Cuando la adversidad te encuentra, no queda más que sobrepasarla. Eso fue lo que hizo Phiona Mutesi, ajedrecista nacida en Uganda que estuvo este jueves de paso por Rosario. La joven de 22 años, es oriunda de la ciudad de Kampala.
Desde chica vivió en Katwe, una de las zonas más pobres de dicha localidad. Cuando tenía tan sólo 3 años, su padre falleció a raíz de una enfermedad y poco tiempo después su hermana. Tuvo que dejar el colegio, porque su madre no podía pagarlo y junto con su hermano comenzaron a recorrer las calles de Kampala para conseguir algo de comer.
Vendían maíz, mandioca, curry, casi cualquier cosa en las afueras del mercado de Kibuye. Lo que Phiona no sabía era que en ese caminar se iba a encontrar con un futuro distinto. El destino hizo que a los 9 años, junto a su hermano en esas recorridas que se hicieron rutinas, se encontró con Robert Katende, un joven que se dedicaba a darle comida a niños y niñas a cambio de que jugaran al ajedrez. Y así comenzó un amor que perdura hasta el día de hoy.
“El ajedrez significa mucho para mí, de hecho significa la vida, me ha enseñado como enfocarme, como planear y como utilizar diferentes piezas y materiales que tengas para lograr tus objetivos. Me ha dado muchas oportunidades”, le confesó a El Hincha la ugandesa.
La sala del tercer piso del Centro Cultural Roberto Fontanarrosa se convirtió en un mar de niños y niñas, que desde bien temprano dijeron presentes en la actividad que organizó la Provincia de Santa Fe en conjunto con la Municipalidad (Ver Aparte). Representantes de distintas escuelas de la ciudad y la región dijeron presentes para conocer a esta joven que revolucionó el mundo del tablero de 64 piezas blancas y negras.
Phiona al cabo de sólo cuatro años de haber comenzado a mover las piezas, con el acompañamiento de Katende, llegó a su primera Olimpiada de Ajedrez y en el año 2012 se convirtió en la primera mujer de Uganda en obtener el título de Maestra Candidata Femenina de ajedrez, la primera certificación entregada a los jugadores después de una serie de buenos resultados en competiciones internacionales.
Un año más tarde se convirtió en la primera mujer en ganar el Campeonato Nacional Juvenil de ajedrez en Uganda, y en 2014 representó al país en la Olimpiada de Ajedrez en Noruega.
“A las niñas que están aprendiendo a jugar, les diría que sean pacientes en la vida, que trabajen muy duro, que sueñen cosas muy grandes y que nunca pierdan la esperanza”, fue el mensaje alentador que dejó en la tarde de este jueves.
Una carrera impensada para la joven que caminaba por las calles de la ciudad africana en busca de algo que comer y que se encontró con la suerte de poder cambiar su vida. Una vida que también fue narrada por Disney. Es que hace unos años, la historia de vida de Phiona llegó a los oídos de un periodista estadounidense, Tim Crothers, que al escucharla comenzó a escribir un libro que luego fue tomado por nada más y nada menos que una de las industrias cinematográficas más grande del mundo. “La reina de Katwe”, se llama el film que narra la historia, los obstáculos y los sueños de esta joven ugandesa que pese a todo logró triunfar tanto en el ajedrez como en la vida misma.
Una iniciativa que se lleva a cabo en Rosario hace 20 años
Juan Jaureguiberry es el Coordinador Provincial de Ajedrez y forma parte del programa municipal que se incorporó a la educación formal y funciona en escuelas primarias públicas. Ya son 98 los establecimientos que tienen al ajedrez como un contenido curricular en Rosario y en toda la provincia alcanza a más de 40 mil niños y niñas de 300 escuelas primarias de 85 localidades de Santa Fe.
En una charla con El Hincha, Jaureguiberry informó el objetivo de este programa de ajedrez: “Nosotros apuntamos a una revolución educativa. Somos la única materia que le da poder a los niños, para que les creen problemas a otros niños y lo resuelvan sin la intervención del maestro. Construir conocimiento significativo, que el saber se pueda aplicar en diversas situaciones, es un aprendizaje con el otro, eso es lo fundamental. El proyecto busca revolucionar la pedagogía”.
Y esa revolución tiene una marcada perspectiva de género y social. “Antes, cuando era una materia optativa el 90 por ciento eran varones y las pocas chicas que iban al poco tiempo dejaban. Entonces al ser una materia más dentro de la curricular, garantizamos paridad de género dentro del aula. También dentro de los equipos que compiten, todos tienen que ser mixtos. Además, a diferencia de lo que ocurre en las finales a nivel nacional donde las finales femeninas y las generales se juegan el mismo día y en el mismo horario acá lo que hacemos es que sean en días distintos”, explicó el coordinador.
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