Economía

Salarios y precios desfasados

Plan de estabilización: ¿puntapié inicial para atacar la inflación o medida cortoplacista?

El gobierno estudia implementar un esquema de fijación de precios y salarios para poner un freno a las constantes remarcaciones. El economista Esteban Guida plantea revisar los objetivos políticos y, una vez explicitados, poner atención en los gigantes alimenticios y las megacadenas de supermercados


Desde hace algunas semanas el gobierno nacional viene amagando con la posibilidad de iniciar un plan de estabilización con el objetivo de ponerle un freno a los niveles de inflación que sufre la economía. En diálogo con El Ciudadano, el economista de la Fundación Pueblos del Sur Esteban Guida analizó el cuadro de situación y sostuvo: “Acá hay que tener un plan consistente con los objetivos políticos, pero hay que ver cuáles son esos objetivos políticos”.

Las primeras versiones difundidas desde el gobierno e incluso anticipadas por el secretario de Industria, José Ignacio de Mendiguren, apuntan a una fijación de precios y salarios que podría llevarse adelante entre noviembre y diciembre, con la idea de frenar la inercia inflacionaria que amenaza con quedar cerca de las tres cifras hacia fin de año.

Referentes del gobierno nacional exhiben los datos del ajuste fiscal, acompañado por las medidas implementadas para lograr acumulación de reservas como primera parte del plan. Números que el propio ministro, Sergio Massa, rindió ante las autoridades del Fondo Monetario Internacional.

Resta saber qué sucederá con el poder adquisitivo del salario en un contexto de constantes remarcaciones, en las que los sueldos corren de atrás y las grandes empresas mejoran sustancialmente su rentabilidad. Y plantea el interrogante sobre la inminencia del año electoral: ¿habrá duros recortes del gasto público por seis meses, anclados en la era del hielo que impone el FMI? Acto seguido, ¿habrá otros seis meses en la recta final hacia los comicios en los que el oficialismo deberá inyectar dinero para tener chances de renovar? Llegado este último tramo, ¿cómo se comportará la inflación?

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Guida anticipó que una fijación de variables puede resultar una medida “cortoplacista”, ya que al terminar ese período todo volvería al mismo lugar. “La fijación te puede dar un control de precios inmediato pero, si no decís cuál es la estrategia en el mediano plazo, fracasa”, sostuvo.

—¿Es posible lograr un proceso de estabilización con fijación de precios en este contexto?

—Puede haber un decreto de fijación compulsiva, pero después el Estado tiene que tener capacidad para controlarlo. Una cosa es un acuerdo de precios, como estamos viendo últimamente, pero hace tiempo que el Estado no tiene la capacidad de garantizar una fijación de precios. No es raro, esto ya se hizo en la historia argentina, pero hay que ver con qué capacidad. En cualquier caso debe haber un acuerdo y acompañamiento político, no alcanza con firmar un decreto.

—¿Cuánto debería perdurar un plan de este tipo para ordenar las dificultades que existen en relación con la inflación?

—Acá hay que tener un plan consistente con los objetivos políticos, pero hay que ver cuáles son esos objetivos políticos. Se puede frenar dos meses la inflación, ya ha ocurrido, la fijaciones de precios siempre tuvieron un impacto inicial; pasa que es un objetivo muy pobre, cortoplacista. La fijación te puede dar un control de precios inmediato pero si no decís cual es la estrategia en el mediano plazo, fracasa.

—¿Se puede pensar una fijación de precios y salarios como un paso inicial o debería ir acompañado de medidas estructurales?

—Acá lo que está faltando es hablar de los criterios políticos. No se trata de si están bien o mal las formas de los sectores concentrados, acá hay que ver a qué intereses responde el gobierno. Debería haber un sinfín de medidas estructurales, no coyunturales. Acá la discusión tiene que estar sobre los precios relativos.

Si los bienes aumentan, pero los salarios aumentan más que los bienes, vas a tener un sector asalariado que está mejor respecto al sector proveedor de bienes. Si los servicios públicos aumentan menos que los salarios vas a tener a gente que consuma más servicios públicos por menor precio. El tema tiene que ver con la administración de los precios relativos, algo muy complejo, pero si no tenés un criterio político, nunca vas a poder hacer nada.

Cuando nos concentramos en políticas de estabilización sin hablar de los precios relativos, tenemos una falsedad. Los distintos gobiernos no nos están explicitando los mecanismos de redistribución. Eso no significa sacarle al rico para darle a los pobres, porque después te lo cobran a través de los precios. Como no está explicitando el objetivo político, no sabemos qué país están haciendo. Lo más importante no lo estamos discutiendo, estamos discutiendo lo que se hace para cumplir con los objetivos que nadie quiere que se cumplan.

—Más allá de los errores políticos, ¿hay motivos para justificar los aumentos que perduran hasta estos últimos días?

—Siempre hay un motivo, el tema es cuál. La inflación se explica por diversas variables, y en julio se agregó una. Cuando las importaciones se restringieron masivamente porque no llegábamos con las divisas, una empresa que compraba insumos no tenía autorización para importar. Si esa empresa no tenía producto y no sabía cómo iba a hacer para pagarlo, no sabía cuánto valía el producto que tenía. En general no vendieron porque no sabían cuáles eran sus costos. Tampoco podés no vender, el tema también es que no hubo proyección, entonces las ventas se generaban con dólares a cualquier valor o hacían operaciones accediendo al mercado bursátil, que estaba 270 o 280 pesos.

—Eso con quienes operan en el comercio exterior, pero ¿qué pasa con el rubro alimentos?

—Del sector alimenticio sabemos que hay cinco empresas que controlan todos los productos y hay ocho cadenas de supermercados que hacen de las suyas. Además, cuando el Estado emite y aumenta el gasto social para los gastos básicos, estos tipos se ponen el babero, porque todo ese dinero va a consumo. Entonces, ¿quién se queda con toda esa emisión de dinero? Se la quedan esas empresas productoras de alimentos.

—¿Qué pasaría si efectivamente se acuerda otorgar un aumento salarial para luego fijarlos por un tiempo como parte del plan de estabilización?

—También hay que tener en cuenta que en este contexto se fija un salario y el empresario se rige por eso, si el empleado quiere una mejora no se la puede dar. Lo que ocurre hoy es que esos empleados se van a la economía informal porque ganan más en una changa que en un trabajo registrado, eso te hace volar por los aires la fijación de salarios y ahí no sólo los sindicatos se van a quejar sino también los empleadores, porque se van a quedar sin trabajadores.

Es lo que pasa un poco con Ganancias. Hay personas que están en una escala en la que si cobran horas extra terminan tributando Ganancias, entonces no quieren hacer horas extra o te las vende en negro.

Esto está pasando. Crece la informalidad porque el mercado laboral no paga. Entonces tenés una tasa de desocupación clavada en el 7% pero un nivel de trabajo informal cada vez mayor. En la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) te preguntan si la semana pasada trabajaste una hora, no te preguntan si tenés empleo formal o informal: ya figurás como ocupado.

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