Emiliano Gómez es policía y estaba de franco la madrugada del 1º de enero de 2016 cuando, en una fiesta callejera de fin de año de la que participaba, hubo un crimen. El adolescente Brian Cardozo, de 16 años, murió a causa de un disparo calibre 9 milímetros en la cara que, demostraron luego los peritajes, provino del arma reglamentaria del agente. El acusado negó haber sido el autor del balazo, pero un compañero de la fuerza lo señaló. Este jueves, la Justicia resolvió prorrogar de nuevo, por seis meses, la prisión preventiva dictada al uniformado. El pedido fue de su propia defensa, que de esta manera obturó la posibilidad legal de extender la medida cautelar por el doble de plazo y apuró los tiempos para el inicio del juicio. En la misma audiencia, la fiscal Marisol Fabbro presentó la acusación de homicidio calificado por el uso de arma de fuego contra el policía, y solicitó una pena alta: 24 años de prisión.
El agente Emiliano Gómez trabajaba en la Brigada Motorizada. Actualmente está detenido preventivamente –situación que se extenderá– y pasado a disponibilidad a raíz del crimen por el que se lo investiga. En su momento, Fabbro detalló que el presunto agresor, de 25 años, fue identificado a partir del testimonio de otro uniformado que, un día después del hecho, se presentó en la División Judiciales y declaró haber visto cómo en la madrugada del primer día de 2016 el acusado disparaba su arma en medio de una alborotada fiesta callejera que se armó en la esquina de Centenario y Entre Ríos, y que derivó en una pelea. Allí resultó herido de muerte Brandon, de apenas 16 años y quien había acudido al festejo desde otro similar –convocado por redes sociales en la puerta del club Tiro Suizo– dispersado por la Policía.
El crimen
Los festejos por el comienzo del Año Nuevo de 2016 habían sido convocados por Facebook. La cita era en Raffo al 5100, frente al club Tiro Suizo. Pasada la medianoche, la cuadra ya estaba llena de jóvenes que habían llegado en autos y motos, con música y conservadora en mano. Pero la fiesta no duró mucho. Varios móviles policiales llegaron al lugar y suspendieron los festejos.
La convocatoria volvió a surgir a diez cuadras, esta vez en Centenario y Entre Ríos. Durante la madrugada, a la zona llegaron unos cien jóvenes en autos y motos. La música empezó a sonar y los festejos se reanudaron, mezclados con los de los vecinos de la cuadra que celebraban en la vereda.
Brandon Cardozo llegó con su primo y sus amigos.
Según testigos dos bandas que “se tenían bronca” se tiraron botellazos, hasta que empezaron los tiros.
Brandon les gritó a sus amigos que corrieran y él hizo lo mismo en otra dirección. En ese momento fue alcanzado por una de las balas en el cuello.
