Ciudad

Plan para que las calesitas no sean cosa del pasado

Por Diego Montilla. El Concejo aprobó un proyecto para mejorar el estado de los carruseles de la ciudad y evitar su cierre.

Con el objetivo de mejorar el estado de muchas calesitas de Rosario que presentan un notable deterioro por el implacable paso del tiempo y ante la imposibilidad económica de sus concesionarios de realizar las reparaciones o arreglos necesarios para ponerlas “a punto”, en el Concejo se aprobó un proyecto donde se solicita a la Dirección de Concesiones del municipio que coordine con el Banco Municipal el otorgamiento de una línea de créditos y préstamos para que sus propietarios puedan llevar adelante las tareas de mantenimiento, revitalización y restauración de los carruseles para evitar que sigan cerrando frente a la caída que viene mostrando la actividad en la ciudad. Además, se planteó la firma de convenios de colaboración con talleres de oficios que permitan afrontar los gastos que esos trabajos –artesanales en la mayoría de los casos– demanden.

El autor de la iniciativa es el concejal Manuel Sciutto, quien contó a este diario que el proyecto surge a raíz de un relevamiento que se realizó en las plazas y los parques de toda la ciudad donde como resultado se vislumbró que muchas calesitas “están en un muy mal estado”. “Es por eso que, tras estudiar el caso, planteamos la necesidad de otorgar una línea de crédito que le permita a los concesionarios acceder a fondos para poder reciclarlas y  establecer contacto con artesanos especializados en la refacción”, explicó.

Según el concejal socialista, el no arreglo de las calesitas y su posterior deterioro hace que los chicos pierdan el interés en subirse a las mismas, lo que termina convirtiéndose en  una especie de círculo vicioso que comienza con el decaimiento del estado general de los carruseles, el rechazo de los niños y los padres a utilizarlos y las consecuencias económicas que eso trae para los que se desempeñan en la actividad. “Un carrusel para poder trabajar bien tiene que estar en buenas condiciones y en muchos casos sus propietarios no se encuentran en condiciones para afrontar los gastos necesarios para un arreglo. Hemos hablado con muchos de ellos y eso fue lo que nos contaron. Es por eso que hemos decidido presentar este proyecto que ha sido aprobado en el Concejo”, añadió.

Sciutto está convencido de que las calesitas siguen siendo un juego que continúa seduciendo a los más chicos frente al avance de lo digital, tal como pasaba con generaciones anteriores. “Sabemos que los pibes siguen disfrutando de ellas. Yo tengo un hijo de dos años que le parecen muy atractivas y sabemos de muchos otros que les pasa lo mismo. Es por eso que es importante que estén en buenas condiciones porque eso resulta fundamental para que trabajen y funcionen tal como se merecen”, destacó.

En el proyecto aprobado en el Palacio Vasallo se recuerda que existe en Rosario un programa de preservación de calesitas de la ciudad creado por ordenanza que se encarga de la  protección y conservación  de las que posean un valor histórico y cultural a fin de ser declaradas de Patrimonio Histórico de la ciudad por el Concejo Municipal.

Además, se recuerda que “a excepción de aquellos carruseles que fueron incluidos dentro del programa arriba descrito, todos los años sus propietarios deben presentar ante el municipio una solicitud de pedido de permanencia en los espacios públicos en los cuales éstas se encuentran”.

“Esa instancia de ampliación de los plazos de concesión se convierte en un interesante momento de control y fiscalización  del estado de estos juegos. En el marco del mismo sería oportuno estipular las acciones correspondientes que permitan restituir, recuperar, reponer y rescatar los carruseles que muestran signos de daño y depreciación en parques y plazas de la ciudad, mediante una gestión coordinada entre Municipio y propietarios de calesitas o calesiteros; otorgando a éstos últimos opciones de financiamiento para mantener o recomponer tan valioso medio de esparcimiento y diversión infantil”, se agregó en los considerandos.

“La calesita, carrusel o tiovivo- como suele llamárselo-fue tornándose con el paso del tiempo en un importante entretenimiento infantil y familiar que sobrevivió tanto a las modas como a las costumbres de diferentes países y ciudades. Inevitablemente cuando hablamos de calesita emerge la nostalgia y con ella los recuerdos y anécdotas de nuestra infancia. Muchas son verdaderas obras de arte por los caballos y autitos tallados, las pinturas internas y su valor cultural; algunas incluso son consideradas de patrimonio de la ciudad por las historias que encierran. El carrusel como medio de esparcimiento actualmente perdura en algunas plazas de barrios rosarinos. Sin embargo, muchos de éstos merecen ser recuperados y revitalizados”, se concluyó en el escrito presentado en el Concejo.

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