Policiales

juicio a los monos

Policía acusó a superior de filtrar dato de allanamiento

Almirón, condenado por extorsión, dijo que un subcomisario dio información a un narco que frustró una captura.


“Hay muchas más cosas, pero no las voy a declarar acá, porque no tengo ningún tipo de garantías. Las voy a declarar en el (fuero) federal”, dijo el policía Germán Almirón, condenado en una causa por extorsión y procesado en un caso de drogas, en la jornada de este miércoles en el juicio oral contra la banda de Los Monos. Cuando le preguntaron por qué, aseguró que el juez del caso nunca lo escuchó. Habló de su trabajo en la Brigada Operativa de la División Judiciales a la que pertenecía, la que llevó el peso de la pesquisa por asociación ilícita contra el clan Cantero a las órdenes del magistrado Juan Carlos Vienna, y de algunas escuchas telefónicas. En ellas Almirón largó toda su bronca porque, según dijo, un superior filtró un dato que tenía y así frustró un procedimiento. La escucha deja a la vista el vínculo de su superior con el narco Luis Medina (asesinado en diciembre de 2013), a quien según esta especie le pasaron la información.

Germán Almirón fue parte de la Brigada de Judiciales. Explicó que el jefe de la División era Cristian Romero y dentro de la Brigada donde prestaba servicios estaba a cargo del comisario Raúl Saccone Tirrito y el subjefe era el subcomisario Luis Quevertoque. Actualmente Almirón está preso por dos causas: una federal donde está acusado de brindar información a la banda narco de Reina Quevedo, y otra provincial. En esta última está condenado a 6 años de cárcel por extorsionar a la mujer de Juan Domingo Ramírez –parte del grupo hoy enjuiciado y condenado mediante un acuerdo abreviado a 3 años y 10 meses por asociación ilícita– tras su detención en enero de 2014.

De remera gris, lentes de pasta, el policía que apenas pasa los 30 años se sentó frente al estrado. Le retiraron las esposas y contestó las preguntas que le hicieron. Entró a la Brigada “unos meses antes de los megaallanamientos” (que comenzaron el 31 de mayo de 2013) y le pasaron tres escuchas telefónicas en las que él hablaba. El hombre se reconoció en ellas y dijo que se comunicaba con otro integrante de la Brigada sobre un dato que consiguió. A partir de esa información estaba previsto un procedimiento en un hotel cercano a la Terminal de Ómnibus donde se procuraba detener a Jorge “Ema” Chamorro (sentado en el banquillo en este juicio), quien pudo eludir ese allanamiento aunque fue detenido semanas después.

En la primera conversación se escucha que sólo Almirón y su jefe conocían el dato y le cuenta a su interlocutor que una persona que identifica con un nombre les avisó a los buscados: “Loco, tomate el palo que en una hora está toda la Brigada acá”, le habría dicho. En la segunda profundizan sobre la persona que habló y determinan que es una mujer. En un momento Almirón le dice a su compañero: “Pero yo sé quién me mandó al frente, el subjefe de la Brigada”, y mostró su disposición de hablar con el jefe de unidad para contar lo sucedido, lo que finalmente no pasó.

En la tercera conversación habla con un tal Cheli, a quien identificó a pedido de la defensa. Almirón le cuenta que lo llamó “la mina” de uno de los buscados, “la que me lo entregó el sábado. El sábado mismo a la tarde le avisaron a Luis Medina de adentro de la Brigada nuestra que nosotros lo íbamos a tumbar a ellos, que estaban en Cafferata y San Luis”.

La conversación sigue y Almirón le pregunta a Cheli si sabía si Luis (por Quevertoque) tenía llegada a Medina. Cheli le dice: “No sé qué decirte. Con (Esteban) Alvarado sí, pero no sé qué decirte”, y Almirón se queja: “Me estoy arriesgado la vida. Me van a meter un tetazo para que se llenen los bolsillos. Son unos hijos de mil putas. No pueden hacer esto, no es así. Estamos arriesgando, estoy arriesgando mi familia al pedo. Están locos: llego y le pido el pase a Romero”, se escuchó. El interlocutor trata de calmarlo y le pregunta si le contó el dato a alguien. Almirón dice que no y cuenta que sólo habló con gente de la Brigada: “Le avisé a Luis, a vos y al Toto. El defensor Faustro Yrure le preguntó: “¿Quién era Toto?”. Y el testigo le dijo que era el sargento Ariel Lotito, a cargo de las escuchas telefónicas del caso.

Almirón explica que el dato se filtra por un superior suyo , los “dimes y diretes” decían que le avisaron a Luis Medina y que el que dio el dato había sido el subjefe. Yrure le pregunta si la gente de su Brigada trabajaba con Medina. “Es lo que se decía”, respondió Almirón. El testigo aclaró que pidió el pase en varias oportunidades, porque varias veces no estuvo de acuerdo. “Hay muchas cosas más. Pero no las voy a declarar acá porque no tengo ningún tipo de garantías. Las voy a declarar en la causa federal”, dijo. Añadió no saber por qué estaba en este juicio: “A mí nadie me avisó que iba a hacer testigo. Yo fui personal de la Brigada de Judiciales y entiendo que el hilo se quiere cortar por lo más delgado que soy yo”.

“Le voy a hacer una breve”, adelantó para luego decir: “(El comisario imputado en este juicio Sergio) Blanche se encuentra en un bar con Quevertoque, Lotito y Romero, y dice que yo le armo una causa”. Y agregó, mezclando la primera y la tercera persona: “Como investigador jamás me sentaría en una mesa con alguien que estoy investigando, una película de Hollywood. Almirón armaba, arreglaba, buscaba, llevaba y está en las escuchas. Corría todo el día como un estúpido atrás de gente y le avisaban que los íbamos a buscar. Ese es mi enojo y hay muchas cosas más que no voy a decir porque no tengo garantías. Muchas cosas más respecto de esta causa que tiene relación con la causa que tengo en el Juzgado Federal, Y afirmó que nunca fue escuchado por el Juzgado.

Luego fue el turno de la Fiscalía. Gonzalo Fernández Bussy arrancó con la causa por extorsión que tiene condenado a Almirón, donde es también fiscal. El tono de las preguntas llevó a la defensa a intervenir. El juez le aclaró a Almirón que era un testigo, no un acusado. “Me estoy empezando a sentir como acusado. ¿Me pueden llevar?”, preguntó. Luego de que el juez le llamara la atención al fiscal, el funcionario no hizo más preguntas.