Termina 2009, y con el fin de año concluye también uno de los años más difíciles para la economía argentina en lo que va de este siglo. Para 2010 las expectativas de los analistas sobre el rumbo de distintas variables se vuelven alentadoras: crecimiento del PBI en torno al 4 por ciento; precio del dólar en relativa calma, alrededor de 4,15 pesos en promedio para el año; y nuevamente la buena cosecha promete motorizar la economía. Sin embargo, como en los últimos cinco años, la gran materia pendiente es implementar medidas que tiendan a morigerar la inflación, que los analistas la ubican en 2010 entre un 15 por ciento y un 20 por ciento.
A continuación, las perspectivas para las variables más relevantes de la economía argentina:
Crecimiento del PBI: las apuestas de los analistas no bajan de una expansión de 2 por ciento para la economía argentina durante 2010, luego de que este año cierre con la suba del producto más baja de los últimos siete años, de alrededor de un 0,5 por ciento. Dentro del espectro, los que ven el vaso medio lleno aseguran que el PBI crecerá, en gran parte por el “efecto lluvia”, un 4,8 por ciento. Tal es el caso del economista Miguel Bein, para quien luego de que durante 2009 la cosecha fuera una de las peores de los últimos 100 años, en el año próximo la lluvia (y también un fortalecimiento de los precios de las materias primas que la argentina exporta) se traducirán en mayores ingresos para los productores pero también para las arcas fiscales a través de las retenciones a las exportaciones de commodities.
Agro: con las lluvias de fines de 2009, los fantasmas de que se produzca una nueva sequía en 2010 se esfumaron por completo. Sin embargo el período de seca dejó secuelas significativas en la cosecha de trigo ya que durante el año próximo será difícil que la Argentina pueda garantizar un piso de exportaciones considerable. La mayoría de las estimaciones privadas prevén volúmenes por alrededor de 8 millones de toneladas. Sin embargo, como de esa cantidad la industria molinera necesita 6,5 millonesy otro tanto debe quedar en existencia, el saldo exportable rondaría las 500.000 toneladas. Con este escenario, el maíz y la soja cobran una relevancia aún mayor, aunque la buena noticia vendrá de la mano de la oleaginosa. En la Argentina disminuyó el área del maíz, que llegaría a 500.000 hectáreas solamente, lo que deja un saldo para vender al resto de mundo tampoco demasiado abultado. En cambio para la soja sí se esperan cosechas récord, con volúmenes que alcanzarían en el país las 54 millones de toneladas.
Inflación: a pesar del freno en al actividad económica durante 2009, las subas de precio se mantuvieron en un ritmo elevado y no lograron ser de sólo un dígito. Así, mientras que para 2009 se espera que la inflación termine en torno al 12 o 13 por ciento, para el año próximo las estimaciones no bajan del 16 por ciento y llegan hasta el 20 por ciento. Además de provocar un efecto regresivo en la distribución del ingreso y ser una “fábrica de pobres”, una alta inflación abre la puerta a mayor conflictividad social, una de las principales preocupaciones de los argentinos de cara a 2010.
Dólar: la fuerte intervención del Banco Central en el mercado cambiario durante 2009 para amortiguar los efectos que la crisis internacional provocó en las monedas del mundo tuvo su efecto: el precio del dólar en la Argentina tuvo la mayor parte del año una tendencia ascendente pero sin grandes sobresaltos. Comenzó en enero en 3,44 pesos, llegó a 3,86 pesos a mediados de agosto y promete quedarse en torno a 3,82 pesos durante esta semana para cerrar el año. Así, para 2010 los analistas no esperan que la entidad monetaria presidida por Martín Redrado deje que la moneda norteamericana dé saltos bruscos. Lo ubican nuevamente en una tendencia al alza en un promedio de alrededor de 4,15 pesos.
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