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Pepe Sánchez desemboca en la CABB como coordinador de los seleccionados formativos

El ex base, campeón olímpico y subcampeón del mundo, estará a cargo de un proyecto ambicioso para el básquet nacional


La Confederación Argentina de Básquetbol (CABB) oficializó el ingreso del campeón olímpico Juan Ignacio “Pepe” Sánchez al plantel de seleccionados formativos, donde se desempeñará como director del Programa Educativo en Alto Rendimiento.

El actual director deportivo de Bahía Basket formará parte del programa que se vinculará a la educación formativa, con las divisiones Sub 14 a Sub 18, tanto en la rama masculina como femenina.

“El foco estará centrado en el proceso a largo plazo y no en la competencia puntual. El propósito del programa es asegurarnos la adquisición de herramientas de alto rendimiento y la comprensión de hábitos que se requieren para ser deportista de primer nivel”, expresó el ex jugador de Philadelphia Sixers y Detroit Pistons, en la NBA.

El bahiense de 43 años sostuvo que el gran objetivo consiste en que “el talento llegue a las selecciones mayores con las herramientas que se requieren para competir en el básquetbol de elite”.

Sánchez dialogó con el sitio Básquet Plus, en el que dio detalles de su tarea

-¿Cuál sería tu rol?

-Hasta fin de año es la fase de diseño del programa, con la colaboración de Martín Mackey y Facundo Tavares, que son expertos en planificación y metodología, y obviamente consultando en la parte de juego a Oveja, a Silvio, a muchos de los jugadores excompañeros míos que han pasado por la selección y tienen el conocimiento: Manu, Luis, Chapu, Pablo, Fabri…muchos de los valores que hacen a ser un jugador de selección argentina. También los de la nueva camada, que probablemente van a ser más cercanos a los jóvenes que la Generación Dorada. La idea es extraer todo eso de ellos y que sea parte del programa también, desarrollando talleres, y sumándolos a ellos a experiencias presenciales, por eso voy a pedirles muchas cosas a ellos, a todos, lo mismo con las mujeres. Involucrar todo lo que podamos a los jugadores y jugadoras de la selección mayor para generar la motivación y la inspiración sobre qué es ser un jugador de la selección argentina. Mi rol primero es diseñar el programa junto a ellos, y después supervisarlo. Yo soy de meter mano, me gusta estar en la cancha, pero seguramente armaré y direccionaré al staff y, sobre todo, con el objetivo de crear un programa atemporal. Que quede y se pueda seguir como lo básico que todos los grandes programas de básquet tienen. Nosotros estudiamos qué hace Canadá, qué hace Australia, qué hace Francia, pero teniendo en cuenta nuestra idiosincracia y nuestra realidad, con el acceso a la infraestructura que tengamos. Uso la palabra atemporal para que quede establecido para CABB y luego se enriquezca con los que puedan aportarle cosas.

-¿Qué edades va a comprender el programa?

-De U14 a U19. Las tres categorías que hay por género.

-¿Tenés idea de cuántos días vas a tener por año a los grupos y si siempre se van a hacer las concentraciones en el Dow?

-Vamos a ver. Ya es más un tema dirigencial. Acá nos aseguramos el entorno y la eficiencia en los tiempos. La parte motivacional, aspiracional. Creo que la selección, tanto masculina como femenina, pueden dar fe de la eficiencia en el tiempo que hay acá, al poder hacer todo en el mismo lugar. La idea es respetar casi al ciento por ciento el tema de la escolaridad en los procesos. No en los torneos porque esos te tocan cuando te tocan. Pero la idea es que los procesos sean entre enero, febrero y julio. Tratando de que cada categoría tenga 30 días al año, independientemente de que se juegue un Sudamericano o un Mundial. El proceso tiene que no depender del torneo de turno, que va a ser el lugar donde los jugadores y jugadoras van a probarse en un entorno de presión, en una competencia que nos va a hacer ajustar de acuerdo a dónde estemos nosotros. Pero el proceso no va a ser para un torneo, es a la inversa. El foco estará en que un chico, si entra a los 14 y sale a los 18, habrá tenido 120 días en 4 años. El objetivo final es abastecer a la selección mayor de talentos. Los cracks van a llegar a ser jugadores de selección nacional. Vildoza o Gretter. La idea es que lleguen con muchas más herramientas. En esos 4 años, calculamos que pasarán 200 jugadores y jugadoras. No todos van a llegar a la selección mayor, pero sí todos van a tener las herramientas, entonces la pirámide se ensancha un montón. Hoy hablaba con Oveja, y él me decía, y coincido, que esos atletas van a ser multiplicadores en sus clubes, porque van a llevar toda esta información allí.

-¿Cuánto necesitás de acompañamiento o de coordinación con los clubes que tengan a esos pibes?

-Los jugadores que ya estén en competencias profesionales o semiprofesionales, que sería la U19, es un proceso de adaptación mutuo. En las otras categorías prácticamente no porque son demasiado chicos. Ahí será entender la realidad del club y cuánto entienda de que a la larga se va a beneficiar también.

-Hablás poco del juego. ¿Creés que esto otro era lo que menos cubierto estaba?

-En 30 días al año, que podés ver como mucho o poco, la realidad que la influencia que podemos tener sobre el juego en sí mismo es relativa. La mejora tiene que ser a partir de saber y entender qué es ser un atleta. En el juego, hoy será Oveja, que es el entrenador de la selección, el que tiene que bajarnos una línea para decirnos qué cuestiones tienen que estar sí o sí. Quiero decir, cada jugador o jugadora tiene que entender el spacing, entender cómo recorrer el campo, y tener un nivel de técnica de hoy, del año 2020, para poder aspirar a jugar en el máximo nivel. Después, la línea de juego colectivo no es el objetivo de un programa formativo. Para eso tenemos a los Oveja Hernández y los grandes entrenadores para que digan qué línea seguir.

-Ahí se complementa con el método CABB.

-Sí, absolutamente. Ayer intercambié unos mensajes con Silvio (Santander), y la idea es absorber toda la información y todo lo que se hizo. Nuestro rol es que la información se convierta en hábito, porque la información está en todos lados. Si el programa asegura eso, vamos a ganar muchísimo.

– De alguna manera, querés asegurar que el legado de la GD no necesite de nombres propios.

-Hay que subir el piso. Cuanto más subamos ese piso, más posibilidades tenemos de tener cantidad. Y es una gran oportunidad para sistematizar la mística que se trasladó de la GD a esta nueva generación, lo inspiracional, lo motivacional. Combinar la educación del atleta con esos valores y sumarle de la mejor manera que podamos el progreso individual, haría que tenga un impacto muy grande.

-¿Gente que va a trabajar? Entrenadores, etc.

-No te podría decir con exactitud. La idea es tener un staff mínimo pero fijo, pero recién estamos empezando a desarrollar eso. Pero te puedo decir que en el staff vamos a tener, por ejemplo, programadores, porque la parte online va a estar muy presente. Y diseñadores. Hoy a los chicos, si les presentás algo que no tiene un diseño, es poco probable que lo consuman. El núcleo duro tiene que ver con los entrenadores, obvio, pero hay que ampliar la mirada.

-Todos los entrenadores van a trabajar con todos, ¿no? Digo, con chicos o con chicas.

-La idea es entrenar a un jugador igual que a una jugadora. No debería haber diferencias. Después ajustaremos los staff técnicos para los torneos, pero el foco estará en el proceso interno, en el entorno de aprendizaje. Una vez que creás el entorno, aprenden solos. Funciona de una manera mágica. Creo que esto es una gran decisión dirigencial.

-La última es la pregunta incómoda. Te imaginarás que muchos van a decir que estando acá los chicos, vas a tener una ventaja para reclutarlos. ¿Qué respondés?

-Por respeto a los clubes, me parece que lo lógico es autoimponernos un límite. Mandé a hacer un balance de qué cantidad de jugadores nosotros hemos reclutado por clase, y de eso sacar un promedio, y establecer un máximo que de garantías de eso, porque nosotros no podemos de reclutar tampoco. Creo que es lo correcto y la mejor manera. Hoy reclutan la NBA, Europa, la NCAA… claramente la competencia no es Bahía Basket, es infinita, pero autolimitarnos es una forma de entender esa situación.

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