Policiales

Servicio Público de la Defensa Penal de la Provincia

Perspectiva de género, justicia restaurativa y unificación del universo de la defensa: los ejes que empujaron la gestión de la primera Defensora General

"La política criminal es un todo, no es solo la ley penal o procesal penal también es lo que la Fiscalía fija como prioridades, lineamientos, qué perseguir, cómo perseguir pero también está directamente vinculado con la realidad social sobre la que el sistema criminal trabaja"

Foto: Franco Trovato Fuoco

Jaquelina Balangione fue la primera mujer en tomar las riendas del Servicio Público de la Defensa. Su concurso fue cuestionado por ser esposa de, pero demostró su capacidad más allá de los prejuicios. Supo conducir un organismo que sentó las bases de una nueva forma de ejercer la defensa penal, una manera humanista de hacer el trabajo. Organizó y fijó las pautas para una defensa atravesada por la perspectiva de género, con un intenso trabajo en las cárceles y la búsqueda de la aplicación de una Justicia restaurativa. Entiende que las cárceles depósitos son un modelo caduco que no ayuda a la disminución de la violencia. La pandemia impidió la concreción de algunos objetivos, entre ellos una defensa provincial unificada (ya que los defensores civiles tienen otra estructura) que permita el ejercicio de derechos a la sociedad en su conjunto no solo a aquel sobre el que recaiga una investigación penal y el avance hacia una justicia restaurativa, propuestas que quedan en el tintero y serán un desafío para la próxima gestión que también estará conducida por una mujer.

“Más allá de las emociones propias de cerrar la gestión e irme del Poder Judicial estoy contenta porque creo que se han dado pasos importantes, no todo lo que soñé o me propuse se pudo concretar, tuvimos una gestión de 6 años, 2 años y medio atravesados por la pandemia, por lo que tuvimos que dar un giro a los planes que teníamos porque uno de los primeros lugares donde se vió el impacto del covid-19 fue en las cárceles, a partir del miedo de la gente bajo encierro, de los penitenciarios como agentes del Estado”.

Y agrego; “Fuimos pioneros en el trabajo a distancia, la Defensa Pública Penal no dejó de trabajar nunca, tuvimos que presentar más de 600 habeas corpus además de ir a visitar las cárceles y en aquellos momentos, con el temor del caso la Defensa Pública fue una de las pocas que no pudo y ni quiso bajar los brazos un instante”.

Primera Defensora General

Balangione contó que le costó mucho en el arranque “porque cuando decidí presentarme al concurso tuve mucho ataque en relación a mi situación de estar casada con”. Eso fue una objetivización de mi persona sin que nadie se detenga a ver mi curriculum”. Y detalló que ingresó al Poder judicial después de 15 años de ejercer la abogacía, como secretaria de un juzgado de menores. Después fue jueza penal de primera instancia, camarista penal y además dirigió el Centro de Capacitación Judicial “donde siempre tuve la oportunidad y el desafío de incorporar una impronta de género, tengo el orgullo de ser de la primera camada de funcionarias capacitadas por Carmen Argibay”.

Y agregó “fui tratada por cierto sector, por la gente que se iba, con mucha violencia de género pero superado eso, sin dejar de lado costos personales como una gastritis, pude llegar al acuerdo legislativo. Inclusive tuvo algunos votos en contra de gente que después me empezó a decir que se habían equivocado y estaban fascinados con la gestión que venía trayendo. Creo que fue muy bueno, en el sentido de poder demostrar que con tesón, perseverancia y basándose en el mérito propio se puede llegar a los lugares y pude romper famoso el techo de cristal”.

Balangione se va muy contenta por la selección de Estrella Moreno para sucederla. “Una siente que llegando una llegamos todas como se dice, y es una construcción que se va tornando cada vez más sólida”. A lo que sumó que es la demostración de que las mujeres “también podemos llevar adelante este tipo de desafíos de política institucional judicial”.

Conflictividad carcelaria y policial

La experiencia en estos seis años es que la conflictividad ha sido creciente, “trabajamos a diario con la conflictividad carcelaria y policial, no solo vemos lo que pasa en el encierro sino la violencia institucional y en la calle, esto lo venimos señalando y lo vemos directamente vinculado con la problemática del encierro porque acá tenemos que aclarar que no toda la gente que está presa comente delitos desde adentro de las cárceles”. Y consideró que no hay que generalizar nunca, pero que es un tema que venían señalando al observar cual es el tratamiento que se le da a este sector de la población que comete delitos y dentro de los que cometen delitos, es una porción la que es encarcelada. “Cuando uno recorre las cárceles ve que están sobrepobladas,hacinadas las más grandes, llenas de gente que pertenece a los sectores de menores recursos económicos”.

La política criminal es un todo, no es solo la ley penal o procesal penal también es lo que la Fiscalía General fija como prioridades, lineamientos, qué perseguir, cómo perseguir pero también está directamente vinculado con la realidad social sobre la que el sistema criminal trabaja, analizó.

“Pienso que la solución de esto no la puede dar la política criminal, la tiene que dar el consenso que surja del conjunto de actores políticos y judiciales del Estado para poder ver la conflictividad y que solución podemos encontrarle de la manera más humanizada, haciendo pie en la problemática social que es de donde sale todos eso”.

Y señaló: “No es que ser pobre implique cometer delito, no es así. El tema es que el sistema penal recae sobre estos sectores atravesados por la pobreza. El 70 por ciento de los presos no son peces gordos, todo lo contrario, son muchachos muy jóvenes que están por primera vez presos y que cometieron delitos leves y que el Estado le da la misma respuesta que a las personas que cometieron delitos muy graves. Se le da a ambos la misma respuesta que es la punitiva en el mismo lugar, en las misma cárceles, lo que es medicina y solución para uno no lo es para otros y ello en un contexto donde hay cárceles superpobladas”.

Y detalló que hay pabellones de 80 a 120 muchachos que están por distintos tipos de causas, donde el 40 por ciento de ellos está en prisión preventiva es decir que ni siquiera tienen condena, y el 70 por ciento de ellos por delitos leves que, en el caso de ser condenados, van a cumplir penas cortas es decir que en poco tiempo van a salir, entonces esto tiene una doble consecuencia. Primero la percepción social de la puerta giratoria porque esos mismos muchachos entran la primera vez y salen y por lo general vuelven a cometer los mismos delitos. “Está muy en debate en estos días el elevado nivel de reincidencia que hay, un 85 por ciento”.

Y por otro lado destacó que desde adentro de las cárceles esas otras personas que cometieron delito y están cumpliendo condenas largas por hechos muy graves captan a estos muchachos porque estos pibes vuelven a sus barrios en peores condiciones de las que estaban antes de entrar a la cárcel porque si tenián un trabajo informal o formal lo perdieron, si no lo tenían menos porque en todos lados te piden certificado de antecedentes penales, ni siquiera un trabajo en negro y salen vinculados a estas personas. Además captados como mano de obra barata o fácil. “No lo digo yo, son análisis del punto de vista sociológico incluso con mujeres que antes no participaban en el campo del delito ahora se están empoderando también”.

Las mujeres en el delito

La provincial tiene 9 mil presos varones, mujeres no llegan a 400 pero hay un dato, las mujeres están creciendo más rápido que los varones y esto tiene que ver con la inserción de la mujer en el delito.

Balangione explicó que es una forma de empoderarse o posicionarse en sus barrios que pertenecen a los sectores periféricos, siempre digo que esos barrios “están caídos del sistema”. Vienen de la misma familia de varones que cometieron delitos y se insertan en el delito, pero hay caracteristicas: el 90 por ciento vienen precedidas de una historia de violencia de género o de explotación a través de un proxeneta o de un capo de una banda narco que generalmente actuan de mula o en el ejercicio de la prostitucion que no es delito pero te vincula a lo que se denominan delitos conexos, también lo que es la trata de personas por eso la cantidad de mujeres atrapadas por el sistema federal por la ley de estupefaciente y de trata”. Son mujeres solas que tienen problemas económicos, cometen este tipo de delitos para la subsistencia de ellas y su hijos, generalmente son primarias y padecen el encierro con mucha más violencia que los varones, explicó.

Niños presidiarios

Las cárceles de mujeres son lugares sumamente complejos. “Se creó en mi gestión un programa de acompañamiento y asesoramiento permanente de encierro y en las dos cárceles de mujeres, vamos todas las semanas y además hacemos mucho foco en el pabellón de madres. Hay niños y niñas menores de cuatro años y muchas veces nacen en cautiverio y muchas veces pasa que, hasta los 4 años que son llevados a una institución, en su vida han salido a la calle”.

Y explicó que cuando los niños están presos con sus mamás es porque no tiene un familiar que lo puedan acoger y es una realidad muy dura porque es criarse, desde el momento mismo del nacimiento con el ruido de la cárcel con el gris de la cárcel, con el régimen disciplinario y de mucha violencia institucional como se da en las cárceles. “Estás con esos niños y te das cuenta que sufren, que son ariscos muchas veces, o temerosos, están criados en ese ambiente que es totalmente hostil”.

Si se cumple con lo que dice la ley de ejecución penal esos niños tienen que ir a un jardín fuera del establecimiento, lo que es sumamente traumático porque lo llevan en un patrullero, los desnudan y requisan antes de salir y cuando vuelven, lo mismo cuando van a una consulta médica. “Además en esos jardines sufren discriminación porque los papás de los otros niños o las maestras no los quieren entonces se terminan armando jardicintos en las cárcel y pasa lo que te digo, nenes y nenas que en su vida no salieron de la cárcel, no conocen el exterior”.

El pabellón de madres es dinámico, actualmente entre Santa Fe y Rosario hay unas 15 madres presas con sus hijos “es un número muy bajo por eso me resulta reprochable, que como Estado no nos podamos organizar para tener una política pública específica para estos casos y trabajar específicamente con una batería de programas para que esa madre pueda cumplir la prisión como dice la ley, en domiciliaria para poder estar con el hijo. Norma que está puesta en interés superior del niño no de la mamá que cometió un delito sino del niño niña hasta los 4 años”.

La ley está pero eso es inviable, eso fracasa y los jueces no se la pueden dar porque “para tener una domiciliaria tenes que tener un lugar donde vivir y cómo sostenerte, entonces fracasan porque a los 20 días están otra vez vendiendo drogas por la ventanita o ejerciendo a la prostitucion y volviendo a lo mismo”.

Justicia restaurativa

Balangione entiende que el sistema carcelario actual no va más, está a luz, La sociedad tiene un imaginario de lo que es la cárcel, el pensamiento más común es que se pudran en la cárcel.

“Nosotros pensamos todo lo contrario pero no en función de la persona que cometió el delito, sino de toda la sociedad. Esas personas vuelven a la sociedad, este modelo de la cárcel depósito está superado, no va más”.

Explicó que el fin resocializador de la pena no se cumple por varios motivos. “Uno es lo edilicio, si vos me preguntas hay que construir más cárceles te digo que sí porque si tenés 10 mil presos y lugar para 6 mil, obvio que tenes que construir más pero no es la solución. Si no ponemos un cambio a esta política criminal nunca van a ser suficiente”.

Del año 2004 a la actualidad se vienen endureciendo las penas y los modos de cumplir la prisión, casi nadie sale por beneficios como las salidas transitorias o la libertad condicional. Cada vez entran más y las penas son más largas y no salen. “Por eso de 3500 presos pasamos a casi 10 mil en 8 años”.

Balangione explicó que ese imposible gestionar este tipo de cárceles, es una ciudad. Muchas de estas personas el primer contacto que tienen con el Estado es el sistema punitivo, es decir la cárcel porque no fueron a la escuela, no tuvieron atención en la salud, tienen toda una historia previa porque pertenecen a los sectores más excluidos de la sociedad, atravesados por la pobreza y por otros factores de vulnerabilidad que están todos relacionados con la pobreza, altos grados de discapacidad, mucha gente borderline porque consumen en forma problemática estupefacientes no de la mejor calidad desde que son muy chicos. No han tenido atención en la salud, no han concurrido a un dentista.

“Hicimos un trabajo de campo en Coronda, que tiene lugar para 1200 presos y hay 2200 y el 50 por ciento no tiene hecha la escuela primaria. Si el pibe no fue a la escuela, no fue al dentista, tampoco al médico, ni se levantó temprano, ni tuvo una disciplina que te la da una escuela o participar en un club de fútbol, llegan a la adolescencia o a los 18 años metidos en toda esta problemática donde viene uno le ofrece una moto y 30 mil pesos y sale a hacer las cosas que sabemos que están haciendo”.

Y evaluó que dentro de esa cárcel es imposible obtener un resultado. “Creo que tiene que haber cárceles porque nuestro sistema penal así lo establece pero tienen que estar reservadas para los delitos graves y tiene que haber una serie de establecimiento e instituciones también penales, también de pérdida de la libertad que, según la menor gravedad del delito, es donde el Estado tiene que trabajar con estas personas”.

Lo que busca la justicia restaurativa es restaurar la paz social que se rompió con ese conflicto, explicó y agregó también le da una respuesta a la víctima, la hace parte de la solución del conflicto también. Por supuesto que la persona que cometió el delito le aplican una condena y va a tener que cumplir pero no en una cárcel donde va a estar escuchando cumbia, fumando, tomando mate todo el dia en el pabellón con ochenta o cien que están en la misma con distintos grados de responsabilidad penal esperando que pase el tiempo.

Cambio de paradigma social sobre la defensoría publica

En cuando al organismo que conduce hasta el 19 de abril dijo que cuenta con un cuerpo de defensores penales muy capacitados y capacitadas, todos esto ya lo veía como juez pero es muy importante el manejo con autonomía que tiene la defensa como organismo, si bien es regla inviolable respetar la independencia del defensor en cuanto a la defensa técnica desde la conducción del organismo se baja línea en rasgos generales de cual es la política seguir por ejemplo: qué estándares de defensa utilizar, de cuales no se pueden apartar, que tipos de habeas corpus presentar, esos lineamientos políticos hacen a la calidad del trabajo de la defensa porque es una acompañamiento, una garantía de calidad que no es un invento mío ni de mi antecesor sino que es lo que manda la constitución a partir de la incorporación de los tratados internacionales de derechos humanos, y este cambio de percepción tiene que ver con una buena política comunicacional además del trabajo profesional de los defensores pero tb tiene que ver con el cambio de paradigma en la Justicia.

La defensa pública es el lugar clave porque es la puerta de acceso a la Justicia, es el lugar donde el ciudadano/a llega cuando tiene un problema, cuando necesita acceder a la Justicia y ello implica acceder a los derechos, por eso insisto en la necesidad de unificar la defensa pública

El proyecto dereforma quedó en la comisión de constitucionales en el Senado cuando llegó la pandemia y se paró el mundo. Una defensa integral impactaría en términos históricos rápidamente en la paz social porque la conflictividad y la violencia nunca empieza en un hecho penal siempre tiene algo que la va preparando. Empieza en hechos más chicos, en una violencia familiar o una conflictividad entre vecinos en una problemática de no acceso a determinados derechos que tiene una familia y todos ese grupo no tiene el mismo acceso que la gente que cometió un delito o está sospechada de ello u viene a la Defensa Penal.

“A nosotros nos consultan por todo porque los conflictos nunca son solo penales siempre tienen otra parte que corresponde a otro fuero, generalmente civil pero también puede haber vínculo con el derecho laboral creo que seria un gran paso para la provincia que además es la única en el país que tiene una defensa pública dividida en dos órbitas distintas”.

Unificar

Uno de los proyectos en los que venía trabajando la funcionaria era en la unificación de la Defensa Pública. El tema se venía trabajando en la Legislatura, el Poder Judicial a nivel de la Corte Suprema y el Poder Ejecutivo, contó.
El objetivo era cambiar esto de un Servicio Público de la Defensa Penal y un Ministerio público de la Defensa. Actualmente la provincia tiene una defensa civil que está en el ámbito de la Corte que no tiene autonomía que depende del Procurador, integran el mismo estamento del Estado con autonomía del trabajo pero con una cierta dependencia de la Corte, en cambio la Defensa Penal que se constituyó a partir del sistema acusatorio está adaptada a las convenciones internacionales y tiene autonomía lo que la hace diferente, su foco es lograr una defensa efectiva y eficaz a diferencia de lo que es una defensa que no tiene autonomía y persigue de alguna manera cumplir con los aspectos formales, con la legalidad de los procesos que tener una defensa apegada a la persona. Yo reconozco el trabajo de los defensores civiles y zonales. Es una forma del Poder Judicial de acercarse al territorio pero lo ideal sería una sola defensa integral, dependiente de una misma cabeza y que esté por fuera de la Corte.

A modo de conclusión dijo que si bien no se lograron todos los objetivos que tenía su gestión se logró organización institucional del organismo, el fortalecimiento institucional para adentro y para afuera no solamente con lo que es el arco político judicial y e n la ciudadanía sino que se ha podido instalar un discurso y una política comunicacional, un debate que tiene que ver con esto de las cárceles, ¿para qué?, ¿qué queremos?, ¿para qué van a las cárceles? Mucha gente se resiste pero de alguna manera va entrando la necesidad de debatir, lamentablemente hoy apoyado por los hechos pero muchas voces políticas se han alzado y han hecho cargo y hecho de esta necesidad de replantearse el sistema de política criminal y punitivo, es decir la cárcel.

Balagione se va dejando un organismo en marcha y se va con la convicción de que su sucesora va a poder profundizar las gestiones que vinieron haciendo y tomar la posta de aquellas que quedaron en el tintero.

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