenas, pero no pudieron hacer lo mismo con la de cuatro años porque Ramírez se encerró en otra habitación. En ese marco y tras 14 horas de negociación, el hombre depuso su actitud y a primera hora del día siguiente dejó entrar a los uniformados, quienes recuperaron a la pequeña y secuestraron una pistola Bersa calibre 22 con balas y cartucho en recámara.

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