Ana Cecilia Berdicever
Baja el río, se desprenden barrancas y aparecen restos fósiles de animales prehistóricos. Esto sucede de manera habitual en la zona de yacimientos paleontológicos de la provincia de Santa Fe.
Los restos fósiles del maxilar de un mastodonte, animal extinguido hace 8.500 años, fueron descubiertos por un pescador a orillas del río Carcarañá, a la altura de Andino. Claudio Amúa estaba con su hijo y su sobrino pescando y sacó la dentadura que estaba semienterrada. Cada molar es del tamaño de un puño humano para graficar las dimensiones del animal que supo pisar tierras santafesinas tiempo atrás.
El paleontólogo Luciano Rey, que forma parte equipo técnico del Patrimonio Arqueológico-Paleontológico del Ministerio de Cultura de Santa Fe, diálogo con El Ciudadano y relató que “se encuentran restos fósiles todo el tiempo, no se hacen públicos salvo por denuncia de vecinos”, como en este último caso. Todas las piezas halladas corresponden a la megafauna y se han hallado restos de gliptodontes, dientes de sables, mastodontes, entre otros.
Debido a las condiciones climáticas, Luciano Rey, quien junto al arqueólogo Juan Nóbile tenían planeado visitar la zona en busca de posibles piezas, debieron posponer las tareas.
“El pescador, que siempre va a esa zona a pescar, abajo del frigorífico vio unos dientes que sobresalían del agua, empezaron a excavar junto con su hijo y su sobrino. Lo sacaron, se rompió un poco ya que su tarea fue más de la curiosidad que desde la preservación y, tras el hallazgo, lo acercaron al Museo Paleontológico “Tito Zuddas” de Andino”, relató el paleontólogo y contó que tanto él como Nóbile, que viven cerca de la zona, determinaron que se trataba de restos de un mastodonte.
Luciano Rey recordó la buena predisposición de Néstor Trivero, miembro de la comisión comunal, quien está a cargo del acondicionamiento del museo inaugurado en 2006, luego cerrado y próximo a una reapertura.
Ocho toneladas y tres metros de altura
El Stegomastodon fue el mastodonte característico del Pleistoceno argentino. Tenía el aspecto y el tamaño semejante a los elefantes actuales, pero sus molares eran distintos, tenían dos series longitudinales de remates cónicos. Los incisivos superiores eran de crecimiento continuos y formaban sus características defensas que, a diferencia de otras especies como los mamuts o elefantes actuales, las de los mastodontes eran rectas o levemente arqueadas.
Su tamaño era similar al elefante indio actual, sin embargo, hallazgos en Colombia sugieren que pudo haber superado las 8 toneladas y los 3 metros de altura.
Los mastodontes, si bien no eran idénticos a los elefantes que hoy habitan Asia y África, eran parientes cercanos y su rol ecológico era equivalente. Como ellos, también pertenecían a la familia de los gomfotéridos.
Un lugar histórico y reconocido mundialmente
Luciano Rey contó que en la misma zona donde se encontró el cráneo del mastodonte, los jesuitas hallaron uno de los primeros restos fósiles de América. Se trata de un megaterio, reconstruido en Europa por el por el naturalista francés Georges Cuvier que actualmente se encuentra exhibido en un museo en Francia.
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