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Lesa humanidad

Perpetua para Menéndez y Estrella por el crimen de Angelelli

Los dos represores estaban siendo juzgados por el asesinato del obispo de La Rioja, ocurrido en agosto de 1976 en La Rioja, junto a los ya fallecidos Jorge Rafael Videla, Juan Carlos Romero y Albano Harguindeguy.


Los represores Luciano Benjamín Menéndez y Luis Fernando Estrella fueron condenados ayer a prisión perpetua en cárcel común e inhabilitación absoluta perpetua, por el asesinato del obispo Enrique Angelelli durante la última dictadura. El Tribunal Oral Federal de La Rioja revocó además la prisión domiciliaria de ambos y dispuso que sean alojados en la cárcel de Bower, en Córdoba.

Los jueces del tribunal consideraron a Menéndez y Estrella autores mediatos del asesinato de Angelelli, ocurrido el 4 de agosto de 1976, y de la tentativa de homicidio de quien lo acompañaba, su amigo Arturo Pinto.

Esa jornada, quien fuera el obispo de La Rioja se trasladaba en su camioneta junto a su colaborador, Arturo Pinto, en la localidad de Punta de Los Llanos, a unos 100 kilómetros al sur de la capital provincial.

En la tarde del viernes 4 de julio, el Tribunal integrado por los magistrados José Quiroga Uriburu, Juan Carlos Reynaga y Carlos Julio Lascano, determinó que tanto Luciano Benjamín Menéndez y Luis Fernando Estrella, sean culpables de la muerte de Angelelli y sentenciarlos a prisión perpetua.

Además se le revocó el pedido de presión domiciliaria ambos y el inmediato traslado al penal de Bouwer en la provincia de Córdoba.

Por el crimen fueron condenados como autores mediatos el general Menéndez, que era jefe del III Cuerpo de Ejército, y el comodoro Estrella, quien conducía en La Rioja la represión terrorista de estado de la Fuerza Aérea.

Otros acusados, entre ellos Jorge Rafael Videla, Juan Carlos Romero y Albano Harguindeguy, fallecieron antes de que comenzara el juicio.

La investigación judicial recibió hace pocas semanas un imprevisto impulso del Vaticano, cuando el papa Francisco envió dos documentos secretos que resultaron un significativo aporte a la causa.

Uno de los documentos es una carta de Angelelli al entonces nuncio apostólico Pío Laghi en la que advertía estar amenazado, y otra con el relato detallado del asesinato, el 18 de julio de 1976, de dos curas muy próximos al obispo, Gabriel Longueville y Carlos Murias.

La primera misiva, firmada de puño y letra por Angelelli un mes antes de su asesinato, deja muy comprometido al cuestionado nuncio y fue recibida e incorporada al archivo oficial de la Iglesia católica (en la copia se puede ver su sello en italiano, número de acta y folio), pero recién ahora fue develada por el papa Francisco.

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