Ciudad

Pelea contra el último café en “La Capilla”

Reconocidos dibujantes rosarinos harán una muestra para que el bar no cierre.

Por: Agustín Aranda

En julio de este año algunos rosarinos podrán tomar su último café en las mesas de La Capilla, el mítico bar de Echesortu ubicado en la ochava de Mendoza y bulevar Avellaneda y que está enfrente, precisamente, de la iglesia de San Francisco Solano. El propietario del inmueble no renovará el contrato con el gerente del bar, Roberto Nakamatsu –quien trabaja allí desde hace casi 50 años–, por lo que el 17 de julio deberá entregar las llaves del comercio. Los  habitués del bar lanzarán todo tipo de tratativas para salvarlo, mientras ayer en el Concejo Municipal se sancionó una ordenanza propuesta por el edil Edgardo Falcón con la intención de salvar el bar.

El Café Bar y Casín La Capilla está ubicado en el corazón del barrio Echesortu. Fue fundado en 1920 y ha visto tan sólo dos dueños antes de Roberto Nakamatsu, de 73 años. Y uno de ellos fue su padre, quien en 1946 comenzó a regentar el comercio.

Roberto recibió a El Ciudadano con un café. “Yo me crié entre estas mismas mesas y paredes”, dijo. Desde su infancia, La Capilla fue su día a día, hasta que a los 25  años se puso al frente del negocio familiar.

“Hace una semana hablé con el dueño del inmueble, Pedro Trepat, y me dijo que no iba a renovarme el contrato. No hubo negociación”, explicó con extraña calma. Según él, el último contrato de alquiler –con una duración de tres años– vence en dos meses y medio. “Tengo que entregar el inmueble el 17 de julio”, confirmó.

La charla continuó aunque no se percibió resentimiento en la voz de Roberto: sólo nostalgia. “Estas mesas tienen una pila de años. Estaban en el Café Imperio, de Córdoba y Sarmiento, y las trajo mi padre”, afirmó y se retiró a seguir atendiendo: “¿Me hacés un cortado, tigre?”, era el pedido.

El único televisor del lugar sintonizaba la quiniela, ante la atenta mirada de un numeroso grupo de parroquianos. Diarios y tazas de café en mano se los oía discutir acerca de cuál será el planteo táctico de la selección argentina en el Mundial. Próximo a ellos, la mesa de casín cubierta por una manta esperaba servir de escenario para una nueva partida. “La Capilla es un lugar de encuentro para nosotros”, afirmó Jorge, mientras sorbía un café.

Roberto vuelve a la mesa con un recipiente con leche que acaba de usar para cortar un café. El distintivo de “Café Imperio” reforzó el dato de la procedencia, y la innegable historia del lugar. “La azucarera que usaste tiene 70 años”, asombró.

Pero ahora ese presente está en riesgo. La Capilla ha generado en 90 años un cuantioso cúmulo de historias y clientes. Entre los  parroquianos se cuenta Sergio “Cheché” López Castillo, un dibujante e historietista chileno radicado en la ciudad desde hace años. “Cheché está impulsando movilizar a la población a través de muestras y actividades culturales”, relató Susana, la esposa Roberto. Según la encargada, el dibujante organizó junto a Max Cachimba – Juan Pablo González, otro dibujante rosarino– una muestra de dibujos en La Capilla para el jueves que viene.

“El dueño tiene derecho a hacer lo que quiera, pero tenemos la vía del Patrimonio Histórico”, explicó López, quien cerró esperanzado. “Vamos a intentar que sea declarado así, para preservarlo”.

Comentarios