Silvina Tamous / Rodrigo Arévalo
Si no puedes persuadirlos, confúndelos. Esa pareció ser la máxima aplicada en el discurso del senador justicialista Omar Perotti. Como si se tratara de una tercera posición posible, el legislador por Santa Fe habló de un nuevo proyecto que va a comenzar a tratarse, según dijo, cuando la ley naufrague entre discursos de senadores, como el de Rodofo Utubey, para los cuales la violación no siempre es violenta y para algunos otras senadoras, de principios religiosos que reconocieron que ni siquiera leyeron el proyecto.
Habló de consenso. Citó la escritora más emblemática que defiende el proyecto de legalización, es decir Claudia Piñeiro, como si hubiese consensuado con ella. Esa iniciativa, con la que pretende acallar las voces de una marea verde que aguarda en la puerta de la Legislatura, incluye la despenalización. Pero además incluye el “modelo Rosario” tan en boga en estos días, que aplica un protocolo que ostenta que desde 2012 no haya muertes por aborto en la provincia. Se refiere a la salud pública socialista, tan ajena a sus convicciones, ya que votó la mayoría de las leyes propuesta por Cambiemos que establecen recortes a las provincias, que influyen en el financiamiento de este “modelo”. Perotti habla de una construcción, con un proyecto que repite las excepciones que ya existen en la ley y con un maquillaje de posición “no extrema”, que no dejará conforme a nadie. Para los pañuelos celestes el aborto está mal, en cualquier circunstancia. Para los verdes, sólo vale el proyecto en debate. Perotti en el medio. A los tibios los vomita Dios.
El rafaelino comenzó su discurso afirmando que “el aborto no es una decisión”. Sin embargo, reconoció “la realidad de las mujeres que mueren por abortos clandestinos” y la “necesidad de avanzar hacia la despenalización”.
Ratificó que la media sanción, tal cual fue votada en Diputados, “no es una opción para él”, pero “tampoco es opción el no por el no”. Inmediatamente convocó a los senadores a tratar su proyecto mediador, que según el ex candidato a gobernador de Santa Fe, “fue fruto del diálogo entre senadores” y se reforzó “con opiniones de los expositores”.
“No me resigno a creer que con todos los aportes de los senadores y de quienes pasaron por el Congreso, no podamos mostrar algo mejor”, dijo. Y agregó: “Avancemos en este proyecto que estoy proponiendo y no dejemos a la mujer en el mismo lugar que cuando empezó este debate”.
Para finalizar, lanzó una frase conciliadora. De esas que lo dejan bien parado ante todos: “Ningún argentino es el mismo después de este debate”.
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