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Análisis

Periodista contó cómo fue golpeado por rugbiers en la Costa Atlántica

Adrián Murano, trabajador de Tiempo Argentino, habló de una experiencia personal y sumó a la polémica por la muerte de Fernando Báez en Villa Gesell


El periodista Adrián Murano contó una experiencia de su juventud que en mucho se parece a la tragedia de Villa Gesell aunque por fortuna con otro final y dejó reflexiones en una serie de publicaciones en Twitter. El primero fue: “Una sola vez en mi vida tuve miedo de morir. Ocurrió a los 16 años, en Miramar. Estábamos con dos amigos en un boliche cuando un equipo de rugby de Tucumán se propuso a los gritos: «Vamos a matar a los porteños».

Murano siguió: “Cuando nos identificaron como tales (porteños) comenzó un hostigamiento que incluyó gritos, empujones y bebidas arrojadas al piso. Aguantamos cuanto pudimos para no quedar mal ante «las chicas». En esa edad y época el «aguante» era una expresión de virilidad valorizada por todes”.

El periodista continuó: “Hasta que hicimos cuentas y decidimos la retirada: éramos tres alfeñiques medio nerds frente a una manada de musculosos desaforados”.

Murano extendió el relato: “Pero en la calle llegó lo peor. «Eh, porteño puto, vengan a pelear». No miramos, pero supimos: los rugbiers habían salido detrás nuestro. Apuramos el paso en vano. Unos minutos después sentí un dolor agudo en la nuca. Me desvanecí. Atiné a ponerme en posición fetal”.

El periodista contó: “Las patadas me fisuraron una costilla. A uno de mis amigos le fue peor: casi pierde un ojo. La manada cesó de golpear al sonido de una sirena. Apenas abrí los ojos vi el cañón de una  9 milímetros que me apuntaba, con un policía detrás”.

Murano siguió en la red social: “Mis amigos y yo fuimos demorados por desmanes en la vía pública. Adoloridos y en shock intentamos explicar que no habíamos iniciado ni participado de ninguna pelea y que habíamos sido atacados por ser porteños. Entre carcajadas, un suboficial nos mandó a callar a un calabozo”.

El periodista agregó: “Nos liberaron de madrugada y fuimos al hospital. Salimos de tarde. Caminar las diez cuadras hasta el departamento fue un suplicio. Creíamos ver a la manada en cada grupo de chicos que, al caer el sol, pasean sus hormonas por la peatonal”.

Murano contó además: “Un año después empecé a trabajar como periodista profesional. En 30 años cubrí temporadas, hice móvil a la salida de boliches, escribí y edité decenas de notas sobre golpizas en patota. Nunca jamás usé la palabra «pelea» para referir a un ataque en manada. Hay una explicación: «Pelea» fue el término que usó el policía para concluir que no debía hacer nada con los agresores, miembros de un club de rugby de la alta sociedad tucumana ¿Cuántos episodios idénticos alfombraron durante 30 años el crimen de Villa Gesell?”.

El periodista terminó opinando: “A Fernando Báez lo mataron los puños de una manada anabolizada. Y un largo historial de impunidad. Entrenadores, padres, ex jugadores y dirigentes del Rugby son tan responsables de la cultura criminal que propician, como las autoridades que los dejaron y dejan hacer”.

Murano completó sus posteos con: “A propósito: ayer fui al muelle de Miramar. El lugar donde me molieron a golpes. Sigo veraneando en esta playa que adoro, ahora con mis hijos. Pero hacía 30 años que no iba a ese punto de la ciudad, donde conocí el miedo a morir. Está igual”.

Murano trabaja para Tiempo Argentino y conduce el programa radial FuturoImperfecto en Citrica Radio y Somos Radio AM 530. También escribió “Banqueros, los dueños del poder” y “El Agitador”.

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