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Gatillo fácil

Pidieron perpetua para dos policías por la muerte de Jonatan

Para el resto de los uniformados las penas oscilan entre los 14 y los 3 años de acuerdo con la Fiscalía y las querellas.


Durante la jornada de este lunes se pudieron escuchar en la sala de audiencias de los Tribunales los alegatos de apertura en el juicio oral por el asesinato de Jonatan Herrera. Las dos querellas y la Fiscalía pidieron perpetua para Ramiro Rosales y Gladys Galindo, en tanto para otros dos de los policías (Francisco Rodríguez y Luis Sosa y Alejandro Gálvez) la querella que representa a la madre de la víctima pidió 14 años de prisión y la Fiscalía y la querella que representa al hijo de Herrera 12, menos para Gálvez que pidieron 3 años.

Jonatan tenía 23 años, un pequeño hijo y un trabajo. El 4 de enero de 2015 lavaba el auto en la puerta de su casa ubicada en bulevar Seguí y Ayacucho, cuando una persecución policial sobre un joven que presuntamente había robado una juguetería en San Martín al 3500 pasó a su lado. Jonatan intentó protegerse pero los uniformados abrieron fuego contra el muchacho. Cuatro de ellos, integrantes de la recién creada PAT, viajaban en un colectivo de línea y al ver la situación se bajaron y dispararon. A mediados de junio pasado una mujer policía, perteneciente al Comando Radioeléctrico, fue imputada luego de una pericia balística y una reconstrucción virtual que la involucró en el caso. Según el fiscal Adrián Spelta el preinforme de esa última medida determinó que el disparo que efectuó Francisco Rodríguez ingresó por el tobillo de Herrera y lo llevó a salir hacia la derecha –en dirección a unos árboles–, donde quedó en una posición casi de cuclillas. Allí recibió otros dos disparos, casi en forma inmediata: el primero en el muslo por parte de Ramiro Rosales y el último fue disparado por Gladys Galindo, que le rozó la cabeza e impactó en la pared en forma perpendicular, según detalló el fiscal en oportunidad de la audiencia imputativa contra la mujer.

Durante la jornada de este lunes el primero en declarar fue Rosales y reconstruyó desde su mirada lo que ocurrió el día en que Jonatan fue asesinado. “Vuelvo al colectivo y veo a un compañero que levantaba vainas. Asimilé que había que levantarlas como cuando íbamos al polígono. También había perros que habían pasado por el lugar. Busqué mi bolso y mi compañero me dice que había una persona tirada bajo un árbol y ahí me entero de que había una persona herida y después me entero que era Herrera y  que es llevado por un móvil al Heca “, sostuvo frente al Tribunal.

“Ya era tarde, la escena ya estaba alterada. Había móviles por todos lados y la gente pasaba por cualquier lado. Vino el jefe nuestro y preguntó quién era la persona que había disparado de la PAT. Le dije que tenía vainas y se las di a la persona encargada del procedimiento de la PDI. Nos llevaron a al comisaría y ahí entregué las vainas”, sostuvo.

“No me quedé con ninguna vaina, ni era mi intensión ocultar el proceso. Todas las vainas fueron entregadas al jefe del procedimiento. Después me fui a la pensión donde vivía en Rosario y al otro día volví a mi casa en Santa Fe y el 7 de enero volví a prestar servicio hasta el día 9. Ahí nos sacaron el arma y la credencial, al otro día llegó una citación a mi casa de Asuntos Internos que me tenía que presentar. Lo hice solo y desde ese día hasta hoy sigo detenido”, agregó.

“Considero que estoy detenido injustamente, solamente bajé a colaborar. No me uní a la fuerza para matar gente menos gente inocente, esa no era mi intensión sino colaborar con la persecución  y después se termino en un enfrentamiento. Lo que pasó me apena mucho lo que pasa la familia de ninguna manera puedo permitir sentirme culpable, no fue mi intensión”, agregó.

Su defensor, Mariano Bufarini, hizo eje en la falta de preparación que recibió Rosales que había egresado hacía un mes de la Escuela de Policía. Rosales contó que entró a la escuela de Policía a fines del mes de marzo de 2014. “A la mañana había materias teóricas y a la tarde prácticas. Variaba según el sexo. Fue así hasta las vacaciones de invierno. Después retomamos hasta el es de noviembre y terminamos el curso el 5 de diciembre. E hicieron un acto donde nos daban el permiso de salir a patrullar”, explicó.

“El 23 de noviembre nos hacen firmar un papel donde nos hacen cargo de un arma reglamentaria y un chaleco. Sobre las prácticas de tiro, tampoco fueron muchas. Sólo tres prácticas de tiro eran prácticas y teóricas, el instructor nos daba todo teórico. Cómo éramos muchos y había poco tiempo tirábamos tres veces. Cinco disparos, nos corregía y otros cinco. Le disparábamos a una figura fija. Yo no hice más de 40 disparos.”, detalló.

Además y en respuesta al defensor, dijo que vio al ladrón que corría el Comando Radioeléctrico cuando bajo del colectivo, que corría hacia Pasaje Villar y que un móvil lo iba siguiendo.

En respuesta al fiscal dijo que fue por adelante delante del colectivo. “Quise salir corriendo y había una persona que me vio me disparó al verme y repelí y me escondí”, detalló. Estaba uniformado, venía de trabajar, me iba a la terminal. Creo que ese día presté servicio en Ludueña, creo que se llama así. No teníamos zona fija, nos mandaban, por no se acá se me dificultaba porque no soy de acá.

“Estaba parado en el medio del colectivo, el chofer frenó, no recuerdo quién pidió que abriera la puerta para bajar en colaboración se oyó una voz del fondo”. Rosales aclaró que no obligó a nadie a bajar, que bajó por su cuenta, y que tampoco pidió a nadie que tirara. Y aclaró que no le disparó al de remera roja (por Jonatan) sino al de remera blanca (por el ladrón) unas cuatro veces. Dijo que no sabía cuántos habían disparado y sostuvo: “Estaba uniformado, debía colaborar, no tenia otra alternativa, tenia que cumplir con mi función”.

Rodríguez contó que estaba con Rosales en el 133, en la parte de atrás al lado de Sosa y en Segui y Ayacucho escuchó las sirenas del Comando. “Mi compañero pide que abran la puerta, se baja, y lo sigo”, afirmó. Dijo que vio a Rosales y él fue por atrás y en ese momento ve pasar en contramano a “uno con remera blanca, con un arma que me dispara y yo repelo. Corro hacia la plazoleta donde estaba mi compañero herido, voy hasta un móvil, pido asistencia y veo una persona de remera roja por Ayacucho y me acerco con el arma”, agregó.

Según declaró le preguntó a Jonatan si estaba bien,  pero no le respondió y vio que le salía sangre de la cabeza por lo que pidió asistencia. “Ahí fui hacia el Pasaje. Y es verdad que hubo dos secuencia y cuando llegué la gente se agolpó y Comando disparo antitumulto y se hizo un cordón”, agregó.

Sosa relató lo mismo, que sus compañeros con respecto al colectivo y al momento en que se bajaron. También contó que el ladrón le disparó apenas bajó del colectivo y que el repelió la agresión. “Ahí me metí atrás del colectivo y de ahí me dirijo frente al colectivo y veo a Rosales juntando vainas y en Ayacucho había una persona tirada en el piso y en Pasaje Villar una personal femenino que me pide datos y a metros de ella esposado el muchacho de remera blanca y un personal de comando disparando antitumulto que me pide que haga un cordón. Yo me niego porque no tenia chaleco, era mucha la gente que venía y yo voy al cantero central donde me encuentro con Rosales, Gálvez, mi jefe y cuando viene Rodríguez me voy a la comisaría”, reconstruyó.

Gladys Galindo, quién desde hace 11 años cumple servicio en la fuerza, dijo que iba en el móvil cuando vio otro que perseguía una moto con un masculino de remera blanca. “Nos unimos a ella, lo tiran por la frecuencia y en la intersección con Juan Manuel de Rosas tira una bolsa con parte de lo sustraído. Al llegar a Alem el 50OO, el que iba delante me encierra y se cae de la moto. Se reincorpora, nos subimos al cantero central y el sujeto hace detonaciones y corre. Es ahí cuando efectúo un disparo para que deponga su actitud, a lo que hizo caso omiso. Y sigue corriendo llegando a calle Ayacucho cruza hacia pasaje Villar y nuevamente efectúo detonaciones”, declaró la mujer.  Dijo que entonces bajó del móvil y que efectuó otro disparo. Y que con un compañero logran detenerlo. Luego contó que secuestró el dinero robado, el arma y ya había un gran tumulto de gente.

En ese momento, cuenta, vio a Herrera en el piso y ve a personal de la Táctica que le decía te “equivocaste boludo”. Y agregó que escuchó cerca de 20 detonaciones en el momento en que estaba deteniendo al ladrón.

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