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Pensar el coronavirus en clave feminista

Referenta del Movimiento Evita y Ni Una Menos Rosario reflexiona sobre la pandemia que sacude al mundo y cómo afecta a mujeres y disidencias sexuales. "Ante la crisis, más feminismo", dice e invita a pensar en las violencias, los cuidados y las masculinidades


Por Majo Poncino / referenta de Movimiento Evita y Ni Una Menos Rosario

Nuestra coyuntura está marcada por dos agendas que el neoliberalismo insiste en separar. Por un lado la crisis económica y el coronavirus y por otro la agenda de los feminismos.

Desde hace muchos, muchos años venimos construyendo amplios debates, consensos y nuevas formas organizativas en torno a las deudas y demandas del movimiento de mujeres, lesbianas, travestis, trans y no binaries. Los feminismos construimos amplios marcos de unidad y transversalidad poniendo sobre la mesa los intereses comunes de la mitad de la población. La crisis bacteriológica, neoliberal y machista hoy se visibilizan ante la reciente declaración de pandemia mundial del Covid-19 expresándose, principalmente, en las tareas de cuidado, la violencia de género y el comportamiento machista de los varones.

¿Qué pasa con los varones y el coronavirus?

El machismo se reproduce en estructuras de poder y privilegios. Existe una construcción social patriarcal que nos recuerda desde que nacemos que la ley del más fuerte, la autonomía, la valentía, la protección y la libertad son cosa de varones y que el sacrificio, la entrega, el cuidado y la sensibilidad son cosas de mujeres. Es por eso que para reflexionar colectivamente resulta clave pensar en roles socialmente establecidos y en cómo se comportan los varones ante las medidas de cuidados personales- que son también colectivos- y ante la situación de aislamiento forzoso que provoca el Coronavirus. En las reglas machistas y patriarcales la idea de cuidado colectivo se confunde con blandura, con cosas de mujeres o no serían machos si se comportan así.

“El que se lava la manos es un gil”, “quedarse en casa es de cagones”, “no le tengo miedo a nada” y “aguante cosas peores” son algunos de los varios argumentos que encuentran los varones para demostrar su virilidad y su fuerza. Mostrarse asustados, preventivos o cuidándose expresa que la pelea la ganó el otro y ese otro es ese virus pequeño, imperceptible, al que no pueden cagar a trompadas. No resolver de esta manera los problemas los desconcierta al punto de encontrar como enemigo a quienes si proponen cuidarse para cuidarnos y ahí los tenes, intentando violar cuarentenas, pegandoles a quienes les piden prudencia y burlándose de quienes tienen responsabilidad social.

¿Qué relación tiene el coronavirus y los cuidados?

Los feminismos partimos de la base de visibilizar y valorizar la producción de bienes y servicios en nuestros hogares o las vinculadas al cuidado de las personas. Dichas tareas que conllevan una gran carga emocional y relacional y que, por ende, están muy ligadas a la persona que las desarrolla y a la imposición histórica, patriarcal y cultural y donde toda la vida nos han establecido que esa valorización del cuidado tiene que partir necesariamente de la experiencia de las mujeres e identidades feminizadas.

Los cuidados son la prestación remunerada o no remunerada de apoyo en la cual intervienen actividades que implican un trabajo y estados afectivos tanto a personas adultas como a personas dependientes y a los niños y niñas, en la esfera pública, privada o en la esfera doméstica, y en una diversidad de marcos institucionales.

En este contexto de pandemia mundial se dictaminó una cuarentena y es necesario que se profundicen los cuidados colectivos y personales. Limpiar y ventilar los hogares, cuidar a les niñes, cocinar, realizar las compras, reforzar la higiene del grupo familiar, atender a les adultes mayores y realizar las tareas escolares en casa son algunas de las tantas tareas que hay que cumplir en este tiempo. Históricamente las tareas de cuidado recaen en nosotras y esta cuarentena visualiza esta realidad, ya que son más las horas que pasamos dentro de los hogares con las familias y nuestras responsabilidades nos exceden, nos sentimos agotadas y nos ponen en puja con los varones de la familia que expresan resistencias patriarcales y machistas al no hacerse cargo de la parte que les corresponde.

Si bien las medidas adoptadas incorporan la perspectiva de género y diversidad en la gestión de la crisis, aún falta -y entendemos que vamos por el camino a recuperar y conquistar más derechos- y es por esto que la política feminista, desde el Estado, viene impulsando una agenda que propone visibilizar y valorar aquellas actividades que incluyen los cuidados.

En un sistema neoliberal y capitalista y de mercado en medio de una pandemia la idea de cuerpo se pone en disputa y disciplinamiento en tanto somos seres sociales y en conflicto. Estamos furiosas por los aranceles al deseo, de impuestos al cuerpo propio, de impedimento a nuestra independencia, autonomía y libertad.

¿Cómo se expresa la violencia de género en épocas de cuarentena?

Las medidas de distanciamiento social y aislamiento hacen que se rompa la rutina diaria, que convivamos más tiempos con nuestras parejas y familia y que se visualice la distribución desigual de las tareas domésticas y de cuidado, lo cual puede derivar en la profundización de conflictos preexistentes y por ende en el aumento de la violencia por razones de género. Como bien se expresan en las cifras del observatorio “Ahora que si nos ven” el 44% de los casos de femicidios son por parte de la pareja y en el 63% de los casos este crimen fue realizado en los hogares de las víctimas. Esto nos invita a reflexionar sobre la idea de que para evitar la propagación del Coronavirus la mejor medida es el aislamiento,
mantenernos en nuestros hogares pero que eso a la vez nos expone a otros riesgos: la violencia de género.

Por eso, hoy más que nunca hay que cuidarnos de esta pandemia respetando todas las medidas de seguridad brindadas en las últimos días y reforzar, desde el Estado y las organizaciones políticas, sociales y de los feminismos, la consigna y le hecho de que NO Estamos Solas, Estamos para Nosotras y si se encuentran ante una situación de violencia machista tienen que llamar al 144: línea Nacional gratuita que brinda asesoramiento, información y contención los 365 días del año, las 24hs de manera gratuita y anónima.

La crisis epidemiológica neoliberal, no deja de ser coyuntural, de avanzada ante la humanidad, donde para algunos el mercado, los negocios es lo prioritario golpeando a nuestro pueblo excluido pero no los asesinatos de las mujeres, trans y travestis que se manifiestan todos los días.

El aumento de la violencia de género, los femicidios, travesticidios y transfemicidios nos plantean dos desafíos: por un lado, identificar las situaciones previas para intervenir en ellas con una política públicas integrales con presupuesto efectivo en la que el Estado no llegue después de consumados los hechos y por el otro, sostener políticas de fortalecimiento que, además de evitar muertes, ofrezcan vidas y territorios libres de violencias, eduquen en la
igualdad y en la diversidad. Es imposible aislar el femicidio, travesticidios y transfemicidios como un hecho sin relación con las desigualdades de género que se construyen en nuestra sociedad y que están atravesadas por lo económico, lo social y lo político.

El feminismo popular y el coronavirus

En la crisis epidemiológica al igual que las económicas somos las mujeres las que ponemos el cuerpo para sostener las diversas actividades en los barrios populares.

¿Cómo se desarrolla la cuarentena en los barrios? ¿Cuáles son las posibilidades? ¿Son las mismas posibilidades que las de clase media de #quedateencasa?¿Cómo haces para quedarte en casa cuando no tenés dinero para llenar la alacena o cuando tenes que salir a changuear para juntar el dinero del día?

No es lo mismo ser mujer que varón, pero mucho menos es lo mismo ser mujer, lesbiana, travesti o trans pobre, humilde, de clase popular. Formamos parte de las organizaciones sociales y de la economía popular, nos organizamos y construimos desde el feminismo popular para visibilizar nuestro trabajo, el nivel de productividad que representamos y la urgencia y emergencia para que nuestra fuerza productiva sea reconocida y remunerada.

Esto implica que se reconozca el trabajo de cuidado de niños y niñas, ancianos y ancianas, discapacitados y discapacitadas. A su vez, hay una serie de trabajos que venimos realizando desde hace años y por el cual no percibimos ingresos, como las actividades en comedores y merenderos, entrega de viandas, y elementos de higiene, guarderías, promotoras para la prevención en violencia de género y salud sexual integral y centros de primera infancia.

Entendemos que resulta fundamental en este momento la articulación del Estado y las organizaciones sociales para generar condiciones más igualitarias de cuarentena. En este sentido fueron las últimas medidas comunicadas por el gobierno: bonos para les jubilades, la asignación universal por hije y para les beneficiaries de planes sociales, refuerzos para merenderos y comedores y sostener la entrega de la tarjeta alimentaria. A estas medidas nosotres le agregamos el seguir entregando las viandas en los espacios comunitarios, pedir donaciones de articulos de higiene y repartirselos a quienes lo necesiten y principalmente estar alertas, en constante comunicación y organizades para responder a las distintas problemáticas que vayan surgiendo.

Atendemos a las medidas que el gobierno nacional viene impulsando para hacerle frente a la crisis de coronavirus, y nos pone en escena para generar un nuevo contrato social, comunitario, solidario y sororo, en donde el rol de los varones también tiene que ver con cuestionar aún más sus privilegios y reflexionar sobre sus prácticas.

Esta experiencia de aislamiento y de cuidados preventivos a causa de una pandemia que requiere que las fuerzas de seguridad o el poder judicial estén al servicio de hacer cumplir con la cuarentena, cobrando altas multas y hasta poniendo custodias policiales en algunos casos para impedir romper barreras de aislamiento y así evitar el contagio del virus nos sirve de base para pensar políticas de prevención de violencia de género. Es decir que este accionar preventivo y de cuidados estatal es el que necesitamos para que se cumplan las medidas que necesitamos las mujeres cuando nos encontramos ante situaciones de violencia de género, cuando se violan permanentemente las medidas perimetrales de restricción, o cuando accionamos el botón antipánico o se produce la violencia más extrema: el femicidio, transfemicidio y travesticidio.

Hoy nos encontramos ante Estado que articula con la comunidad y multiplica las capacidades y las herramientas para reducir y prevenir las violencias de modo integral, a su vez que genera condiciones sociales y económicas para visibilizar las desigualdades, con  inclusión y asistencia en el cuidado y educación de lxs hijxs, para fortalecer la prevención y la recomposición del tejido comunitario en los territorios. Ese es el compromiso que debemos asumir todes para construir una patria y un mundo más justo, más igualitario y más soberano.

Ante la crisis más feminismo. No podemos seguir naturalizando nuestra vida cotidiana.

Como dice Susy Shock, no queremos ser más esta humanidad. No queremos ser más esta humanidad capaz de encontrar curas y aún así permitir el sufrimiento de quienes no pueden pagarlo. No queremos ser más un lugar en el que lxs inmigrantxs tengan miedo de atenderse en un hospital público por miedo a ser deportadxs. No puede ser que se suspendan las deportaciones “por tiempo limitado”, porque corren riesgo las vidas de lxs ricxs. No queremos ser más esta humanidad que llena océanos de basura mientras le faltan insumos para atender una emergencia sanitaria. No queremos ser más este mundo en el que algunxs pagan caros sus barbijos para alimentar las ganancias de unas pocas empresas y que la contracara sea la atención barata que le bridan enfermerxs y medicxs precarizadxs.

No queremos ser más esta humanidad que necesita ver de cerca a la muerte para hacerse cargo por fin, de que otras vidas son posibles.

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