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Peor que las guerras, las epidemias desafiaron a la ciencia a lo largo de la historia

Ya en el imperio romano, la plaga de Justiniano mató a 25 millones de personas y su probable causa fue la misma de la otra pandemia que aterrorizó al mundo en el siglo XIV, la Peste Bubónica o Peste Negra que mató entre 45 y 75 millones de personas


La peste negra del siglo XIV que devastó una tercera parte de Europa, la viruela que provocó más muertos que las guerras mundiales y la fiebre amarilla que cambió la fisonomía de la Ciudad de Buenos Aires con la muerte del 8% de los porteños en 1871, son algunas de las grandes epidemias que significaron un reto para la ciencia.

Ya en el imperio romano, la plaga de Justiniano mató a 25 millones de personas y su probable causa fue la misma de la otra pandemia que aterrorizó al mundo en el siglo XIV, la Peste Bubónica o Peste Negra que mató entre 45 y 75 millones de personas en el mundo y diezmó la población de Europa.

Sin embargo la más mortífera fue la viruela que provocó unos 300 millones de fallecimientos, dejó secuelas en los enfermos y fue erradicada hace 40 años.

La Argentina no estuvo ajena a padecer estos estragos, ya que desde su fundación en 1580 la ciudad de Buenos Aires sufrió periódicamente devastadoras epidemias, que los cronistas llamaban “pestes”, siendo el cólera, la viruela y la fiebre amarilla responsables de los hechos más trágicos con repetidas epidemias en los siglos XVII y XVIII.

La viruela y el tifus fueron las epidemias que más azotaron a la población del Río de la Plata, potenciadas con el tráfico de esclavos que trajo consigo la peste bubónica y el cólera durante el siglo XVIII.

Pero la epidemia que marcó un antes y un después fue la de la fiebre amarilla en Buenos Aires (transmitida por el mosquito Aedes aegypti), especialmente en 1870 y 1871.

“En esa época no se sabía que los virus existían y mucho menos que un mosquito podría transmitirlo”, recordó a Télam el ex presidente de la Sociedad Argentina de Infectología (SAI), Gustavo Lopardo.

En una ciudad donde el número de fallecimientos diarios no llegaba a 20, hubo días en los que murieron más de 500 personas, con un total aproximado de 14 000 muertos.

“La cantidad de muertes agotó la capacidad de los dos cementerios existentes (el de Recoleta y el de Parque Patricios), por lo que hubo que construir otro, en tiempo record, el “cementerio del oeste” hoy Cementerio de Chacarita”, contó el médico.

La fiebre amarilla “cambió la fisonomía de la Ciudad ya que para escapar del flagelo, las familias más pudientes se mudaron hacia el norte de la ciudad, dando origen a los barrios de Recoleta, Norte y Belgrano”, acotó.

La segunda mayor pandemia de la historia fue el sarampión, que provocó hasta hoy 200 millones de muerto en el mundo, según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), cuyo contagio, al igual que el ébola, se previene con vacunación.

La definición de pandemia incluye a la de epidemia, que es la aparición repentina de una enfermedad que afecta a gran parte de la población, pero extendida a muchos países independientemente de la letalidad, según la OMS.

La tercera, la peste bubónica, estuvo activa hasta 1959 y provocó la muerte de más de 12 millones de personas, mientras el tifus dejó más de 4 millones de fallecidos pero no supone un peligro en el mundo moderno.

El cólera, que registró grandes pandemias en el siglo XIX y XX, supera los tres millones de muertos, de acuerdo a la OMS.

Pese al pánico que despertaron estas epidemias, fueron claramente menos mortíferas que las grandes pandemias del siglo XX.

La gripe llamada “española” mató en 7 meses -septiembre de 1918 a abril 1919- cinco veces más que los combates de la Primera Guerra mundial, con unos 50 millones de fallecidos.

Años después, entre 1957 y 1958 la gripe asiática (H2N2), que apareció en China y llegó varios meses después a América y Europa, causó un total de 1,1 millón de muertos.

Otro millón de decesos provocó la llamada gripe de Hong Kong (H3N2), que dio la vuelta al mundo entre 1968 y 1970 matando a muchos niños, una dolencia que entró en la historia como la primera pandemia de la era moderna, la de los transportes aéreos.

En 1956 se produjo la mayor epidemia de Polio en la Argentina, con 6.496 casos notificados de una enfermedad que causaba la muerte o dejaba una severa discapacidad.

Aunque a mediados del siglo pasado el panorama era desalentador, la investigación científica y la aparición de la vacuna pudieron torcer el curso de esta enfermedad que se encamina a ser la segunda erradicada en el mundo luego de la viruela.

El siglo XX concluyó con la que se considera la quinta pandemia mundial más importante, el VIH que a partir de 1981 mató a más de 32 millones de personas, según OnuSida.

Sin embargo, el siglo XXI, con todos sus avances científicos, en sus primeros veinte años tampoco estuvo exento de grandes epidemias, desde el Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SRAS), hasta el actual COVID-19, pasando por la gripe aviar, la gripe A (H1N1), el ébola y el dengue.

“Los virus y las epidemias seguirán surgiendo y acompañarán a la humanidad en el transcurso de su historia, pero el hombre seguirá poniendo sus esfuerzos para ir superándolas”, concluyó Lopardo.

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