Omar Perotti, el senador nacional que encabezó el hito de romper la saga de victorias oficialistas en las elecciones provinciales, evitó, un día después de vencer al socialista Antonio Bonfatti para la sucesión en la Casa Gris, referencias explícitas al plano nacional: “Fuimos claros en que nuestro planteo es priorizar Santa Fe, y todos saben mi pertenencia política”, fue su fórmula para dejar abierta una puerta de respaldo final a la fórmula Alberto Fernández-Cristina Fernández, pero retaceando una definición que pueda leerse ahora en ese sentido. Y en cualquier otro: “Ojalá ésta haya sido la victoria perfecta, sin perdedores”, dijo en una entrevista a Radio2 de Rosario. Y a los ganadores, los circunscribió geográficamente: “los santafesinos”.
El rafaelino insistió en interpretar su triunfo, al frente de un inédito acuerdo de unidad de heterogéneas vertientes peronistas de la provincia, a dos ejes: el deterioro de la economía, tanto en las escalas familiar como productiva, y el incremento de la inseguridad. En ambos casos, circunscribió la geografía: Santa Fe.
Hubo, dijo Perotti, un alto porcentaje de votantes “que querían algo diferente para la provincia”. Y la contraparte: “Hemos sabido interpretarlos”, completó respecto de quienes quienes tienen un “fuerte anhelo de recuperar trabajo y calidad de vida”.
El actual senador nacional no negó, pero postergó, una definición suya en el escenario nacional, donde el próximo sábado 22 habrá que cerrar la presentación de listas. “Ojalá se de un planteo de unidad y que sea una alternativa nacional”, ensayó Perotti, y dejó una indirecta crítica a la Casa Rosada: “Que la política financiera deje de conducir la economía”, puso su deseo.
Nada más: “Las definiciones serán en los días previos a las cierres de listas”, pidió esperar, y agregó que “no hubo contacto telefónico con referentes nacionales” del peronismo, más allá de los saludos por redes sociales.
Tampoco ofreció pistas sobre su incidencia en la conformación de las boletas a diputados nacionales, con el argumento de que está en manos del Partido Justicialista de la provincia.
La gestión
Perotti evitó también dar señales de la conformación de su gabinete, en el que tendrá que contener los sectores internos del peronismo que posibilitaron su victoria (mantuvo casi la totalidad, al menos en cifras, lo que cosechó su rival en la interna María Eugenia Bielsa). Una cosa es la campaña y otra es la gestión, dijo por las dudas.
El futuro gobernador enunció las fórmulas de rigor en cuanto a la relación con la Legislatura, en especial con la Cámara de Diputados en la que Miguel Lifschitz se lleva 28 de los 50 escaños del cuerpo. Recordó que su primera intendencia fue con minoría en el Concejo rafaelino. Lo mismo sobre su convivencia con la gestión opositora de las dos principales ciudades de la provincia: Rosario con Pablo Javkin y Santa Fe con Emilio Jatón. “Se construye con el que piensa diferente”, ofreció como respuesta.
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